miércoles, 28 de octubre de 2020

COSAS QUE HACEN QUE LA VIDA SEA UNA PUTA MIERDA


Rescato
 uno de mis posts antiguos más leídos. Así, revisamos ideas muy útiles a las que siempre viene bien hacer un repaso. Porque en psicología tan importante es lo que conviene aprender, como desaprender, como recordar.


Esta semana, COSAS QUE HACEN QUE LA VIDA SEA UNA PUTA MIERDA. Un post que publiqué en marzo de 2016 y que nos deja muy clarito cuáles son esas cosas que solemos hacer para amargarnos la existencia y que, por tanto, es mejor evitar. O no. Tú ya verás; de ti depende.


------------------------------------


Hablemos claro, para qué maquillar, para qué tanta pulcritud.


Hay muchas cosas que podemos hacer para que la vida merezca la pena, o la alegría. Actividades que promueven estados emocionales de felicidad y paz. El deporte, las relaciones sociales, la ayuda, la gratitud, la meditación, la risa...

En fin, para qué continuar. Supongo que ya habrás leído un montón de posts con listas de tips para ser feliz (yo mismo he escrito alguno ). Pero, ¿y qué pasa con aquello que nos hace ser infelices?

Recordemos que la felicidad no es una meta, sino un sentimiento que nace de dentro de ti y que depende más que de las cosas que te pasan, de con qué actitud te tomas las cosas que te pasan. Como reza el slogan de mi consulta:

La felicidad no es lo que te pasa. Es lo que haces.
Y debería añadir: y lo que no haces.

Veamos algunas de las cosas que puedes evitar hacer para allanar tu camino hacia la felicidad, o hacer para llenarlo de baches y piedras:
  • En primer lugar, difícilmente de una actitud negativa puede salir un estado de ánimo positivo. Así que, si quisieras joderte profundamente la vida, quéjate, laméntate mucho y nunca pares de preocuparte por todo. Conviértete en un gruñón pesimista y llorica y serás ¡el super campeón de los amargados!
  • Rodéate de gente muy, muy tóxica. Es decir: gente que no pare de quejarse, lamentarse y preocuparse. O que te trate mal. O que no tenga ningún interés en común contigo. Que a ti te gusta la música rock, sal con gente a la que le mole el electro-latino. Que no te gusta el fútbol, qué más da, trágate un Celta-Numancia de dieciseisavos de la Copa del Rey, ¡si lo importante es no estar solo, que todos sabemos que la soledad es muuu mala
  • Precisamente, como la soledad es tan mala, otra cosa que tienes que hacer para que tu vida sea una auténtica boñiga, es: echarte una pareja solo por no estar solo y conseguir aprobación social. Qué más da cómo sea o cómo te trate. Lo importante es que podáis casaros y celebrar una boda carísima con muchas estupendísimas fotos que colgar en Facebook, para que la gente ya no pueda hacerte esa incomodísima pregunta de "Ah, ¿pero todavía sigues soltera/o?" ¡Que la ansiedad de seguir desposado a cierta edad todos sabemos que es insoportable!
  • Por supuesto, cómo no: si quieres tener una vida que sea una puta mierda, imprescindible tener un trabajo que sea una puta puta mierda. Si total, la satisfacción personal que te reporte, bah, eso es lo de menos, lo importante es el sueldo, la estabilidad, que no te llueva encima... Olvídate de trabajar en algo que te guste, que eso es para gente poco centrada. Y para actores, que vienen a ser lo mismo.
  • Ten sexo, ten mucho sexo a destajo. Pero un no parar de sexo. ¿Con quién? Aaaanda ya, ¡con quien sea! ¿Ahora me vas a venir con reparos? Lo importante es meterla o que te la metan, para que luego no pueda decir nadie de ti ¡que eres un puto friki! Si ten sientes segura/o con esa persona, si es satisfactorio, si lo estás haciendo porque quieres en lugar de porque crees que debes, o si sientes una sensación de vacío tras haber consumado el acto, ¡todo eso son trampas mentales! Que lo que importa no es lo que sientas, es poder contarlo.
  • Ni se te ocurra, pero vaya, ni se te ocurra ni por un momento, ni se te pase por la cabeza, hacer lo que te gusta, ¡tú haz lo que haga el resto de la gente y punto! Que a ti no te hace mucha gracia el tema de los selfies, ¡estás loco! ¿Acaso quieres que la gente deje de enterarse de lo que has hecho, dónde y con quién? ¡Sería como si no lo hubieras hecho nunca! La gente pensaría que eres un lobo solitario, o que no estás en la onda (¿se sigue usando esa expresión?, la verdad: me la suda), ¡y eso es absolutamente insoportable para el ser humano!
  • Y ya para rematar, si quieres que tu vida sea una puta mierda como una catedral de grande: ocúpate única y exclusivamente de producir-consumir, producir-consumir, producir-consumir... Todos los momentos que te dediques a ti mismo, al descanso, al ocio... ¡son una pérdida total de tiempo! Trabaja mucho, sin descanso, para poder tener una casa, un coche, mucho dinero con el que poder comprar montones de cosas, porque de todos es sabidos que eres lo que tienes. Eso que dicen por ahí de que al final tú no posees las cosas sino que ellas te poseen a ti... ¡esa es una frase de pobres!
En fin, hazme caso, sigue todas estas sencillas reglas y conseguirás tu Máster de Amargado Profesional. Tu vida será una mierda, pero tu jefe, tus amigos y tu pareja estarán contentísimos con el pelele en el que te habrás convertido.

Eso, o... simplemente intenta ser estar feliz. Que la vida son cuatro días, dos te pilla lloviendo, uno te mean encima, y el cuarto...  el cuarto pueden pasar (puedes hacer) cosas realmente maravillosas.

--------------------------------------------

Cuestiona todo lo que digo; la duda nos acerca más a la verdad.

Si te gustó el post, no le quedes solo para ti, porfa, compártelo.

Si te gusté yo, hago terapia psicológica en consulta en Málaga y online para el resto del mundo.

¡Y recibe este abrazo!



jueves, 22 de octubre de 2020

SALIR FUERA




El pasado sábado 17 de octubre hice el Taller de Mindfulness en Emociones y,
tanto por cosas que se dijeron en el mismo como por otras que me han ido pasando con pacientes durante esta semana, he llegado a una especie de reafirmación. Digamos que una revelación es cuando descubres algo que no sabías; y una reafirmación podría considerarse cuando refuerzas una idea ya sabida.


Vivimos demasiado dentro de la mente. Esta idea ya la sabía y la tengo ampliamente reforzada, por mi experiencia como psicólogo y porque parte del mindfulness va de eso, precisamente, de salirte de la mente y convertirte en observador del observador, es decir, ser capaz de contemplar los pensamientos como fenómenos que forman parte del aquí y ahora, lo mismo que las emociones, lo mismo que la lluvia o los rayos de sol, y no reaccionar ante la propia experiencia, ya sea interna o externa, ni acabar condicionado por ella.


Hemos endiosado a la mente. En una sociedad excesivamente racional, acabamos por escucharnos demasiado, y eso da lugar al neuroticismo, un rasgo de personalidad definido por la preocupación obsesiva y que provoca estados, cuando no trastornos, de ansiedad y depresión.


Y eso es lo que yo trabajo como psicólogo cognitivo-conductual, enseñar a la persona a no hacer tanto caso a los pensamientos negativos que dominan su mente, a que esta nos puede engañar a veces, a que existen toda una serie de creencias irracionales y sesgos de percepción e interpretación que acaban por generar malestar emocional y conductas disfuncionales, y que se pueden detectar y sustituir por pensamientos y hábitos más positivos y sanos.


Pero... esa es solo una parte del trabajo. Y esta es la gran reafirmación que he tenido esta semana. Algo que ya sabía pero no me recordaba lo suficiente y ahora espero repetirme mucho más, y que es que para salir fuera de la mente, tenemos un vehículo en nosotros mismos para realizar ese desplazamiento: nuestro cuerpo.


Hemos endiosado a la mente. Y no solo somos mente. También cuerpo. Y sus cinco sentidos. En una sociedad tan racional, donde el sistema educativo, desde el principio, pone mucho énfasis en el razonamiento lógico matemático y muy poco (o nada o casi nada) en la inteligencia emocional, en la educación física, la nutrición, la música y danza u otras actividades creativas, en un mundo en el que nuestros sentidos no cesan de recibir estímulos tecnológicos (publicidad, redes sociales, televisión), en un contexto social en el que nos pasamos horas y horas sentados trabajando el cerebro y muy poco moviendo nuestro cuerpo, nos hemos ido sumergiendo demasiado dentro de la mente y poniéndola a mil revoluciones por minuto, y hemos apagado el cuerpo.


Solo la mente habla y solo a la mente escuchamos. Y os aseguro que el cuerpo tiene muchas cosas interesante que decirnos, muchas de ellas más interesante y útiles que las que nos dicen nuestros pensamientos. Porque, como le decía hace poco a una paciente, un problema no se resuelve dándole vueltas y vueltas mentales. Bailando tampoco. Pero al menos bailando te sientes mejor. Y sintiéndote mejor, te colocas en una mejor posición para afrontar tus problemas.


Entonces, para salir de la mente y estar más presentes en el aquí y ahora, tenemos el maravilloso instrumento de nuestro cuerpo, que está deseando que lo usemos, que le demos voz y que lo escuchemos más, que lo tengamos más en cuenta, para así poder cuidarlo como se merece.


Y estas son algunas ideas para salir fuera a través de nuestro cuerpo:


- Meditación. Escucha tu respiración. Tu mente te dice a veces "Ten miedo, mira lo que puede pasarte en el futuro". Tu respiración te dice: "Mira, estás vivo; disfrútalo".


- Haz ejercicio: pilates, yoga, andar, correr, deporte... Dale movimiento al cuerpo, ¡lo necesita (s)!


- Usa tus sentidos con consciencia. Ellos son el canal que te conecta con el aquí y ahora, con lo que está pasando. Tu mente te arrastra hacia el pasado y el futuro, tus sentidos hacen que contemples ese paisaje que está delante de ti, te envuelvas en los sonidos de la naturaleza, te embriagues con los aromas, o saborees lentamente ese café o taza de té que te estás tomando (¡o esa cerveza!).


- Tócate. Y toca (si te dejan, claro). Es increíble lo mucho que usamos el altavoz de la mente, el lenguaje verbal, como medio de comunicación entre amigos, familiares o parejas, y lo poco que nos tocamos, cuando es una manera igual de válida (o incluso mejor, dependiendo del momento) para comunicarse. Y cuando estés solo, igual, no te hables tanto y tócate más.


- La música. Ella, nuestra eterna amante, para los muchos que la adoramos, nos conecta con nuestro cuerpo y gracias a lo que nos transmite, a lo que nos hace vibrar, podemos bailar, cantar, tocar instrumentos... Expresar, al fin y al cabo. La música es el entorno ideal para que el cuerpo hable.


- El descanso. El simple hecho de estar tirados en el sofá, hacernos los remolones en la cama, darnos una ducha relajante... Son placeres sensoriales que nos descargan de tanto estrés mental, nos relajan, nos sanan.


Hay más, seguro que hay más actividades que podemos hacer con nuestro cuerpo para darle voz y escucharlo más. Puedes dejar tus ideas en comentarios y ayudarnos así a liberarnos de la cárcel de nuestra mente.


Cuestiona todo lo que digo; la duda nos acerca más a la verdad.


Si te gustó el post, no te lo quedes solo para ti, compártelo, por favor.


Si te gusté yo, hago terapia en consulta en Málaga y online para el resto del mundo.


Y, aunque virtual y no en persona, ¡recibe este abrazo!




miércoles, 14 de octubre de 2020

NO IMPORTA



Recientemente vi en cines "Lo que tú me das", la última entrevista de Pau Donés (cantante y compositor de Jarabe de Palo), que le hizo Jordi Évole sabiendo ya ambos que iba a morir de cáncer. De hecho, Pau falleció dos semanas después de la entrevista. La verdad es que, aparte de dolorosa, también es divertida, bonita, y con muchos mensajes para reflexionar respecto a la muerte, pero, sobre todo, acerca de la vida.


Dos días después de verla e inspirado por ella, probé a hacer el siguiente ejercicio de meditación-visualización con una de mis paciente: ella cerró los ojos, se concentró en su respiración y entonces le dije "Imagina que te han diagnosticado un cáncer terminal. Vas a morir. Solo te queda una semana de vida. ¿Cómo vivirías a partir de ese momento, cómo te tomarías la vida?"


La dejé varios minutos en silencio, meditando.


Al terminar, cuando volvió a abrir los ojos, le pregunté qué había pensado, y fueron dos cosas: 1. Se ocuparía de compartir sus últimos días con sus seres queridos. 2. "No le daría tanta importancia a muchas cosas".


El ser humano, por algún motivo, básico para su supervivencia, tiene la facultad de vivir como si no fuera a morir nunca. Y, por una parte, menos mal, porque si estuviéramos constantemente pensando en que nos vamos a morir la vida sería un infierno, ya que viviríamos aterrados. Pero una cosa es eso y otra... vivir como si no fuéramos a morir nunca. Ser conscientes de que somos seres finitos no es lo mismo que pensar siempre en la muerte.


Más bien es, como decía Eduard Punset, recordarse a uno mismo que hay vida antes de la muerte. Y que, por ello, porque está antes, porque es lo que es aquí y ahora, no hay que pensar en la muerte sino hacer lo que hizo Pau durante toda su enfermedad, pensar en la vida o, mejor dicho, ocuparse de vivir la vida.


Y cuando le damos demasiada importancia a cosas que no la tienen, restamos vida a la vida.


No importa el qué dirán, no importa fracasar, no importa que no se cumplan las expectativas, no importa no saber cuál es "la decisión correcta", no importa ser rechazado o no encajar, no importa la decepción o el abandono, no importa que te sientas un día mal, no importa que tengas miedo hoy, no importa...


Qué importancia tiene todo eso cuando las palabras que te den el aliento que te falta te las puedes decir tú mismo, cuando puedes convertir cada fracaso en un aprendizaje, cuando lo importante es que te aceptes y te quieras, cuando tras cada decisión incorrecta se esconden muchas más posibilidades, cuando te dan la espalda pero luego sigues caminando y encuentras muchos brazos abiertos, cuando después de cada lágrima puede aparecer una sonrisa y el miedo es derrotado por el coraje...


... el coraje de vivir sabiendo que un día no habrá un mañana.


Y que por eso no importa todo lo que le quite valor a mi hoy.


Porque, como dijo otro músico que se nos fue demasiado pronto:


Nothing really matters (nada importa demasiado)

Anyone can see (cualquiera lo puede ver)

Nothing really matters (nada importa demasiado)

Nothing really matters to me (nada importa demasiado para mí)

Anyway the wind blows (allá donde el viento sople)

Freddy Mercury.


Cuestiona todo lo que digo; la duda nos acerca más a la verdad.


Si te gustó el post, no te lo quedes solo para ti, compártelo por favor.


Si te gusté yo, hago terapia psicológica en consulta en Málaga y online para el resto del mundo.


Y recibe este abrazo.




miércoles, 7 de octubre de 2020

DEJA PARA MAÑANA LO QUE PUEDAS HACER HOY (Y TE SOBRECARGUE)


Este post se titula "Deja para mañana lo que puedas hacer hoy" pero perfectamente podría haberlo titulado "Quítate el puto petardo que tienes en el culo".


Sí, porque así vivimos muchos. Como si tuviéramos un petardo en el culo con una mecha muy corta que va a estallar en cualquier momento y entonces nos movemos muy muy rápido todo el tiempo como queriendo huir del estallido final sin darnos cuenta de que lo que tenemos que hacer para librarnos de él es quitarnos el puto petardo que tenemos en el culo.


Vaya, que vivimos estresados a tope. O mejor dicho, autoestresados. Porque somos nosotros mismos los que nos ponemos las exigencias: vive deprisa, haz muchas cosas, y ahora esto, y no has terminado esto cuando ya estás pensando en lo siguiente, y ¿me ha dado tiempo a hacer todo lo que tenía que hacer?, y ¿me dará tiempo mañana?, mira que si no me da tiempo... ¡hecatombe! Explosión final y culo a la mierda (nunca mejor dicho).


Vale que esas autoexigencias no nacen de nosotros, sino de la sociedad hiperactiva, ultracompetitiva y megaperfeccionista, de nuestros padres (víctimas también de esos patrones culturales tóxicos), del miedo al fracaso, de la falsa necesidad de aprobación social, del temor a fallarle al jefe...


Como si el jefe fuera las personas más importante de tu vida. Vaya, el día de mañana, cuando estés muerto (porque vas a morir y lo sabes), tu jefe leerá un in memoriam y dirá "Fue un excelente trabajador que siempre cumplió con su labor..." y todos tus seres queridos allí llorando emocionados. "Qué bonitas palabras".


Ni el jefe es la persona más importante de tu vida ni te va a matar si no haces todo el trabajo siempre bien. ¡Pero el estrés sí puede hacerlo! O, al menos, ayuda, porque sabemos por multitud de estudios al respecto que el estrés se relaciona con la hipertensión y las enfermedades coronarias. Se relaciona, es decir, no es causa directa, sino un factor de riesgo más que, junto con otros (obesidad, tabaco, alcohol), puede facilitar el riesgo a padecer esas enfermedades. 


Es muy importante tener en cuenta este matiz: el estrés no provoca infartos sino que es solo un factor de riesgo más entre otros. ¡No quiero que te estreses porque pienses que te estás estresando y que por culpa de eso te va a dar un infarto! No. Todos somos capaces de soportar niveles moderadamente altos de estrés en nuestra vida porque, en muchas ocasiones, no nos queda otra. Pero...


NO TE SOBRECARGUES.


Es decir, suficientes factores de estrés tenemos ya (el trabajo, los niños quien los tenga, higiene, deporte, hogar, compras, pareja, vida social y un largo etcétera) como para que tú, encima, te sobrecargues con:


- Plazos imposibles.


- Sumación infinita de tareas.


- Expectativas irreales: querer llevarlo to´pa´lante.


Baja el listón, chico/a. Que creo que todos preferimos, antes que el discursito del jefe, que pongan en nuestro epitafio: "Lo pasó bien". ¿O no? Por ello: delega, aplaza, pospón, relaja, ve lento, menos es más, elimina tareas y cargas, para de vez en cuando, descansa, en definitiva...


Deja para mañana lo que puedas hacer hoy (y te sobrecargue).


Quiero creer que estas palabras la suscribiría el genial Quino, padre de Mafalda, que nos dejó la semana pasada. Pienso que nunca se tomó en serio su trabajo. Y por eso le salió tan bien.


Cuestiona todo lo que digo; la duda nos acerca más a la verdad.


Si te gustó el post, no te lo quedes solo para ti, porfa, compártelo; hay muchos "apretaicos" en el mundo a los que les hará bien.


Si te gusté yo, hago terapia psicológica en consulta en Málaga y online para el resto del mundo.


¡Y recibe este abrazo!