En realidad, esa definición de mí mismo como neurótico es bastante incompleta. El neuroticismo es un rasgo de personalidad que define solo una parte de la personalidad y que explica una tendencia a la inseguridad que deriva en conductas de preocupación obsesiva, perfeccionismo y culpa, y en estados de tensión constante. Chungo, eh. Pero, David es además psicólogo. E hijo y hermano. Y amigo. Y amante (cuando me dejan). Y creativo. Y payaso. Y a veces tonto...
Pues bien, algunas teorías freudianas dicen que el neuroticismo es el miedo a la muerte. Yo (y no soy el único) defiendo que en realidad es el miedo a la vida. El neurótico, al sentirse inseguro (¿por qué?, porque ha tenido unos padres que le hicieron sentir así, porque sufrió bullying, por cuestiones biológicas y hereditarias, por vete tú a saber por qué), percibe el mundo como hostil, como una amenaza, lo que le provoca ansiedad, y su manera de protegerse es a través del control, o de la falsa sensación de control que cree encontrar en las conductas rumiativas, de perfeccionismo y de culpa.
Sin embargo, recientemente, reflexionando sobre ello, me he dado cuenta de que a lo que la mayoría de los neuróticos le tenemos miedo no es a que nos sorprenda la adversidad, sino a no haber hecho nada (o no lo suficiente) para evitarlo. Los neuróticos somos adictos al control y, como buen método de control que es, recurrimos bastante a la culpa. Y, en conflicto con nosotros mismos quizá, para evitar nuestra propia culpa, aunque de paso, provocándonosla, nos obligamos a estar siempre en alerta, a tenerlo todo bajo control y a hacer siempre lo que se supone que se debe hacer. No nos perdonamos fallar, debemos tener siempre el control.
Así pues, valga como ejemplo, se tiene bastante consensuado que una de las principales causas de los celos obsesivos es la inseguridad. Yo no creo que el celoso neurótico sea únicamente alguien que teme que su pareja le engañe porque no se crea lo suficientemente bueno para ella; también pienso que hay un tipo de celoso neurótico obsesivo que lo que teme es que su pareja le engañe por culpa de no haber estado lo suficientemente atento (conductas de vigilancia y control) o por no haberlo hecho lo suficientemente bien (conductas de perfeccionismo).
El neurótico (quizá no todos los neuróticos) tiene una fijación por su identidad. ¿En qué posición queda mi identidad (mi yo, mi ego) si mi pareja me pone los cuernos por mi culpa? ¿Qué van a pensar de mí si fracaso? ¿Cómo me vuelvo yo a enfrentar al mundo si la adversidad me golpea y me noquea porque no la vi venir?
Esto es bueno saberlo. Porque así sabemos también que, saliendo del yo (o minimizándolo), mejoramos en nuestro neuroticismo. Y dándonos cuenta también de que, en realidad, no tenemos tanto que hacer como nos creemos que tenemos que hacer, ya que la vida, en el fondo, no nos está demandando tanto como lo que nos exige el ego. Cuando salimos de nuestra identidad, lo que nos encontramos es vida, es aquí y ahora, es presente, es, quizá, en algunos momentos, felicidad.
Identidad y felicidad son dos cosas diferentes, van por vías paralelas, son dos canales con frecuencias distintas. Hay muchas cosas que hacemos en nuestro día a día, porque creemos que nos harán felices, y en realidad solo sirven para proteger o alimentar nuestro ego. Protegerme del qué dirán, tener siempre el control para que no me pase nada malo y nadie pueda decirme que no fui lo suficientemente bueno como para evitarlo, tenerle miedo al fracaso, comprarme un coche más caro, hacer lo que se supone que debo hacer (pero no lo que quiero hacer) para tener éxito social...
Y la felicidad, que está en la vida, y que está en ti, porque tú eres vida, no quiere
que la protejas ni que la alimentes, solo quiere que la sientas. Porque la felicidad es solo eso. Un sentimiento. Un estado subjetivo. Y la solemos sentir bastante cuando salimos de nuestra identidad, soltamos control, y decimos "vida, haz conmigo lo que quieras". Siendo neurótico o no, la verdad es que solo serás capaz de hacer eso por momentos.
Pero... qué necesarios, importantes y valiosos son esos momentos.
Cuestiona todo lo que digo, la duda nos acerca más a la verdad.
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Si te gusté yo, hago terapia en consulta en Málaga y online para el resto del mundo. Tengo un libro súper chulo (o eso me gusta pensar a mí... aunque ya hay mucha gente que me ha dicho los mismo) titulado La dictadura de la felicidad.
Y con una pizca de neuroticismo pero también con mucho amor, ¡recibe este abrazo!
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