miércoles, 24 de junio de 2020

AL BORDE DE LA DICTADURA DE LA FELICIDAD

Hoy aprovecho mi (vuestro) espacio para dar una buena noticia: ya he firmado el contrato de edición de mi próximo libro, La dictadura de la felicidad. Ha sido con la Editorial Miradahas, unos chicos y chicas muy apañados y con una colección de libros de gran calidad. Me alegro mucho de que me acompañen en este viaje que empecé hace ya año y medio, cuando comencé a redactar las primeras líneas del libro.

A partir de ahora, quedan algunos meses por delante de correcciones, diseño, maquetación, etc. para pulir el resultado final y que todo esté lo mejor acabado posible antes de que el libro salga a la venta. Os pido paciencia por tanto, porque pasará algún tiempo, y, por supuesto, os avisaré de todas las novedades.

Para los que no sabéis aún nada de este proyecto, deciros que hace unos meses subí el primer capítulo para descarga gratis, y así ir abriéndoos el apetito. Desde entonces, se han producido más de 800 descargas y me habéis hecho llegar muy buenas opiniones que me animan a seguir mejorando la publicación final y a continuar escribiendo y creando. ¡Muchas gracias!

Adelantaros que La dictadura de la felicidad es un libro de "autoayuda" diferente, que nos recuerda que por más que hagamos, produzcamos o consumamos, no vamos a ser felices en la puta vida, y que da igual, porque la buena noticia es que no nos hace falta. La dictadura de la felicidad viene (está llegando) para ayudarnos a romper esquemas, desaprender lo aprendido y escapar del Estado del Malestar interno y construir un mundo nuevo... dentro de nosotros mismos.

Os recuerdo: podéis descargaros gratis el primer capítulo desde aquí y quienes lo leáis, por favor, dejad vuestros comentarios en la misma página de descarga, para así nutrirnos de ellos, tanto yo como ahora todo el equipo de edición que me acompaña.

Y gracias a ti también, por acompañarme. ¡Un abrazo! 

martes, 16 de junio de 2020

EL LADO OSCURO

En su momento publiqué un post titulado Celebrar la presencia en el que, con motivo de la muerte de David Bowie, hablaba de cómo hay personas que sin conocerlas, y ya sea por su arte o por sus ideas, por su influencia en definitiva, han calado en nosotros, y nos duelen cuando se van como si fueran un allegado más.

La semana pasada le tocó a otro gran artista, Pau Donés, cuyas canciones en Jarabe de Palo forman parte de la banda sonora de la vida de muchos de nosotros. Sus letras y su música son una inspiración eterna, musicoterapia en estado puro, dieta para el crecimiento interior.

Sin embargo, hay personas que, más allá de su talento, por la manera de ser en la que han sido, por su modo de ver y afrontar las cosas, son un modelo de vida. Pau fue uno de ellos. Por su sencillez, por su amabilidad, por su cercanía, por su solidaridad. Pau dedicó muchos de sus proyectos a causas con los más desprotegidos.

Pero, hoy, una semana después de su muerte, quiero dedicarle este post, sobre todo, por su manera de vivir el lado oscuro de la vida... la enfermedad. Pau, mientras estuvo enfermo de cáncer, por lo que he podido ver y leer de él en entrevistas, siempre fue consciente de que se podía morir, de que el cáncer se lo podía llevar. Y al mismo tiempo, eligió centrarse en la vida.

No es nada fácil esto, nada fácil. Él decidió no ser un guerrero, no gastar estúpidamente energía en pelearse ni quejarse ni preguntarse por qué. Se enfocó en el paraqué. Ahora que estoy aquí y sé que voy a morirme, no sé cuándo, pero voy a morirme, voy a vivir.

¿Y sabes qué? Tú también vas a morir. Y yo. Y por eso Pau es modelo de vida. Porque el propósito de toda vida no es esquivar la enfermedad y evitar la muerte, sino vivirla. Y ojalá este mensaje que nos ha dejado Pau Donés en forma de trayectoria vital pueda dar un poquito, aunque sea un poquito, de luz a todos los que hoy viven cerca de el lado oscuro.

Pero mejor que yo, que hable él:


Hace tiempo alguien me dijo
Cual era el mejor remedio
Cuando sin motivo alguno
Se te iba el mundo al suelo
Y si quieres yo te explico
En que consiste el misterio
Que no hay cielo, mar ni tierra
Que la vida es un sueño

¡GRACIAS PAU!


jueves, 11 de junio de 2020

EL SÍNDROME DE LOS OFENDIDITOS

El enfado, la indignación o el sentimiento de ofensa, no son sentimientos nuevos que hayan aparecido ahora, sino que son inherentes a la propia condición humana. No por nada, ya Aristóteles, hace algún tiempo, dijo esto de:

"Cualquiera puede enfadarse, eso es muy fácil. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y de la forma correcta, eso ciertamente, no resulta tan fácil."

Ni resultaba fácil antes ni... mucho menos ahora. Vivimos en unos tiempos donde parece que hace falta muy poco para que una persona (el ofendidito) se enfade mucho.

Y tengo la teoría (los psicólogos teorizamos todo el tiempo, gajes del oficio) de que esto es así en parte, y solo en parte, por el desarrollo de la tecnología: internet, móviles, redes sociales.

Si el ego es el yo y el yo es la proyección mental de uno mismo (lo que pienso que soy, no lo que soy), mmm... ¿no estarán las redes sociales, al facilitar la exposición continua de mi yo, ayudando a "engordarlo"?

Todos tenemos ego. Es nuestra identidad, quien percibimos que somos, cómo nos vemos y pensamos y también cómo pensamos que nos ven y piensan los demás, pues no puedo separara mi visión del yo de mi visión del mundo. Esto no es bueno ni malo, simplemente es. Pero, ¿a qué me refiero con engordar al yo? A darle al yo una trascendencia que no tiene, a convertirlo en el Gran Centro de ese mundo que visiono y convertirlo a él, y no a mis experiencias y relaciones, en el eje de la vida y la felicidad. Y eso, sí que puede ser malo.

Porque, cuando le doy tanta trascendencia a mi yo, cuando me doy tanta importancia, todo lo que me pase, o todo lo que me digan o todo lo que me hagan, también cobrará mucha importancia, y cuando sea malo, mucha gravedad, y cuando sea un poco más malo que malo, muchísima gravedad, y... Y para entonces, el ofendidito que todos llevamos dentro ya habrá saltado.

Si encima, debido al escaparate de las Redes Sociales, continuamente expongo mi yo a las, por otra parte, continuas opiniones, críticas, comentarios y etc. de gente que me puede importar más, menos o nada, el cóctel explosivo ya está creado.

La receta para volverse inmune a ese cóctel no es abandonar las Redes Sociales (las cuales yo también uso con frecuencia y pienso que, como casi todas las cosas, tienen sus ventajas e inconvenientes... también creo que las utilizamos en exceso pero no me voy a meter, en este post, en ese berenjenal). Estas son algunas ideas para no sufrir el síndrome de los "ofendiditos":

- Aceptar que, en este mundo en el que todos estamos más expuestos que nunca, las malas opiniones, las críticas destructivas, las diferencias ideológicas e, incluso, los ataques verbales gratuitos, forman parte de la experiencia. Aunque parezca fuerte lo que voy a decir: "tienes derecho a que te hagan daño". Por supuesto, no quieres, y deseas que te traten bien porque también tienes derecho a que te traten bien; pero, cuando el otro te haga daño, porque sus palabras o acciones se dirigen directamente hacia ti o porque su forma de pensar o actuar hiere tu sensibilidad, no pienses que no debería estar pasando o tú no deberías estar permitiéndolo, ya que eso solo aumentará tu sensación de ofensa; asúmelo, la realidad es así, no siempre el otro te va a tratar bien. Tras asumirlo, pondera si te conviene actuar o no y cómo, y toma tu decisión.

- No es el otro el que te ofende; eres tú quien se ofende. Eso no quiere decir que si tú quieres eres capaz de no enfadarte. ¡Y un mojón! Todo el mundo se enfada. Pero, también, eres tú el que se desenfada. Y recuerda que sentir emociones no es malo; pero cargar con ellas...

- Humildad. Este es el antídoto del ego, o mejor dicho, del orgullo y la soberbia que nacen del ego. No te creas tan importante. No necesitas ser importante para valorarte y ser feliz. Si crees que haz de ser importante, cualquier comentario negativo que te desmerezca, te hará mucho daño. Si solo te valoras, reconociendo tu ausencia de trascendencia, los comentarios negativos te resbalarán mucho más, precisamente porque te valoras, ya que la mejor manera de darse valor no es otorgándose importancia sino regalándose momentos de felicidad... ¿y quién es feliz ofendiéndose con otros?

Pero, oye, cuestiona todo lo que digo, ya que la duda nos acerca más a la verdad y, además, quién soy yo para creerme poseedor de esta, ¿no?, si solo soy un pringado. Como tú. No te ofendas.

Si te gustó el post y crees que a alguien le puede venir bien para "cambiar el chip", no te lo quedes solo para ti, porfa, compártelo.

Si necesitas mi ayuda para controlar tu ira o conflictividad, u otras problemáticas como la ansiedad, la depresión y las crisis de pareja, te la brindo en consulta en Málaga y online para el resto del mundo.

Y recibe, como siempre, ¡este abrazo!

miércoles, 3 de junio de 2020

10 "APRENDIZAJES" DE UNA PANDEMIA

Aunque todavía no han terminado las medidas para la prevención del coronavirus y siguen habiendo contagios (por lo que hemos de actuar, aún, y durante mucho tiempo más, con gran responsabilidad y precaución) muchas ciudades del mundo han iniciado ya fases de desescalada que nos permiten recuperar algunas actividades, así que es un buen momento para hacer balance de estas semanas de confinamiento.

Lo que sigue es una valoración muy personal. Cuando comenzó la cuarentena, fuimos muchos los que empezamos a hacer cábalas sobre qué nos podía deparar y enseñar esta crisis. A cada uno, desde su experiencia, le habrá servido para sacar distintos beneficios, pero estos no tienen por qué ser siempre un nuevo aprendizaje.

Suelo decir que en psicología (en la vida, realmente) tan importante es lo que se puede aprender como lo que deberíamos desaprender como lo que podemos recordar. Ya que a través de la memoria y la valoración positiva de aquello que recordamos, reforzamos ideas, actitudes y conductas.

Y estas son 10 cosas muy importantes que el confinamiento me ha recordado:

1. Que las pequeñas cosas de la vida son las más importantes y que las cosas más importantes no son cosas.

2. Que la soledad puede ser muy buena compañera.

3. Que es muy importante vivir más lento (y esto, desafortunadamente, no sé tú, pero yo me lo tendría que recordar cada día).

4. Que podemos adaptarnos a los cambios mejor de lo que creemos.

5. Que la paciencia es fundamental para ello. Que es difícil cultivarla, pero que es vital hacerlo.

6. Que el silencio no existe, solo es el sonido de la naturaleza, y que este es precioso.

7. Que la naturaleza está viva y que... es muy muy importante que siga estándolo (por favor).

8. Que somos una sociedad subeducada, sobremedicada, sobrecargada, sobrealimentada e hiperestimulada. Por tanto, hay que leer mas, alimentarse mejor, hacer ejercicio, descansar y desconectar de todo lo tecnológico.

9.  Que juntos podemos hacer más para que todos en el mundo podamos vivir mejor.

10. Que no solo necesito agua, comida y techo. También te necesito a ti. Necesitamos AMOR.

¿Y tú? ¿Qué has aprendido, desaprendido o reforzado durante este confinamiento? Puedes ponerlo más abajo en comentarios.

Si necesitas un guía para seguir avanzando en tu crecimiento personal, yo puedo hacer de compañero de viaje durante una parte del trayecto, en consulta en Málaga o de manera online

Cuestiona todo lo que digo; la duda nos acerca más a la verdad.

Si te gustó este post y crees que puede serle útil a más personas, no te lo quedes solo para ti, compártelo, porfa.

¡Y recibe este abrazo!