miércoles, 27 de marzo de 2019

JUEGOS ERÓTICOS

Es bastante frecuente que las parejas caigan en la monotonía sexual, y tras ella en el aburrimiento y la apatía. Pero en contra de la creencia popular que señala que esto es lo normal (es normal hacerlo una vez al mes, es normal que a cierta edad se busque echar una cana al aire...), lo cierto es que existen otras alternativas para avivar la pasión y que no ponen en peligro nuestra relación ni hacen daño a la otra persona.

Por ejemplo: salir de la monotonía, el aburrimiento y la desidia, a través de los juegos.

De niños lo hacíamos, ¿verdad? Y de adultos, con la familia y con los amigos, no es nada raro acudir a una reunión social y que alguien diga "¿jugamos a las cartas, jugamos al parchís...?" Pues, ¿por qué no jugar con nuestra pareja, en el terreno sexual?

A través de algunas educaciones que hemos recibido, sobre todo en España, por culpa de la religión católica, se nos ha enseñado a percibir el sexo como algo oculto, sucio, avergonzante, un tabú, y si lo hacemos es porque durante un leve momento abandonamos nuestros cuerpos al deseo, incapaces de reprimirlo. Por lo tanto, diseñar, planificar o crear condiciones para que el sexo sea bueno, es casi antinatura.

Pero todo esto por supuesto es un malaprendizaje. No hay nada más natural en el ser humano que jugar, que organizar su diversión, y el acto sexual, además de una expresión de amor, no es más que otro juego de la vida. Por tanto, llenemos ese juego de imaginación, ¡para divertirnos más!

Aquí van una serie de ideas que pueden ayudar a avivar la pasión en nuestras relaciones de pareja:

1. Juegos con comida. Todo un clásico. Si veis la peli "Nueve semanas y media", podéis sacar algunos ejemplos. ¿Qué os gusta más: la fruta, el chocolate, la nata...? ¿Qué puede ser más placentero que dar un sabroso bocado a tu comida favorita sobre la piel de tu amante, o compartirla entre sus labios? Usad vuestra creatividad no sólo para cocinar, también para comer... y para saborear.

2. Juegos con los ojos tapados. Usad un pañuelo o un antifaz para dormir y ponédselo a vuestra pareja. Cuando no podemos ver, se agudizan otros sentidos, como el olfato o el tacto. Un juego al que podéis jugar es taparos ambos los ojos y por turnos besar a la otra persona en una parte del cuerpo cada vez distinta, y que el que es besado se concentre plenamente en las sensaciones que le son provocadas.

3. Cambio de sexo. Por muy bien definida que tengáis vuestra identidad y orientación sexual, ¿de verdad no os apetecería por un instante cambiar vuestros roles? ¡Lo hacemos continuamente durante el año: en carnavales, en Hallowen, cuando nos emperifollamos para una boda! ¿Por qué no en la cama? Ponerte la ropa de ella, ponerte la ropa de él, imitar su actitud, si sueles ocupar un rol pasivo cambiar al activo y viceversa. Puede resultar muy divertido... y excitante.

4. Cita de desconocidos. ¿Qué mejor para escapar de la rutina del matrimonio que volver a ser novios? Dejad a los niños con los abuelos y tened una cita romántica. La novedad, entrando ya en el juego, sería fingir que no os conocéis de nada, que es vuestra primera cita y que, debéis por tanto, usar vuestras mejores armas de seducción para conquistar a la otra persona. Esto se pierde con el tiempo en una relación: nos acomodamos, creemos que tenemos al otro en el bolsillo pero, en realidad se va perdiendo el interés. Tener una cita de desconocidos de vez en cuando os ayudará a recuperarlo.

5. Preguntas y respuestas. Éste es muy bueno: se trata de que cada uno prepare una batería de preguntas sobre la vida de la pareja (canción favorita, lugar del primer beso, quién nos presentó...). Se pregunta por turnos y el que falla se quita una prenda y por cada acierto se la quita el otro, cuando os quedéis desnudos, el que acierta puede tocar o besar al otro donde más le apetezca. Es fácil no llegar a terminar la batería de preguntas y dejarse llevar por la excitación.

Éstas son sólo algunas ideas, insisto en que lo ideal es que te reúnas con tu pareja y dejéis volar la imaginación para diseñar vuestras propia colección de "Juegos Reunidos Sexuales". Y para los que no tenéis pareja, ¡podéis jugar con amigos!, dentro de los límites que cada uno marque, claro está.

Porque el sexo no es feo ni sucio ni avergonzante. Es bonito, y puede llegar a ser muy divertido. Es un juego más... dentro del juego de la vida. ¡Así que a jugar! ¡Un abrazo!

miércoles, 20 de marzo de 2019

LA ÚNICA MANERA DE SER FELIZ

Hoy es el Día Internacional de la Felicidad, un día para recordar que la felicidad no es un privilegio, es un derecho, como lo es la salud. La felicidad, entendida como bienestar psicoemocional, ha de ser cuidada, respetada y facilitada. La salud mental no es algo que sólo se deba prevenir y tratar, se ha de promover.

El auge de la Psicología Positiva desde principios de siglo (la llamada Ciencia de la Felicidad, porque hace de ésta su principal objeto de estudio), ha generado que aparezcan multitud de corrientes, escuelas, congresos, conferencias, autores (también, por el lado negativo: gurús y charlatanes), que nos ofrecen su visión sobre la felicidad, a veces desde una perspectiva más científica, otras desde una óptica más personal y subjetiva y no por ello carente de utilidad práctica.

Así, hoy día, gracias a estas aportaciones, disponemos de un amplio abanico de recursos, herramientas y alternativas para mejorar nuestra percepción subjetiva de cuán bien nos sentimos, es decir, para ser felices. Pero lo cierto es que, a pesar de todos estos tributos a la felicidad, sólo existe una única manera de ser feliz.

Sólo una única manera.

Muchos estudiosos sobre la felicidad, ya sean psicólogos, sociólogos, investigadores... te dirán que esto es una burda mentira. Que no existe el secreto de la felicidad, que no hay una clave para ser feliz, ni una receta mágica, y que quien te la trate de vender simplemente estará tratando de timarte.

Pero la verdad es que, insisto, sólo hay una manera de ser feliz.

Y es ésta:

Sólo puedes ser feliz con lo que tienes.

Y esta afirmación, por su estructura lógica, es irrefutable. Aunque con matices. Y no pocas veces los matices son más importantes que las expresiones que los contienen.

Primera matización: que sólo puedas ser feliz con lo que tienes no implica que no puedas ser feliz de mil formas distintas, vale, pero: sólo puedes ser feliz con lo que tienes.

Segunda matización: que sólo puedas ser feliz con lo que tienes no implica que no puedas ser feliz con lo que tienes, pero: sólo puedes ser feliz con lo que tienes.

Desde luego, lo que no puedes, es ser feliz con lo que no tienes, por el sencillo hecho de que no lo tienes, no es, no existe.

Tercera matización: esto no quiere decir que no puedas obtener lo que no tienes, puedes hacerlo, y puedes ser feliz con lo que obtengas, pero recuerda: sólo puedes ser feliz con lo que tienes, hoy.

La negación, a través de por ejemplo la queja o los "por qué", el apego encarnado en necesidad por recuperar lo que se perdió, o los "y si" como manifestación de una pretensión irreal de certidumbre sobre el futuro, son actividades mentales dirigidas  a rechazar una situación de vida. Negar lo que tienes para focalizarte en lo que no tienes. Esto provoca mucha insatisfacción y sufrimiento, además que no te orienta hacia el cambio, porque fija tu visión en las pérdidas en lugar de en las posibles ganancias.

Desde la aceptación de lo que es y se es, de lo que se tiene, nos es más fácil dirigir nuestra mirada y energía hacia nuevos objetivos. Y por supuesto que puedo sentirme insatisfecho con mi situación de vida en general o con aspectos particulares de aquella, y por supuesto que no he de imponerme sentirme feliz siempre en todo momento independientemente de mis circunstancias de vida, pero lo importante aquí es saber que resistencias psicológicas como la ansiedad o la frustración nacidas de la negación no te van a ayudar a cambiar tu situación de vida ni a sentirte mejor contigo mismo.

Por tanto, si te sientes feliz, acéptalo. Si te sientes infeliz, acéptalo, pues no estás obligado a sentirte feliz siempre, y desde ese punto de partida que es la aceptación, inicia tu camino hacia el cambio. ¡Buen viaje, un abrazo! 

miércoles, 13 de marzo de 2019

UNA PREGUNTA PARA HACERSE MÁS A MENUDO

La vida nos suele dar reveses.

En ocasiones son más leves: se me cae el móvil nuevo y se rompe, me quedo sin internet, se me acaba el gas, cancelan mi serie favorita, llueve todo el fin de semana que había planeado de escapada, mi pareja se enoja conmigo...

En otras, son más duros: perder un trabajo, una ruptura sentimental, un proyecto que no sale bien, un accidente o el diagnóstico de una enfermedad, perder a alguien importante en mi vida.

Para todas ellas, me di cuenta escribiéndole a una paciente, de una pregunta que podemos hacernos más a menudo y es:

¿DE QUÉ COÑO ME SIRVE A MÍ AMARGARME POR ESTO?

Amargarse no es sufrir. ¿Cómo no vas a sufrir si pierdes a alguien? Lo más normal y natural del mundo es que sientas ese dolor, que te permitas sentir ese dolor, de igual manera que si lo que pierdes no es a alguien sino algo, como el móvil, aunque espero que en menor medida.

Amargarse es recrearte en el dolor. "Recrear" según el diccionario de la lengua española es "crear o producir de nuevo algo", y "amargarse" es "experimentar resentimiento por frustraciones, fracasos, disgustos, etc."

Sufrir es sentir el dolor. Y sintiéndolo, es como se extingue.

Recrear el dolor es resentir el mismo, una y otra vez, de manera que puede hacerse muy duradero, intenso, incluso crónico... y amargarte la existencia.

Cómo recreamos el dolor y nos amargamos: a través de la rememoración. Es decir, manteniendo en la mente algo del pasado. Y cómo lo hacemos: a través de actividades mentales como la queja, la culpa, las rumiaciones, el autocompadecerse o victimizarse, y la negación. Y con qué finalidad lo hacemos:

CON LA FINALIDAD DE CASTIGARNOS

Porque un día aprendimos que el castigo era bueno, que con el castigo aprendíamos y nos volvíamos mejores... y no es cierto. Desde la psicología sabemos que el castigo sirve sólo para erradicar conductas no deseadas, no para producir nuevas conductas deseadas.

No vas a volverte menos torpe por castigarte tras haber tirado el móvil ni mejor pareja tras culparte infinitamente desde que tu último amor te dejó. Analizar las causas, asumir tu responsabilidad y comprometerte con el cambio, ¡eso!, será lo que te ayude a dirigir tus pensamientos, y por tanto tus decisiones y acciones posteriores, a comprarte un protector para el móvil o a la búsqueda de mejores estrategias relacionales para la próxima vez que te enamores.

Sentir el dolor, sirve. Aprender sirve. Amargarte a través de recrear el dolor mediante la rememoración del mismo, no sirve de nada. Así que, la próxima vez que caigas en alguna de las actividades mentales mencionada, insisto, dite:

¿DE QUÉ COÑO ME SIRVE A MÍ AMARGARME POR ESTO?

Convierte esta frase en tu mantra corta rumiaciones, culpas, quejas y etc.

Acepta la situación que engendra tu dolor, ya que la rememoración es negación de aquella. Acepta tu sentir. Y focaliza tu atención en aprender, continuar, seguir para delante.

Porque si el fin de semana te pilla lluvia, no te preocupes, siempre quedan más fines de semana por delante. ¡Un abrazo!

miércoles, 6 de marzo de 2019

OBSERVA, ACEPTA, DIRIGE

El Mindfulness o Atención Plena es la capacidad de la mente para observar el momento presente libre de juicios y por tanto de sesgos.

Porque esos juicios y sesgos, es decir, nuestra manera de interpretar (o malinterpretar) los estímulos, tienen aún mayor impacto sobre nuestro bienestar psicoemocional que los propios estímulos.

Así, si me pasa algo malo y me digo "¡Es horrible!", casi seguro me sentiré horrible... y no simplemente mal.

Un claro ejemplo lo veo en mi madre, que es una mujer que lleva mal los calores. En cuanto hace algo de calor, enseguida empieza a verbalizar que hace mucho calor, y en un tono que deja patente su indignación por que haga tanto calor. Resultado: su atención se centra en que hace calor y además magnífica el impacto de ese evento. Resultado: va a sentir más calor, durante más tiempo.

Imaginemos que hiciera lo contrario, que se dijera: "No hace calor, no hace calor..." El cerebro no es tonto, no va a dejar que se le engañe tan fácilmente. Y al decirle que no hace calor va a detectar que está tratando de ignorar un estímulo que es relevante y, como es relevante, le va a prestar más atención. Resultado: va a sentir más calor, durante más tiempo.

¿Qué podría hacer la pobre de mi madre entonces para no sentir calor? Nada. Si hace calor, hace calor. Si siente calor, siente calor. Lo único que puede hacer es observar esos fenómenos, aceptarlos, y redirigir su atención hacia otros fenómenos que forman parte de su aquí y ahora. Resultado: al menos no sentirá más calor, durante más tiempo.

Pues bien, las emociones también son fenómenos. Estímulos susceptibles de ser interpretados (o mal interpretados) y que pueden acaparar nuestra atención, y que podemos magnificar, endiosar y terribilizar.

Y si siento tristeza y me digo que es horrible puedo llegar a la depresión, y si siento miedo y me digo que no debería mi miedo se puede volver incapacitante, y si siento ira y le hago caso a mi ira me puedo meter en un grave problema.

Sin embargo, si simplemente observo, acepto y luego (tras el tiempo que me haga falta) focalizo mi atención en otro tipo de estímulos, quizá la tristeza, el miedo o la ira no se vayan y permanezcan conmigo:

Pero no me habrán robado toda mi atención ni toda mi energía.
Y donde ponga la atención estará mi vida.
Y donde ponga mi energía crearé la vida que quiero ser.

Pero no es tan fácil, porque tenemos una mente que tiende a evaluar y enjuiciarlo todo, incluido a nosotros mismos y nuestras emociones. Por eso, para entrenar nuestra capacidad de observar y observarnos libres de juicios, hago este sábado 9 de Marzo el Taller de Mindfulness en Emociones I. Para ser más libres... de nuestra propia mente.

Si estás en Málaga te espero. Si no, recibe como siempre, ¡este abrazo!