lunes, 18 de diciembre de 2023

LO MEJOR DEL 2023

Un año más, y ya van unos cuantos, aquí está el repaso anual a lo mejor visto en RRSS sobre psicología y crecimiento personal. De hecho, este año cumplí 10 años como psicólogo (fue hace bien poco además, en noviembre) y lo celebré con amigos, pacientes, ex pacientes... Ha sido un año muy bueno y estoy motivado para hacer 10 años más, por lo menos, con la consulta psicológica, con el blog, con mis redes y con el canal de Youtube. ¡No os vais a librar de mí fácilmente! 😁


Por cierto (por cierto, ¿por qué decimos "por cierto" cuando cambiamos radical de tema?), si andas buscando regalos para estas fiestas, y hay gente de tu círculo que ¡todavía! no tiene mi libro, La dictadura de la felicidad, ¡este va a ser el regalazo de estas navidades!, así que no lo dudes y cómpralo ya. Si esa persona está muy estresada, el que publiqué en 2012 y se titula Prevención y afrontamiento del estrés laboral le puede venir muy muy bien.


Y ya sí, sin más dilación, aquí está lo mejor de lo mejorcito del 2023. ¡¡¡Felices fiestas y buena entrada de año, abrazos!!!




El carnaval de Cai no es solo humor y fiesta. Es también reivindicación. Y es, sobre todo, mucho sentimiento. Como el que le ponen estos chirigoteros para hablar de la enfermedad y la salud mental. ¡Ole, ole y ole, y el que no diga ole, que se le seque la hierbabuena!



Cada vez encuentro más aliados de esta rebelión anti dictadura de la felicidad. Cada vez somos más los que no asumimos el concepto de felicidad como un imperativo cultural, sino que la aceptamos y valoramos como algo efímero y que no podría darse sin la infelicidad. Interesante artículo. Para saber más, hazte con mi libro "La dictadura de la felicidad". 😊








Fantástico discurso de Blanca Portillo, no contra los cánones de belleza, como indica el título del vídeo, sino A FAVOR de otros valores tan y más importantes como aquella. Qué atractivas son la sencillez, la humildad, la bondad, la generosidad, la inteligencia, el humor. ¡Qué atractivo se vuelve uno cuando es bello por dentro!




Sería muy bueno para todos, pienso, tanto individualmente como en sociedad, revisar nuestros valores de lo útil y de lo inútil. Yo, en particular, cada vez estoy más convencido de que saber ganar mucho dinero es una gran inutilidad, y que sin embargo, por pobre que se sea, hacer reír, contar historias o ayudar a otros es de máxima utilidad. Entre otras cosas...
Interesantísima entrevista al pensador Nuccio Ordine que lamentablemente falleció hace dos días. Ojalá su obra perviva por mucho tiempo.



Maestra de educación infantil y cumplió su sueño... ¡tener un kiosco! El ejemplo de esta chica me ayuda a reflexionar sobre las expectativas: no es necesario poseer grandes ambiciones para tener una vida buena.






Otros tipos de relaciones distintas a las habituales son posibles. ¡Descubre lo que son las parejas LAT!
Muy interesante. 


Hace poco me enamoré de ella en el Cervantes de Málaga. Y ahora ya forma parte de mi lista de #cancionesparasermasfeliz con su excelente La corriente y con esta La raíz que ha sido nominada para los Grammys latinos como mejor canción de cantautor. Absolutamente terapéutica, Valeria Castro.





lunes, 27 de noviembre de 2023

8 SEÑALES DE INMADUREZ MENTAL Y EMOCIONAL

¿Qué da la felicidad? Es una pregunta que se hace mucha gente. Y si se equivocan con la pregunta, cómo no se van a equivocar al buscar las respuestas. Se equivocan por dos motivos: no hay nada que dé una felicidad absoluta y permanente, ya que esta, la felicidad, al menos desde las ciencias de la salud (psicología, psiquiatría, neurología) o desde la biología, no es más que un estado y, como tal, es transitorio, nunca puede llegar a ser absoluto ni permanente. El segundo motivo es que no hay una sola cosa que dé felicidad, sino muchas. Por ejemplo, dicen que el dinero no da la felicidad, pero ayuda. ¡Claro, coño! Y como el dinero, cientos de cosas más. Y muchas de esas cosas o son gratis o cuestan poco dinero (como, por ejemplo, las croquetas).


PERO, pero, pero... Para la filosofía, o al menos para diversos autores y escuelas filosóficas, y por nombrar a uno de los tops, Aristóteles, la felicidad no es un estado, sino una virtud, es decir, una actitud personal, una forma de ser en la vida. Me parece que ambas formas de ver la felicidad son totalmente complementarias: la felicidad son momentos, momentos que, en muchas ocasiones, vamos a poder procurarnos nosotros mismos gracias a nuestra actitud personal, a nuestra forma de afrontar los buenos y malos momentos de la vida.


Dentro de esa virtud o actitud personal, hay factores que refuerzan una tendencia positiva hacia la felicidad: la bondad, la gratitud, el humor, la paciencia, la templanza, la inteligencia, la sabiduría, y este del que vengo a hablar en el post, la madurez. Madurez entendida como una forma de pensar, sentir y vivir que no cae en lo naif, en lo ingenuo, ni en el drama ni en el histrionismo. Y veremos a continuación porque esta virtud es tan importante para ser felices.


Porque estas son 8 señales de que puedes ser un inmaduro mental y emocional:


1. Quieres que todo te salga bien siempre. A ver, a ver, todos queremos que las cosas nos salgan bien siempre, si no, no haríamos nada. Pero la persona madura mental y emocionalmente sabe que no siempre va a poder ser así y no cae en la tragedia cuando las cosas no salen como quería que salieran. Lo acepta, jodido, pero lo acepta, y continúa para delante.


2. Quieres tenerlo todo. Una pareja estable y seguir sintiendo el gusanillo del enamoramiento. Dinero y tiempo. Comer lo que te dé la gana y tener un tipín envidiable. Hay muchas cosas que no podemos tener porque, sencillamente, son incompatibles, y cuando sí son compatibles, a veces no podemos tenerlas todas porque no damos para tanto. La persona madura reconoce sus límites y no es tan caprichosa. Acepta lo que tiene, y va a por lo que puede, y cuando no lo consigue, no se ofusca.


3. Quieres ser perfecto. Conozco mucha gente que es bastante buena (muy guapa, o inteligente o eficiente) y sin embargo se considera una mierda por no llegar a sus estándares de perfección. Asúmelo, por más que te esfuerces nunca a vas a llegar ahí, porque ese "ahí" no existe. Todos tenemos un buen saco de defectos, limitaciones y carencias. La persona madura lo sabe, y le da igual. Intenta mejorar, en lo que pueda, pero sin agobiarse ni frustrarse.


4. Quieres que nadie te decepcione nunca. Alma de cántaro, te hace falta leer más sobre el ser humano. Las personas que hay en tu vida te van a decepcionar muchas veces. El amigo que no está en un momento en el que le necesitas, la pareja que te es infiel, el jefe que te despide cuando pensabas que era tu amigo. Eso no quiere decir que te estén jodiendo la vida a posta ni que no te puedas fiar de nadie. Como no somos perfectos, es lo que hay. La persona madura lo asume, trata de que sus relaciones sean de calidad, pero no se toma a lo personal las decepciones. Lo que toma son decisiones.


5. Quieres que las cosas sean fáciles siempre. Podrían serlo... si no fuéramos tan gilipollers y hubiéramos complicado tanto el mundo. Pero, como el mundo es como es (gracias a nuestra mongolia), habrá que asumir que, muchas veces, las cosas no resultan nada fáciles y a menudo incómodas. La comodidad no es buena amiga de la felicidad. El que es maduro sabe que hay que esforzarse, hacer cosas que no gustan, mantener cierta resistencia a la incomodidad y a la frustración... y también sabe divertirse y descansar, por supuesto.


6. Quieres sentirte bien todo el tiempo. ¿Has leído ya mi libro La dictadura de la felicidad? ¿Todavía no? ¡Pues a qué esperas! 


7. Quieres que los demás sean como a ti te gustaría que fueran. Jejeje, no, en serio, tú no te relacionas con mucha gente, ¿verdad? ¡Cada uno es de su padre y de su madre! "Yo nunca lo haría", "espero que me den lo mismo que yo doy", "no entiendo cómo puede pensar así", son frases típicas de la persona ingenua que se va a llevar más palos en sus relaciones que reproches va a echar pensando que la culpa es del otro. El otro es como es, piensa como piensa y da solo lo que tiene para darte. ¿Que te compensa? Quédatelo. ¿Que no? Puerta. ¿Que podéis hablar para negociar y llegar a acuerdos y compromisos? Suerte.


8. Quieres un unicornio. En resumen, la inmadurez mental y emocional va de no entender muy bien cómo es el mundo en el que vivimos, cómo son los demás, y cómo somos nosotros mismos. El naif tiene una idea ingenua de cómo deberían ser las cosas y cuando la realidad choca contra sus expectativas, se bloquea, ofusca, desespera o deprime (o todo eso a la vez). En cambio, la persona madura mental y emocionalmente, sabe y acepta cómo son las cosas, aunque en muchas ocasiones no guste o duela, y se adapta lo mejor que puede.


Así que, ya sabéis, si queréis ganar en felicidad... ¡bajaros del puto unicornio!


Cuestiona lo que digo; la duda nos acerca más a la verdad.


Si te gustó el post, comenta y comparte, no te lo quedes pa ti na má.


Si te gusté yo, hago terapia psicológica en consulta en Málaga y online para el resto del mundo.


Y, sin madurez ninguna, ¡recibe este súper mega abrazo hiper guay! 😛

lunes, 6 de noviembre de 2023

DIFERENCIAS ENTRE AMOR, ENAMORAMIENTO Y DEPENDENCIA EMOCIONAL

Así como para vivir una vida buena es importante poseer un buen conocimiento (sobre la mente, las emociones, las relaciones personales, la vida y el ser humano), para vivir un amor bueno, sano, también. Y, dentro de ese conocimiento, es importante saber distinguir la dependencia emocional, el enamoramiento y el amor.


- La dependencia emocional es la sensación de que necesito a la otra persona para poder vivir y ser feliz. Sin ella, no podré. Puede haber dependencia emocional y amor, pero también puede haber dependencia emocional sin amor; es un "te necesito" en lugar de un "te quiero". La dependencia emocional, fácilmente, nos hace vivir el amor de una mala manera, con ansiedad y con necesidad de posesión. Y fácilmente nos lleva también a abandonarnos, a dejar de lado a familia y amigos, y a nosotros mismos, y a encerrarnos en una relación en la que creemos que lo único importante es estar con la otra persona.


- El enamoramiento es un estado, es algo transitorio por tanto, y por ello se le conoce como una fase del amor. Se produce una explosión química en nuestro cuerpo (liberación de oxitocina y otras hormonas relacionadas con estados de placer y relajación), debido a una fuerte atracción hacia la otra persona. Esa explosión hace que me sienta muy a gusto con ella (o cuando pienso en ella), pero también hace que idealicemos a la persona, y, por ello, fácilmente, podemos acabar enganchados a personas hacia las que sentimos una fuerte atracción pero que no son buenos compañeros de vida.


- El amor es lo que puede quedar después del enamoramiento. Si tras enamorarme de una persona, y quitarme la nube de la cabeza, y conocerla mejor, me doy cuenta de que esa persona me atrae, me gusta, me trata bien, somos compatibles y hacemos buen equipo, se puede alcanzar un grado de intimidad, confianza y conexión que me hace sentirme bien cuando estoy con esa persona, pero también cuando estoy sin ella. No hay dependencia emocional, no hay explosión química, es un amor tranquilo y que se construye con el tiempo y con la dedicación.


Matiz importante: también se puede dar el caso de que yo no me enamore de una persona, pero con el tiempo, conociéndola mejor, me dé cuenta de que me siento muy bien con ella y se establezca una relación en la que haya amor. Es decir, no siempre tiene por qué darse que nos enamoremos primero para que acabemos amando a alguien. Es el caso, por ejemplo, de los amigos. De hecho, hay un estudio que afirma que dos tercios de las relaciones de pareja que se forman, previamente lo han sido de amistad.


Y, por descontado, lo que puede quedar después de un enamoramiento no tiene por qué ser amor, sino una relación tóxica, ya sea por dependencia emocional, por incompatibilidad de caracteres o por situaciones de maltrato.



Aunque, si tenemos un buen conocimiento, y usamos un poquitín la cabeza, será
más difícil que nos pase. 😉


Cuestiona lo que digo; la duda nos acerca más a la verdad.


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Si te gusté yo, hago terapia psicológica en consulta en Málaga y online para el resto del mundo. También tengo un par de libros.


Y con amor, ¡recibe este abrazo!

lunes, 16 de octubre de 2023

OXITOCINA: LA HORMONA DEL AMOR Y DE LA CONFIANZA

La oxitocina se conoce como la hormona del amor, porque es una sustancia que segregamos en grandes cantidades cuando nos sentimos enamorados o estrechamente vinculados, en cuanto a lo sentimental, con otras personas (además de en otras circunstancias).


Pero, resulta que también se conoce como la hormona de la confianza, porque cuando liberamos esta hormona sentimos calma, seguridad y una sensación optimista de que las cosas van a ir bien. 


Tiene sentido, ¿verdad? Cuando estamos enamorados, y es correspondido, nos sentimos como en una nube, tenemos la sensación de que todo fluye a nuestro favor y que las cosas son mucho más fáciles. ¡Ella me quiere, qué malo puede pasar, soy el rey del mundo!


Hoy sabemos, gracias a estudios de neuroimagen, que las partes del cerebro que se activan cuando sentimos confianza son las mismas que cuando sentimos miedo. Es decir, miedo y confianza son dos caras de la misma moneda: si sentimos miedo, no sentimos confianza, pero si sentimos confianza, no sentiremos miedo (o al menos no mucho, no será incapacitante).


Por tanto, si quieres dejar de tener miedo y evitar aquello que temes, lo único que tienes que hacer es tener más confianza en ti mismo, y quizá las cosas se te hagan un poquito más fáciles.


Qué fácil, ¿verdad?... ¡Ni de coña!


Pero, vamos por el buen camino. Sí, efectivamente, si quieres dejar de sentir tanto miedo necesitas confiar más, liberar más oxitocina. Pero, ¿eso cómo se consigue?


En primer lugar, hablemos un poco de la confianza. Confiar no es tener una seguridad absoluta, sino más bien todo lo contrario: como no tengo una seguridad absoluta, no me queda más remedio que confiar. Pero cuando se den ciertas condiciones para ello. Es decir, confiar no es tener seguridad absoluta pero tampoco fe ciega. Necesito algo en lo que confiar, en lo que agarrarme, o algo que me dé pie a confiar. No necesito evidencias, pero sí pruebas. 


Teniendo en cuenta eso y que hay tres tipos de confianza, te voy a dar unos tips que te ayuden a segregar más oxitocina y confiar más:


- Confianza en los demás. Nos sentimos con confianza cuando nuestro entorno no es hostil, cuando nos ofrece apoyo, protección, empatía. Si eres de los que te cuesta confiar en los demás, analiza el por qué. Quizá estás generalizando o anticipando. Por supuesto que no podemos confiar en todo el mundo, pero más nocivo es ir desconfiando de la gente como mecanismo de defensa. Unas preguntas que te puedes hacer para ayudarte a confiar más son: ¿todo el mundo es malo?, ¿siempre te han decepcionado o traicionado?, ¿no se han portado bien contigo en ocasiones?


- Confianza en la vida. Que es lo mismo que decir en el futuro. A veces, la vida se porta mal con nosotros (en realidad esta es una frase hecha, la vida no se porta de ninguna manera con nosotros, simplemente nos pasan cosas, y estas a veces las valoramos como mejores o como peores), y concluimos que lo seguirá haciendo así siempre. Un poco pesimista, ¿no? Pregúntate: ¿siempre me han pasado cosas malas?, ¿acaso no pueden pasarme cosas buenas?, ¿no me lo merezco?


- Confianza en uno mismo. A ver, si la oxitocina es la hormona del amor y de la confianza, ¡enamórate de ti! Conócete a ti mismo, descubre (o redescubre) tus fortalezas y habilidades, date cuenta de lo que vales. A esas pruebas te puedes agarrar para confiar más en ti mismo: ¿soy un inútil al que le sale todo mal?, ¿acaso no tengo virtudes que me pueden ayudar a lograr mis objetivos o a superar dificultades?, ¿no he logrado cosas en el pasado? 


Confía, cuando puedas, y cuando debas, que es verdad que no siempre se puede
ni se debe, pero al aumentar tu nivel de confianza general, estarás abriendo tu corazón a lo que tenga que pasar. Cuando sea bueno, disfruta, cuando sea malo, aprende, si es que se puede sacar algún aprendizaje, y si no... ¡confía en que lo superarás!


Cuestiona todo lo que digo, la duda nos acerca más a la verdad.


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Si te gusté yo, hago terapia psicológica en consulta en Málaga y online para el resto del mundo. También tengo un par de libracos muy buenos.


Y, con amor, y con confianza en que lo recibirás, ¡ten este abrazo! 

martes, 26 de septiembre de 2023

EL SISTEMA ES MALO PARA LA SALUD MENTAL

Esto se tenía que decir y se dijo. ¿Qué hay detrás de tanto incremento de los trastornos de ansiedad y depresión, de la toma de psicofármacos y de los suicidios? ¿Las secuelas del Covid? ¿La generación de cristal? ¿Las RRSS? No. Todos ellos son factores influyentes pero no determinantes. Si cada vez estamos peor mental y emocionalmente es por nuestro estilo de vida. Y nuestro estilo de vida está marcado por el modelo socio-económico y político en el que se enmarca nuestra vida. Y este modelo tiene nombre: se llama neoliberalismo.


El neoliberalismo es una doctrina económica que surgió en los 80´s de la mano de los gobiernos de Reagan y Thatcher y se difundió por el mundo occidental (y no occidental), siendo hoy el modelo económico más instaurado globalmente. Consiste en liberalizar los mercados, otorgando a las entidades organizacionales (bancos y empresas) una libertad casi absoluta para autorregularse, con la idea de flexibilizar las relaciones económicas y laborales al máximo y así potenciar el crecimiento económico. Y de alguna manera, se ha conseguido. Hoy tenemos más trabajo y mejor estatus socio-económico que antes. Sin embargo… 


Sin embargo, no se ha hecho de manera igualitaria, ya que la desigualdad ha crecido, hay más gente que no llega, que queda apartada, y la clase media trabajadora está menguando (cada vez son más los que tienen ingresos insuficientes conforme al nivel de vida). Esto se ve sobre todo cuando consultamos los datos macroeconómicos y observamos que la productividad ha crecido en las últimas décadas muy por encima de los salarios y que la riqueza se está concentrando cada vez más en manos de unos pocos; es decir, el rendimiento de nuestro esfuerzo, más que para servir para la mejora de nuestra calidad de vida, está sirviendo para engordar las cuentas corrientes de cuatro listos. 


Por otro lado, que la economía haya mejorado no implica que nuestra calidad de vida lo haya hecho. Hoy es más difícil vivir medianamente bien que hace tres o cuatro décadas. Antes no podíamos acceder a tantos objetos de consumo como ahora (a tantas falsas necesidades), pero una sola persona con un sueldo podía sustentar a toda su familia y terminar de pagar la vivienda relativamente pronto (y acceder con ello a comprarse una segunda vivienda); hoy, salimos mucho más tarde de casa de nuestros padres, nos casamos más tarde (quien se casa), tenemos hijos más tarde (quien los tiene), y una pareja, trabajando los dos, se las ve negras para llegar a fin de mes. 


Por otra parte, la supuestamente positiva flexibilización del mercado laboral ha complicado mucho las cosas para los trabajadores: antes te sacabas una carrera o aprendías un oficio y tenías un trabajo estable para toda la vida con un sueldo más o menos normalito dependiendo del caso; hoy, hay que estudiar una carrera u oficio, especializarse, aprender idiomas y ofimática, reciclarse continuamente, adaptarse a cambios organizacionales que suponen una difícil compatibilización con la vida familiar y personal… De hecho, dado que los datos indican que los trastornos de salud mental han aumentado, podríamos preguntarnos si hemos rebasado la capacidad del ser humano. Es decir, como poder, parece que podemos afrontar todos los cambios y demandas del entorno laboral, porque lo estamos haciendo, y contribuyendo con ello a la buena marcha de la economía (sobre todo, como he explicado antes, a la economía de unos pocos), pero, parece ser que estamos siendo capaces a costa de nuestra salud, por lo tanto, ¿somos capaces en realidad de vivir como estamos viviendo bajo el modelo neoliberal? 


Y eso por no hablar de la incertidumbre económica, consecuencia de esa flexibilización del mercado laboral. A lo que habría que añadir un nuevo tipo de estrés: el estrés económico, consecuencia directa del crecimiento económico, que provoca un aumento de los precios que hace que cada vez sea más difícil acceder a recursos que antes sí eran bastante más asequibles, siendo muchos de ellos recursos básicos (vivienda, luz, gasolina, salud, educación). Tal es así que incluso podríamos hablar también de un nuevo tipo de explotación: la explotación económica. 


Por último, el neoliberalismo, con su mantra de si te esfuerzas lo suficiente obtendrás lo que quieres (es decir, que si te va mal es que no te has esforzado lo suficiente y es tu problema y nadie se tiene por qué responsabilizar), obvia dos realidades: la primera, que no todos partimos con las mismas oportunidades ni nos enfrentamos a las mismas dificultades; y la segunda, la condición vulnerable del ser humano, que por muy bueno que sea y muy bien que haga las cosas, en cualquier momento de su vida puede fallar, fracasar y necesitar ayuda. La consecuencia de esta ideología es una desprotección creciente en las personas, que conlleva una sensación de desamparo perfectamente compatible con estados de depresión y ansiedad.


Como para no volverse chalao, vaya. Total, que si queremos empezar a priorizar de verdad nuestra salud integral, incluida en ella, por supuesto, la salud mental, parece ser que no va a ser suficiente con hacer más ejercicio, alimentarnos mejor e ir al psicólogo, sino que vamos a tener que empezar a hablar de un cambio de modelo socio-económico y político que deje de favorecer tanto a tan pocos y ponga el énfasis en la felicidad de todos.


El neoliberalismo es malo para la salud. El neoliberalismo mata. Matémosle nosotros a él antes.


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Y, compañero, compañera, ¡recibe este abrazo revolucionario! ✊


lunes, 4 de septiembre de 2023

SOBRE EL DESEO Y EL AMOR

¡Holaaa! Ya estoy de vuelta de las vacaciones. Me lo he pasado muy bien y vengo con las pilas cargadas. Uno de los sitios en los que estuve fue Ronda, en un retiro de cuatro días en un cortijo. Se llamaba "Amarte para amar", y fue impartido por Bioemocionarte. Estuvo muy chulo y tuvimos la ocasión los participantes de compartir experiencias e ideas sobre la sexualidad y el amor, lo que me llevó a reflexiones propias, una de las cuales quiero exponerte a ti en este post.


Y es que el amor es un sentimiento muy bonito. Y puede llegar a ser muy auténtico. Pero también muy falso, muy impostadoA veces, nos obligamos a sentir amor, incluso a fingir amor, quizá por miedo a la soledad, o porque pensamos que es lo que se espera de nosotros, por poner dos ejemplos.


Sin embargo, el deseo es genuino. O sientes deseo o no lo sientes. Este sentimiento suele estar más asociado al placer. Placer y felicidad no son lo mismo: yo puedo sentir placer (al consumir una droga) y no felicidad; y yo puedo sentir felicidad en ausencia de placer (ayudando a alguien). Para los budistas, el deseo es la principal fuente de infelicidad. Yo estoy de acuerdo, pero, como ya sabrás por mi libro La dictadura de la felicidad, no siempre se puede ser feliz, y es normal sentirse infeliz e insatisfecho y desear algo que pensamos que nos dará felicidad, aunque esta sea impermanente.


Amor y deseo tampoco son lo mismo. El deseo es una atracción; el amor es una conexión. Cuando amo no deseo tener u obtener o conseguir; cuando amo me siento conectado a alguien o algo y me basta con cómo son las cosas ahora en relación a aquello, nada tiene que ser diferente. 


Pero, no se trata de decidir entre deseo y amor, sino que una cosa nos puede llevar a la otra. No existe el amor a primera vista, el flechazo. Existe el deseo. Deseas cuerpos, porque el cuerpo se ve, pero no amas los cuerpos, acabas amando las almas, y estas no se ven, estas se conocen. El deseo, el genuino deseo, puede ser un buen rompehielos para, a través del placer del cuerpo, conectar con las almas.


Sin embargo, hemos de tener cuidado con el deseo, ya que fácilmente nos puede llevar a conocer a almas no adecuadas para nosotros. Por ello, podemos dejarnos llevar por el sentir del deseo, pero nunca permitir que este nos nuble la razón, esa que nos ayuda a discernir lo bueno de lo malo para nosotros, ya que solo a través de esta conoceremos un alma que sea una buena compañera de vida.


¿Y quién puede ser una buena compañera de vida para ti? Las preguntas llevan al conocimiento; preguntarte te guiará por tu proceso de autoconocimiento: ¿qué te aporta placer?, ¿qué te da felicidad?, ¿qué te causa infelicidad?, ¿qué buscas en una compañera o compañero sexual?, ¿y en una compañera o compañero de vida?, ¿qué tienes tú para dar?


Conócete, acéptate, valórate, desea, folla, AMA, aprende, crece, agradece, sigue.


No es mal plan de vida. Pero también habrá que comer y dormir un poco.


Cuestiona todo lo que digo; la duda nos acerca más a la verdad.


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Y, con mucho amor, ¡recibe este abrazo!

miércoles, 2 de agosto de 2023

CULTURATERAPIA 2023

Empieza agosto y ¡yo me voy de vacaciones! 😁 Bueno, a ver, todo agosto no, dejaré la consulta solo una semana y pico, la de la Feria de Málaga, y luego vuelvo (es lo que tiene ser autónomo en este país 😡). Pero con el blog sí me voy a dar un poco más de descanso y volveré pa septiembre... ¡o cuando me apetezca! 😈


Y, antes de irme, se me ha ocurrido una idea que es posible que repita cada año por estas fechas, y es la de dejaros un post con una lista de biblioterapia, cineterapia y musicoterapia. Los que me conocéis ya sabéis la importancia que le doy a la cultura para nuestro crecimiento personal, y, ahora que es verano y muchos estáis de vacaciones (y de vacaciones bastante más largas que las mías 😑), seguro es un buen momento para ver pelis, leer libros y escuchar canciones que os inspiren, motiven y transformen.


Y cada verano por agosto actualizaré las listas con las novedades de ese año. ¿Os parece chula la idea? Podéis decírmelo en los comentarios y añadir aquellas obras culturales que os hayan removido por adentro y ayudado a avanzar en este camino, a veces bonito, a veces bonito y duro, llamado vida. ¡Así nos alimentamos unos de otros para seguir creciendo!


Espero seguir pronto por aquí. Que disfrutéis de este agosto, feliz vida, Tribu. ¡Un abrazo!


Biblioterapia


- El arte de no amargarse la vida. Rafael Santandreu.

- Ser feliz en Alaska. Rafael Santandreu.

- La auténtica felicidad. Martin Seligman.

- Inteligencia Emocional. Daniel Goleman.

- Tus zonas erróneas. Wayne Dyer.

- El poder del Ahora. Eckhart Tolle.

- Practicando El poder del Ahora. Echart Tolle.

- ¿Quién se ha llevado mi queso? Spencer Johnson.

- Cartas para Claudia. Jorge Bucay.

- El camino de la autodependencia. Jorge Bucay.

- De la autoestima al egoísmo. Jorge Bucay.

- El camino del encuentro. Jorge Bucay.

- Enamórate de ti. Walter Riso.

- Desapegarse sin anestesia. Walter Riso.

- Pensar bien, sentirse bien. Walter Riso.

- El viaje a la felicidad. Eduardo Punset.

- El viaje al poder de la mente. Eduardo Punset.

- Una mochila para el Universo. Elsa Punset.

- El laberinto de la felicidad. Álex Rovira y Francesc Miralles.

- La buena vida. Álex Rovira.

- El mundo azul, ama tu caos. Albert Espinosa.

- El abuelo que saltó por la ventana y se largó. Allan Karlsson.

- El camino del amor. Osho.

- El libro del Ego: liberarse de la ilusión. Osho.

-   Encantado de conocerme. Comprende tu personalidad a través del Eneagrama. Borja Vilaseca.

- El arte de la felicidad. Dalai Lama y Howard C. Cutler.

- Donde tus sueños te lleven. Javier Iriondo.

- Los dones de la imperfección. Brené Brown.

- El arte de amar. Erich Fromm.

- El miedo a la libertad. Erich Fromm.

- ¿Tener o ser? Erich Fromm.

- 50 palos… y sigo soñando. Pau Donés.

- Deja de ser tú. Joe Dispenza.

- El peligro de estar cuerda. Rosa Montero.

- Prevención y afrontamiento del estrés laboral. David Salinas.

- La Dictadura de la Felicidad. David Salinas.


Cineterapia


Un novio para mi mujer. Para parejas e insatisfacción vital.

El lado bueno de las cosas. Duelo romántico. 

El indomable Will Hunting. La culpa. Los traumas. 

Tucker y Dale vs El Mal. Descomunicación, malentendidos, prejuicios.

Bestias del Sur Salvaje. Madurez. Fortaleza. Inteligencia Emocional.

La La Land. Amor. Relaciones de pareja. Desamor.

Tres anuncios a las afueras. Odio. Rencor. Ira.

De óxido y hueso. Resiliencia. Expresión emocional.

El aceite de la vida. Resiliencia. Optimismo Inteligente.

Black Mirror: Nosedive. La falsa necesidad de aprobación social. Autoestima.

Requisitos para ser una persona normal. La falsa necesidad de aprobación social. Autoestima.

Dos días, una noche. Conflictos laborales. Desempleo. Depresión.

Crash. Tolerancia. El bien y el mal dentro de uno mismo.

Camino. Religión. Amor.

Pequeña Miss Sunshine. Autoestima. Relaciones familiares.

Mary and Max. Depresión. Rarezas, diferencias, autoestima.

Gravity. Duelo. Depresión.

Birdman. El Ego.

Inside Out (Del Revés). Inteligencia Emocional.

Kiki, el amor se hace. Sexo, libertad sexual.

Binta y la gran idea (corto). Felicidad. Libertad para la mujer.

El Rey Pescador. Depresión. Duelo.

Searching for Sugar Man. Los talentos. Autoestima. Felicidad.

¡Olvídate de mí! Duelo Romántico. Desamor. Traumas.

No sos vos soy yo. Duelo Romántico. Desamor.

El mismo amor, la misma lluvia. Relaciones de pareja.

Sound of Metal. La resistencia, la lucha.

Relatos Salvajes. Catársis de la ira.

Gente corriente. Duelo. Expresión emocional.

Ted Lasso (serie). Bondad, gratitud, efecto Pigmalión… ser mejores personas.

La habitación del hijo. Duelo.

No mires arriba. Estupidez. Narcotización de las emociones.

Shadowlands (Tierras de penumbras). Vulnerabilidad, amor, pérdida.


Musicoterapia (listas de música en mi canal de Youtube) 


#cancionesparasermasfeliz 

Kankaterapia


miércoles, 19 de julio de 2023

ALTO Y CLARO

Muchos, a estas alturas de campaña electoral, estaréis cansadísimos de oír hablar de política. Lo entiendo, pero es que la política también es una cuestión de salud mental, de bienestar, de felicidad. La política no es solo políticos peleándose entre ellos para ganar más votos. La política va (o debería ir) de la vida de la gente, de cómo nos organizamos en comunidad y tomamos decisiones que nos afectan a todos, y de manera importante además.


Por eso tu voto es decisivo, para ti, para los tuyos, para tu comunidad. Y no solo lo es votar, sino, sobre todo, votar bien. Para ello hay que conocer las propuestas de los distintos partidos que se presentan (no al dedillo, pero sí al menos las más importantes), y, antes de nada, conocerse bien a uno mismo: cuáles son mis valores y mis objetivos y cómo es mi escala de preferencias (lo explico un poquito mejor en este vídeo post). 


Y, hasta aquí, un psicólogo debería de mantenerse equidistante (o quizá es lo que creo yo que esperáis de mí). Pero no. Los que me conocen bien saben que muy equidistante no soy, que suelo tomar partido, que me suelo mojar. Y en este tema, dada su importancia, no podría ser distinto. Alguien tenía que dar un paso al frente y decirlo alto y claro:


Las políticas de izquierda son más favorables para la salud mental que las políticas de derecha.


¿Y en qué me baso para hacer tal afirmación? ¿En mi ideología, en mi subjetividad, en que tuve una novia de derecha y me rompió el corazón? No. Me baso para hacer esa afirmación únicamente en criterios clínicos.


Las políticas de derecha actuales (PP y Vox) se basan en el neoliberalismo, que es una teoría política y económica que tiende a reducir al mínimo la intervención del Estado​, apoya el libre mercado, y sus pilares básicos incluyen la privatización y la desregulación. Esta forma de entender la organización económica da lugar a lo que se suele llamar un capitalismo salvaje: las organizaciones económicas (empresas, bancos y otras entidades financieras) tienen la libertad y capacidad de abusar de sus trabajadores y clientes. Hoy hay cada vez más gente que, aunque no se encuentre en una situación de vulnerabilidad extrema, se siente más indefensa en la sociedad, ante la hostilidad de los mercados. Cada vez hay más trabajadores, autónomos y pymes que tienen que competir ferozmente por sobrevivir, lo que deriva en un estrés brutal. Y cada vez hay más crecimiento económico, sí, pero este crecimiento no se redistribuye de forma unitaria, por lo que las desigualdades económicas están creciendo, junto a la precariedad, lo cual provoca incertidumbre y vidas frustradas. Occimorons no lo podría decir mejor.




Frente a este modelo ferozmente competitivo y que genera estas tremendas desigualdades (no olvidemos que en la actualidad el 1% de la población posee el 38% de la riqueza global, el 10% el 76% de la riqueza y la mitad de la población posee solo el 2%, ¡datos indignantes!), nos encontramos con el modelo de la izquierda, que se basa en la socialdemocracia, que es una ideología política, social y económica que busca apoyar las intervenciones estatales, tanto económicas como sociales, para promover mayor equidad económica e igualdad social en el marco de una economía capitalista, e implica medidas para la redistribución del ingreso y regulación de la economía a favor del interés general y el mantenimiento de un Estado de bienestar. A simple vista, suena mucho más justo, proteccionista y amable que el modelo neoliberal, ¿no? 


Cierto es que no todos los políticos de izquierda, solo por ser de izquierda, lo hacen bien. Los hay que son chorizos, los hay que son incompetentes y los hay que dicen llamarse de izquierda y luego no hacen una mierda de políticas de izquierda. Pero, también es cierto que la política no la deberían hacer solo los políticos, sino TODOS, y hacerla todos no es solo votar cada cuatro años y que ese voto sea un cheque en blanco que le permita al político hacer lo que le dé la gana. El político ha de rendir cuentas de su gestión no solo cuando hay elecciones, sino siempre, y ahí es donde debemos estar las gentes, en los sindicatos, en las organizaciones, en las iniciativas populares, en las calles y en las redes sociales, exigiendo esa rendición de cuentas, exigiendo que se hagan las cosas bien y honestamente.


PERO... pero, el modelo, el paradigma, el sistema, es importante, es muy importante. Y yo quiero vivir en un mundo menos competitivo y más colaborativo, en un mundo menos hostil y más amable, en un mundo menos desigual y más redistributivo. Y el 23-J voy a ser coherente con lo que soy, con mis valores y con lo que quiero. Y voy a votar.


¿Y tú qué vas a hacer?


Cuestiona todo lo que digo; la duda nos acerca más a la verdad.


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Si te gusté yo, hago terapia psicológica en consulta en Málaga y online para el resto del mundo. También tengo un par de libros, puedes echar un vistazo aquí.


Que sea lo que tenga que ser y sea de una manera o sea de otra, ¡recibe este abrazo!
 

martes, 4 de julio de 2023

IDENTIDAD VS FELICIDAD parte 2

En mi último post explicaba la diferencia entre identidad (el Yo, el ego) y felicidad. Pero quiero volver a referirme sobre ello porque creo que es un tema complejo e importante, ya que muchos de mis pacientes vienen a mi consulta con un problema de identidad, y no de felicidad, aunque ese problema de identidad es el que les está haciendo sufrir y, por tanto, son infelices por culpa de su identidad.


Hay que poner ejemplos para entender esto:


Fulanito lo tiene casi todo para sentirse feliz en muchos momentos de su vida. Él es positivo y agradecido, posee sentido del humor y tiene una familia y amigos que lo quieren, un trabajo que le gusta, una situación económica tranquila y aficiones que le encanta practicar. Sin embargo, ocupa un puesto de responsabilidad en su empresa y dedica mucho tiempo de su vida al trabajo. Por ello, Fulanito no puede dedicar tanto tiempo como el que le gustaría (casi nada, en realidad) a su familia, amigos y hobbies, además que suele estar todo el día con estrés y cansado. Nadie obliga a Fulanito a echar tantas horas en el trabajo, podría poner límites perfectamente, pero si no lo hace es una decisión suya, porque desde muy joven tiene un alto nivel de compromiso y responsabilidad. Fulanito no quieren que piensen de él que es un vago o un aprovechado. Pero... eso le está pasando factura. Fulanito tiene un claro problema de identidad.


Menganita lo tiene también casi todo para sentirse feliz. Es joven, guapa y muy saludable. Se lo pasa bomba con sus amigos, a los que quiere con locura. Sin embargo, sufre mucho y va a terapia por ello, porque no encuentra a una persona con la que tener una relación estable. Menganita ha tenido varias relaciones fallidas en su vida y ha conocido a otras personas con las que no acabó de cuajar la cosa. Siente que se le está pasando el arroz y que se va a quedar sola. El caso es que ella se lo pasa muy bien cuando sale o cuando se queda en casa practicando algunas de sus aficiones solitarias, como leer. Pero siente que no es lo que tendría que estar haciendo, que ya debería haber encontrado a su "media naranja", y se agobia y se frustra por no estar haciendo lo que se supone (lo que ella supone) que debería hacer con su vida, que es sentar cabeza de una vez con alguien. Menganita tiene un claro problema de identidad.


Si fuéramos los psicólogos de Fulanito, le diríamos que por cumplir escrupulosamente con su horario de trabajo no está siendo vago ni aprovechado, sino que ya está aportando (y seguramente mucho) a su empresa, y que además no es tan importante lo que puedan pensar los demás de él como pasar tiempo con las personas que ama, ya que parece ser que eso es lo que realmente le hace feliz. Y si fuéramos los psicólogos de Menganita la animaríamos a darse cuenta de lo que tiene y ya la hace feliz, en lugar de fijarse tanto en lo que no tiene e idealizarlo hasta tal punto que piensa que no puede ser feliz si no lo consigue, ya que una relación estable es solo una opción más de vida y no una necesidad vital.


Los problemas de identidad residen en las expectativas personales. Lo que se espera de nosotros o lo que creemos que los demás (familia, amigos, empleadores, sociedad) esperan de nosotros. Así, si creo que lo que se espera de mí es ser un trabajador siempre cumplidor, una mujer emparejada o un psicólogo que no falla nunca, ciertamente podemos tomar decisiones y actuar de manera que nos aleje de nuestra felicidad.


Porque los problemas de felicidad residen en los sentimientos. Ya que la felicidad es un sentimiento, un estado interno subjetivo y transitorio. Cuando nos sentimos bien o tenemos muchas razones o pocas pero de peso para sentirnos bien, pero no nos damos cuenta porque estamos enfocados en pensamientos del pasado y del futuro que tienen mucho más que ver con nuestra identidad que con nuestra felicidad, ya que la felicidad es cosa del presente, entonces tenemos un problema. Y cuando no nos permitimos sentir infelices, porque nuestras condiciones de vida actuales son malas y/o porque hay dolor e insatisfacción en nosotros, y no lo aceptamos, ahí también tenemos un problema de felicidad, ya que la felicidad y la infelicidad son dos caras de una misma moneda. 


El ego reside en la mente, que es su cárcel, pues más allá de los barrotes de esta no existe. Mi identidad es lo que pienso que soy, lo que pienso que piensan los demás que soy, y lo que pienso que debería ser en función de sus expectativas, que he convertido en mis expectativas. La felicidad está en el ser, en lo que tú eres ahora, más allá de los límites de tu mente, lo que estás siendo en este momento lleno de vida. El ego quiere protegerse a sí mismo, a la identidad que te has formado dentro de tu mente, y en todo ve peligros que amenazan esa identidad. El ser quiere ser, quiere sentir, quiere vivir. Y cuando sea placer o satisfacción, lo podremos llamar felicidad, y cuando sea dolor o insatisfacción, lo podremos llamar infelicidad... pero no será peligroso.


El ego siempre está en alerta para proteger su identidad: "no me puedo comer ese dulce, engordaré y dejaré de ser atractivo; ¿y si voy a la fiesta y hago el ridículo?, tengo que tener éxito en esta vida o si no me considerarán un fracasado; ¿cómo voy a separarme de mi pareja, y lo que pensarán de mí?; necesito un coche más caro, una casa más grande y mucho más dinero para poder satisfacer las expectativas de mierda que otros tienen sobre mí..." Problemas de identidad, no de felicidad. A la felicidad (al ser) le dan igual las expectativas. No espera nada. Porque la felicidad y el ser solo están en el momento presente. No quieren conseguir, no quieren superar, solo quieren sentir.


Todos tenemos una identidad, no podemos suprimirla, ni sería bueno hacerlo. Pero, seguramente, nos conviene bastante minimizarla, quitarle protagonismo. Reducir el ego, dejarnos ser. Y quitarnos problemas de identidad...


... para poder ocuparnos de nuestra felicidad.


Cuestiona todo lo que digo, la duda nos acerca más a la verdad.


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Si te gusté yo, hago terapia en consulta en Málaga y online para el resto del mundo. También soy el autor de La dictadura de la felicidad.


Y, con mucho ser, ¡recibe este abrazo!

jueves, 22 de junio de 2023

IDENTIDAD VS FELICIDAD

Tengo que hacerte una confesión: soy un neurótico. Sí. De libro.


En realidad, esa definición de mí mismo como neurótico es bastante incompleta. El neuroticismo es un rasgo de personalidad que define solo una parte de la personalidad y que explica una tendencia a la inseguridad que deriva en conductas de preocupación obsesiva, perfeccionismo y culpa, y en estados de tensión constante. Chungo, eh. Pero, David es además psicólogo. E hijo y hermano. Y amigo. Y amante (cuando me dejan). Y creativo. Y payaso. Y a veces tonto...


Pues bien, algunas teorías freudianas dicen que el neuroticismo es el miedo a la muerte. Yo (y no soy el único) defiendo que en realidad es el miedo a la vida. El neurótico, al sentirse inseguro (¿por qué?, porque ha tenido unos padres que le hicieron sentir así, porque sufrió bullying, por cuestiones biológicas y hereditarias, por vete tú a saber por qué), percibe el mundo como hostil, como una amenaza, lo que le provoca ansiedad, y su manera de protegerse es a través del control, o de la falsa sensación de control que cree encontrar en las conductas rumiativas, de perfeccionismo y de culpa.

Sin embargo, recientemente, reflexionando sobre ello, me he dado cuenta de que a lo que la mayoría de los neuróticos le tenemos miedo no es a que nos sorprenda la adversidad, sino a no haber hecho nada (o no lo suficiente) para evitarlo. Los neuróticos somos adictos al control y, como buen método de control que es, recurrimos bastante a la culpa. Y, en conflicto con nosotros mismos quizá, para evitar nuestra propia culpa, aunque de paso, provocándonosla, nos obligamos a estar siempre en alerta, a tenerlo todo bajo control y a hacer siempre lo que se supone que se debe hacer. No nos perdonamos fallar, debemos tener siempre el control.


Así pues, valga como ejemplo, se tiene bastante consensuado que una de las principales causas de los celos obsesivos es la inseguridad. Yo no creo que el celoso neurótico sea únicamente alguien que teme que su pareja le engañe porque no se crea lo suficientemente bueno para ella; también pienso que hay un tipo de celoso neurótico obsesivo que lo que teme es que su pareja le engañe por culpa de no haber estado lo suficientemente atento (conductas de vigilancia y control) o por no haberlo hecho lo suficientemente bien (conductas de perfeccionismo).


El neurótico (quizá no todos los neuróticos) tiene una fijación por su identidad. ¿En qué posición queda mi identidad (mi yo, mi ego) si mi pareja me pone los cuernos por mi culpa? ¿Qué van a pensar de mí si fracaso? ¿Cómo me vuelvo yo a enfrentar al mundo si la adversidad me golpea y me noquea porque no la vi venir?


Esto es bueno saberlo. Porque así sabemos también que, saliendo del yo (o minimizándolo), mejoramos en nuestro neuroticismo. Y dándonos cuenta también de que, en realidad, no tenemos tanto que hacer como nos creemos que tenemos que hacer, ya que la vida, en el fondo, no nos está demandando tanto como lo que nos exige el ego. Cuando salimos de nuestra identidad, lo que nos encontramos es vida, es aquí y ahora, es presente, es, quizá, en algunos momentos, felicidad.


Identidad y felicidad son dos cosas diferentes, van por vías paralelas, son dos canales con frecuencias distintas. Hay muchas cosas que hacemos en nuestro día a día, porque creemos que nos harán felices, y en realidad solo sirven para proteger o alimentar nuestro ego. Protegerme del qué dirán, tener siempre el control para que no me pase nada malo y nadie pueda decirme que no fui lo suficientemente bueno como para evitarlo, tenerle miedo al fracaso, comprarme un coche más caro, hacer lo que se supone que debo hacer (pero no lo que quiero hacer) para tener éxito social... 


Y la felicidad, que está en la vida, y que está en ti, porque tú eres vida, no quiere
que la protejas ni que la alimentes, solo quiere que la sientas. Porque la felicidad es solo eso. Un sentimiento. Un estado subjetivo. Y la solemos sentir bastante cuando salimos de nuestra identidad, soltamos control, y decimos "vida, haz conmigo lo que quieras". Siendo neurótico o no, la verdad es que solo serás capaz de hacer eso por momentos.


Pero... qué necesarios, importantes y valiosos son esos momentos.


Cuestiona todo lo que digo, la duda nos acerca más a la verdad.


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Si te gusté yo, hago terapia en consulta en Málaga y online para el resto del mundo. Tengo un libro súper chulo (o eso me gusta pensar a mí... aunque ya hay mucha gente que me ha dicho los mismo) titulado La dictadura de la felicidad.


Y con una pizca de neuroticismo pero también con mucho amor, ¡recibe este abrazo!