Es bastante frecuente que las parejas caigan en la monotonía sexual, y tras ella en el aburrimiento y la apatía. Pero en contra de la creencia popular que señala que esto es lo normal (es normal hacerlo una vez al mes, es normal que a cierta edad se busque echar una cana al aire...), lo cierto es que existen otras alternativas para avivar la pasión y que no ponen en peligro nuestra relación ni hacen daño a la otra persona.
Por ejemplo: salir de la monotonía, el aburrimiento y la desidia, a través de los juegos.
De niños lo hacíamos, ¿verdad? Y de adultos, con la familia y con los amigos, no es nada raro acudir a una reunión social y que alguien diga "¿jugamos a las cartas, jugamos al parchís...?" Pues, ¿por qué no jugar con nuestra pareja, en el terreno sexual?
A través de algunas educaciones que hemos recibido, sobre todo en España, por culpa de la religión católica, se nos ha enseñado a percibir el sexo como algo oculto, sucio, avergonzante, un tabú, y si lo hacemos es porque durante un leve momento abandonamos nuestros cuerpos al deseo, incapaces de reprimirlo. Por lo tanto, diseñar, planificar o crear condiciones para que el sexo sea bueno, es casi antinatura.
Pero todo esto por supuesto es un malaprendizaje. No hay nada más natural en el ser humano que jugar, que organizar su diversión, y el acto sexual, además de una expresión de amor, no es más que otro juego de la vida. Por tanto, llenemos ese juego de imaginación, ¡para divertirnos más!
Aquí van una serie de ideas que pueden ayudar a avivar la pasión en nuestras relaciones de pareja:
1. Juegos con comida. Todo un clásico. Si veis la peli "Nueve semanas y media", podéis sacar algunos ejemplos. ¿Qué os gusta más: la fruta, el chocolate, la nata...? ¿Qué puede ser más placentero que dar un sabroso bocado a tu comida favorita sobre la piel de tu amante, o compartirla entre sus labios? Usad vuestra creatividad no sólo para cocinar, también para comer... y para saborear.
2. Juegos con los ojos tapados. Usad un pañuelo o un antifaz para dormir y ponédselo a vuestra pareja. Cuando no podemos ver, se agudizan otros sentidos, como el olfato o el tacto. Un juego al que podéis jugar es taparos ambos los ojos y por turnos besar a la otra persona en una parte del cuerpo cada vez distinta, y que el que es besado se concentre plenamente en las sensaciones que le son provocadas.
3. Cambio de sexo. Por muy bien definida que tengáis vuestra identidad y orientación sexual, ¿de verdad no os apetecería por un instante cambiar vuestros roles? ¡Lo hacemos continuamente durante el año: en carnavales, en Hallowen, cuando nos emperifollamos para una boda! ¿Por qué no en la cama? Ponerte la ropa de ella, ponerte la ropa de él, imitar su actitud, si sueles ocupar un rol pasivo cambiar al activo y viceversa. Puede resultar muy divertido... y excitante.
4. Cita de desconocidos. ¿Qué mejor para escapar de la rutina del matrimonio que volver a ser novios? Dejad a los niños con los abuelos y tened una cita romántica. La novedad, entrando ya en el juego, sería fingir que no os conocéis de nada, que es vuestra primera cita y que, debéis por tanto, usar vuestras mejores armas de seducción para conquistar a la otra persona. Esto se pierde con el tiempo en una relación: nos acomodamos, creemos que tenemos al otro en el bolsillo pero, en realidad se va perdiendo el interés. Tener una cita de desconocidos de vez en cuando os ayudará a recuperarlo.
5. Preguntas y respuestas. Éste es muy bueno: se trata de que cada uno prepare una batería de preguntas sobre la vida de la pareja (canción favorita, lugar del primer beso, quién nos presentó...). Se pregunta por turnos y el que falla se quita una prenda y por cada acierto se la quita el otro, cuando os quedéis desnudos, el que acierta puede tocar o besar al otro donde más le apetezca. Es fácil no llegar a terminar la batería de preguntas y dejarse llevar por la excitación.
Éstas son sólo algunas ideas, insisto en que lo ideal es que te reúnas con tu pareja y dejéis volar la imaginación para diseñar vuestras propia colección de "Juegos Reunidos Sexuales". Y para los que no tenéis pareja, ¡podéis jugar con amigos!, dentro de los límites que cada uno marque, claro está.
Porque el sexo no es feo ni sucio ni avergonzante. Es bonito, y puede llegar a ser muy divertido. Es un juego más... dentro del juego de la vida. ¡Así que a jugar! ¡Un abrazo!
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