lunes, 30 de enero de 2023

EL SENTIMIENTO DE DESAMPARO

En una sociedad como la nuestra cada vez es más común sentirse desamparado. La cultura capitalista promueve un modelo de vida individual y competitivo frente a uno más comunitario y cooperativo. El Estado, que ha de velar por sus ciudadanos, ya sea debido a ideologías o a limitaciones de recursos, se encuentra inaccesible en muchas situaciones para una gran mayoría de gente (ejemplos: listas interminables en sanidad, burocracia asfixiante y sin sentido para cualquier tipo de gestión con la administración). Y, por último, cada vez son más las personas que apuestan por un estilo de vida distinto al tradicional (solteros, parejas sin hijos) o que se ven obligadas a ello por las circunstancias (el fenómeno de la soledad no deseada).


En algunos sitios del hemisferio sur pueden tener muchos problemas para sobrevivir, pero ciertamente se detectan menos casos de depresión y ansiedad que en Occidente. En muchos lugares de África, por ejemplo, se mantiene el espíritu de la tribu: la tribu permanece ahí, para ayudarte, para protegerte cuando lo necesites. Así es más fácil no dejarse llevar por la ansiedad, ¿verdad? ¿Puede ser que haya una correlación entre ese sentimiento de desamparo y la tasa elevada de problemas de salud mental en el norte?


Pero, ¿qué es el sentimiento de desamparo? Si atendemos a la RAE, desamparar es "Abandonar, dejar sin amparo ni favor a alguien o algo que lo pide o necesita". Es decir, a partir de esta definición, podemos concluir que cuando una persona se siente desamparada se siente sin ayuda, desprotegida, abandonada y sola frente a un mundo cada vez más complejo y deshumanizado.


No me digas que no te has sentido así en tu puta vida.


Pero, ¿sabes qué? Yo no estoy escribiendo este post solo para describirte el sentimiento de desamparo y sus posibles causas. Lo estoy escribiendo para ayudarte/me a manejarlo. Y, para ello, te diré solo una cosa:


NO ES VERDAD


No es verdad que esté solo, que te hayan abandonado, que estés desamparado. No es verdad.


Nuestros pensamientos y sentimientos son reales, están ahí y hemos de aceptarlos, y no tratar de eliminarlos, porque no podremos, sino aprender a tolerarlos. Pero que el pensamiento y el sentimiento estén ahí no significa que sean una verdad, la mayoría de las veces solo son teorías, y a veces teorías bastante alejadas de la verdad.


Por ejemplo, la ansiedad suele ser un estado que se dispara cuando anticipamos o imaginamos algo que no está sucediendo o le damos un valor más catastrófico del que realmente tiene. La ansiedad nos hace sentir que estamos en peligro, cuando, si observamos con atención plena en el momento presente, la mayoría de las veces que sentimos ansiedad no estamos en peligro, solo sentimos que lo estamos por lo que pensamos o percibimos de forma errónea.


El sentimiento de desamparo, por la descripción que he dado antes, es fácil que nos lleve a estados de ansiedad y depresión. "Estoy solo, sin ayuda, desprotegido". Pero, ¿es esto verdad? Veamos una serie de argumentos que lo desmitifican:


- ¿No tienes familia, amigos, conocidos, incluso desconocidos (profesionales, asociaciones) que te puedan ayudar en las distintas formas de apoyo que existen (emocional, instrumental, informativo y evaluativo)?


- Si estás solo, ¿no puedes buscar ayuda, establecer nuevas relaciones?


- A pesar de todas las dificultades y defectos, ¿no disponemos de un Estado social con salud y educación públicas y servicios sociales?


- No vas a cambiar la sociedad y vamos a seguir siendo individualistas, pero, ¿no es verdad que existen excepciones: ONGs, redes de apoyo mutuo, cooperativas, colectivos, comunidades terapéuticas...?


- Y, en un mundo en el que cada vez todos estamos un poco más solos (pero no desamparados), ¿no es verdad que todavía puedes pensar que habrá muchas cosas que puedas hacer por ti mismo? Es decir, en último término siempre podemos contar con nosotros mismos y confiar en nuestra propia valía para seguir adelante.


De hecho, este último argumento pienso que es clave, porque considero que muchas de las personas que padecen de problemas de ansiedad y depresión y tienen este sentimiento de desamparo, cuando objetivamente existen redes sociales que les pueden ofrecer ayuda y protección (ya sea por parte de la familia, los amigos, la comunidad o el Estado), lo que tienen como base es un problema grave de inseguridad. Se sienten desvalidos, es decir, que no valen lo suficiente ellos mismos como para afrontar los pequeños o grandes retos de la vida o para manejarse con emociones difíciles como la soledad, la tristeza o el miedo, emociones que sentimos todos (los "desamparados" y los que no). Y como no valen lo suficiente, necesitan siempre de esa ayuda y protección, y nunca mucho les parece suficiente.


Vemos así, por tanto, como el sentimiento de desamparo y el de sentirse desvalido están profundamente relacionados: "No confío en mí para valerme, por lo que necesito mucha más ayuda y protección de la que puedo obtener. Estoy desamparado".


Frente a esa idea, otras tres con las que quiero que te quedes para rebatirla y apaciguar ese sentimiento de desamparo


- No estás desamparado. Tienes un círculo: familia, amigos, comunidad, Estado. Si no lo tienes, puedes acceder a él.


- Puedes conseguir ayuda y la vas a necesitar en muchos momentos de tu vida porque no sabemos/podemos hacerlo todo nosotros mismos.


- Puedes confiar en que sí hay ya muchas cosas que puedes hacer por ti mismo o aprender a hacerlas.


Y es que, en un mundo cada vez más individualista y deshumanizado, todavía,
menos mal, queda mucho amor.


Todavía queda esperanza.


Cuestiona todo lo que digo, la duda nos acerca más a la verdad.


Si te gustó el post, no te lo quedes solo para ti, porfa, comparte y comenta.


Si te gusté yo, hago terapia en consulta en Málaga y online para el resto del mundo. Y tengo un libro muy chulo titulado La dictadura de la felicidad.


Y, con mucho amor, ¡recibe este abrazo!

miércoles, 11 de enero de 2023

¿CÓMO SUPERAR EL BAJÓN POST NAVIDAD?

Ya sea por el ambiente que se genera, por las vacaciones, o por el espíritu navideño, muchas personas caen en una especie de depresión post-navidad (no es una depresión clínica, solo una bajada del estado de ánimo). La vuelta al trabajo y a la rutina a veces se hacen cuesta arriba. Otros en cambio están encantados con que la Navidad se haya acabado porque no soportan esas fechas (y tienen todo el derecho del mundo). Pero, si eres de los del primer grupo y ahora que recién acabaron las fiestas, te encuentras un poco "depre", aquí tienes unos consejos para superarlo:


- En primer lugar, acepta que la vida tiene su parte dura. Las vacaciones están bien, porque se descansa, y las fiestas están bien porque te diviertes (siempre y cuando el cuñado de turno no te las estropees), pero, ¿sabríamos valorarlas si fueran una constante? ¿No nos cansaríamos o acabaríamos aburriéndonos? 


- Ama tu rutina. Las rutinas también están bien. No todo puede ser novedoso y salirse de la norma. Gracias a la rutina, nos organizamos, tenemos cierto orden sobre nuestras vidas.


- Pero, ni tanto ni tan calvo, por lo tanto, haz cosas de vez en cuando para salir de tu rutina. Ni todo puede ser novedoso ni todo debe ser una rutina, porque entonces nos sentiremos atrapados en ella. Enero es un mes tan válido como cualquier otro para salir de la rutina. No estoy hablando de hacer un viaje o grandes planes. Salir de la rutina es tan sencillo como hacer algo diferente en momentos inesperados: ¿no sueles ir entre semana al cine y lo dejas para el fin de semana?, pues date el capricho de ir entre semana también, por ejemplo, o en lugar de dedicar la noche a ver la tele con tu pareja, como soléis acostumbrar, podríais dedicarla a jugar a algún juego (sí, también valen los eróticos). Haz cosas diferentes, en definitiva, ama también la improvisación.


- Pregúntate qué es lo que realmente te hacía feliz de las fechas navideñas. ¿Era estar más con la familia? ¿Y por qué no te propones verlos más a lo largo de todo el año? ¿Era dedicar más tiempo a tus aficiones porque estabas de vacaciones? Podrías entonces reestructurar tu agenda para dedicarle menos tiempo a las obligaciones y responsabilidades y un poco más a tus hobbies. ¿Eran las comidas? Bueno, cuidao con esto último, que comer, afortunadamente, es un placer del que podemos disfrutar todo el año, pero si nos pasamos luego vienen esos kilitos de más de los que tanto nos arrepentimos. En definitiva, haz más, durante todo el año, aquello que más te gusta hacer. No lo dejes solo para Navidad.


- Ilusiónate con próxima fechas que están por venir: en nada están aquí los carnavales de febrero, luego la semana santa, luego el verano y después Navidad otra vez, ¡si es que el año pasa volado! Ahora en serio (aunque no te creas que lo de antes era broma: el tiempo pasa volando), si somos expertos en anticipar problemas y catástrofes, ¿por qué no usamos nuestra imaginación para inventarnos proyectos y proponernos metas que nos motiven en este nuevo año que empieza? Planifica tu futuro, desde el aquí y ahora, ¡e ilusiónate con él!



- Y por último, y más importante: AMA. En la Navidad se potencian los sentimientos de amor al prójimo, de estar más con los seres queridos, de ayudar a quien le hace falta, de ser más amables y generosos... Los estudios psicológicos al respecto demuestran que estas actitudes y sentimientos (amor, solidaridad, altruismo, amabilidad, generosidad, gratitud...) nos hacen experimentar más y mejores estados de felicidad. Dar, da felicidad. Así que si no dejas el ser una buena persona solo para Navidad, y tratas de serlo todo el año, no solo te estarás ayudando a ti mismo, sino que estarás contribuyendo a hacer del mundo un lugar mejor.


Espero que estos consejos te sirvan no solo para superar la "depre" post navideña sino a tener un 2023 que, como mínimo, sea mejor que el 2022 (que en lo personal, te confesaré fue un año un poco de mieeerda, pero no pasa nada, no todos los años pueden ser buenos). Este lo será, espero. Y también deseo que lo compartas conmigo, siguiéndome. ¿Vamos, me acompañas?


¡A por el 2023!


Cuestiona todo lo que digo, la duda nos acerca más a la verdad.


Si te gustó el post, comenta y comparte, no te lo quedes solo para ti, porfa.


Si te gusté yo, hago terapia en consulta en Málaga y online para el resto del mundo, y tengo un libro muy mono titulado La dictadura de la felicidad.


Y, como pronto es Blue Monday, (¡oooh, Blue Monday, qué desgracia!) a ver si me da tiempo a escribir y publicar un post sobre el mismo. Hasta entonces, o hasta la próxima, ¡recibe este abrazo!