martes, 30 de octubre de 2018

PROBLEMAS DE COMUNICACIÓN Y DESCONFIANZA EN LA RELACIÓN

De 2015 a 2017 tuve el orgullo de formar parte del APOL: el servicio de Apoyo Psicológico On Line de la Fundación Punset. Una selección de psicólogos de toda España que contestábamos consultas en torno a problemas de depresión, ansiedad, estrés, pareja, desamor, y muchos otros.

Fue una gran cantidad de trabajo, más de 150 consultas publicadas, y una enorme experiencia de aprendizaje que me llevé y que quiero compartir con vosotros, publicando algunas de las consultas más destacadas que tuve la oportunidad de contestar.

Esta semana: Problemas de comunicación y desconfianza en la relación. Un caso real que nos puede ayudar a resolver estos problemas muy comunes en la relaciones de pareja, para aprender a construir juntos un espacio compartido significativo al tiempo que se respeta el espacio personal de cada uno.

CONSULTA


Soy una mujer casada desde hace 10 años, tengo 2 hijas y siento que mi vida amorosa no tiene sentido: cada día me encuentro peor con mi esposo, ya que deseo tener más tiempo para terminar mi carrera profesional y desarrollarme en mi trabajo, pero quiere que le dedique más tiempo a él y menos a mi profesión y acabamos discutiendo. A esto se le suman infidelidades y problemas de falta de confianza. No sé si quiero estar más junto a él, porque siento que en lugar de apoyarme en mi vida profesional, me echa en cara todo el tiempo que no le dedico. 

RESPUESTA

Para que una relación de pareja funcione es imprescindible que exista una buena comunicación. Los reproches no forman parte de esa buena comunicación. Si los sustituimos por expresión emocional, asertividad y empatía, facilitamos el proceso de resolución de conflictos.


En tu caso, el conflicto es que tú quieres dedicar más tiempo a tu carrera profesional mientras tu marido te demanda más tiempo para él. ¿Es necesario sacrificar una de las dos demandas, para que la otra se realice? En psicología encontramos tres estilos relacionales según el tipo de apego: las relaciones basadas en apego ansioso, las basadas en apego distante, y las basadas en un apego seguro o maduro. Estas últimas son las más sanas, y en ellas los miembros de la pareja aprenden a encontrar un equilibrio para que coexistan el espacio exclusivo de cada uno y el espacio compartido, esenciales ambos para el bienestar conjunto. Mi recomendación: que os sentéis los dos a hablar tranquilamente para buscar soluciones que os hagan llegar a ese equilibrio.

Sin embargo, queda otro asunto pendiente. La confianza es otro de los pilares de una relación, y aquélla queda muy deteriorada tras una infidelidad. Eso no quiere decir que no se pueda superar y volver a reconstruir esa confianza, muchas parejas lo hacen. Si quieres continuar con tu marido es una decisión que sólo te concierne a ti, y si la tomas, trabajar los problemas de comunicación y de desconfianza con un terapeuta de parejas, os puede ser de gran ayuda. Ánimo, un abrazo. 

jueves, 25 de octubre de 2018

VAS A ESTAR BIEN

Hay veces en la vida que pasamos por momentos duros, difíciles, de incertidumbre... El infortunio nos golpea de repente, de manera inesperada, y pensar que las cosas finalmente "van a salir bien" o que tú mismo "vas a estar bien", nos ayuda a sobrellevarlos.

Pero hay muchas personas a las que les cuesta ser optimistas. Racionalizan sobre ellos mismos y su situación de vida (seguramente demasiado) y encuentran que no es seguro que las cosas vayan a salir bien o que vayas a estar bien. Por supuesto, esa seguridad, esa certidumbre, es imposible obtenerla, y por lo tanto importante es renunciar a ella.

A este tipo de personas, o a todo el mundo (incluido a mí mismo), porque todos hemos pasado por momentos en los que el optimismo era difícil de adoptar y renunciar a esa garantía de certeza se volvía harto complicado, nos preguntaría:

¿Has venido al mundo a hacer predicciones?

¿Has venido al mundo a acertar? ¿A saber lo que va a pasar?

¿O has venido al mundo a ser feliz, a... estar bien?

El "va a estar bien", el "vas a estar bien" no debe ser tomado como una predicción, ya que como tal, por su propia naturaleza, puede acabar siendo una predicción errónea.

El "va a estar bien" o "vas a estar bien" debe ser tomado como una declaración de intenciones. 

Porque la felicidad no va de predecir y acertar. La felicidad no va de tener certeza, ni seguridad. La felicidad ni siquiera va de lo que me pasa o me pueda pasar. La felicidad es sobre todo una cuestión de actitud, de con qué actitud afronto lo que me pasa o me pueda pasar.

Y con el "va a estar bien" o "vas a estar bien" yo declaro mi intención de estar bien, me comprometo a tener una actitud que me facilite estar bien.

Frente a la adversidad, frente al fracaso, frente a la pérdida, frente a la enfermedad, frente al dolor: llora, ten miedo, rabia, ¡permítete estar mal! Porque la felicidad no es estar siempre bien. No es eso...

Pero sí tiene mucho que ver con no abandonar nunca mi predisposición a sentirme bien.

Porque para eso venimos al mundo.

Vas a estar bien Eva. ¡Un abrazo!

jueves, 18 de octubre de 2018

UN MONSTRUO LLAMADO MOBBING

En España en torno al 15% de los trabajadores afirma sufrir o haber sufrido mobbing (acoso u hostigamiento laboral). Una cifra demasiado alta para silenciarla. Hay que hablar, y hay que hablar bien alto de lo qué es el mobbing, sus consecuencias y las posibles soluciones o alternativas.

Conociendo al monstruo

El mobbing o acoso laboral consiste en un conjunto de conductas repetidas y prolongadas en el tiempo que son hostiles hacia un trabajador y que provocan consecuencias negativas en su salud (ya sea a nivel físico, mental o emocional). Es fruto de un desequilibrio de poder que el acosador aprovecha para hacer daño a la víctima, ya que ésta no dispone de los recursos necesarios para hacer frente al acosador.

Algunas de las conductas más frecuentes que forman parte del repertorio del mobbing son: designar tareas por debajo de su cualificación o habilidades, degradando a la víctima; asignar exceso de trabajo o establecer plazos o tiempos imposibles de cumplir o que son incompatibles con la vida familiar; tácticas de desestabilización: cambios de puesto, de turnos o de horarios sin antelación suficiente; ignorar a la persona o marginarle; ataques a la vida privada de la persona, como difamaciones; agresiones verbales, físicas o sexuales.

El perfil del acosador suele ser el de una persona mentirosa, agresiva, resentida y frustrada, necesitada de reconocimiento por su complejo de inferioridad, narcisista, poco empática y excesivamente crítica. Por su parte, el perfil de la víctima suele ser el de una persona auténtica, honrada y transparente, con un alto sentido ético y de la justicia, con carisma y popularidad, inteligente y competente, empática, abierta y comunicativa. Todos estos rasgos le convierten en una "amenaza" para el acosador dentro de la organización, y por ese motivo éste suele iniciar la conducta de hostigamiento.

Las consecuencias para la víctima son personales: ansiedad, depresión, rabia e impotencia, miedo, insomnio, pérdida de autoestima... y también puede llegar a afectar a su vida social y familiar. Por su parte, la organización también se ve afectada: disminución del rendimiento, aumento del absentismo, mal clima laboral, pérdida de producción. 

Hay que aclarar que el mobbing puede darse de forma descendente (de un superior a un inferior) y es lo más común, pero también entre trabajadores de mismo rango o incluso en dirección ascendente, desde un subordinado a un superior.

Por todo ello, por las consecuencias que tiene, no sólo en lo personal para la víctima de mobbing sino para la sociedad en su conjunto, porque todos podemos llegar a sufrir este hostigamiento, es importante hablar del mobbing y de qué se puede hacer para manejar y superar este problema.

Enfrentándonos con el monstruo

1. En primer lugar, no lo permitas, no te calles, denuncia. El acoso laboral es inmoral e ilegal, no tienes derecho a ser tratado así, por lo tanto, ampárate en la ley para denunciarlo. Puedes primero ponerlo en conocimiento de la Organización, pero sí ellos relativizan o ignoran la problemática, busca un abogado y denuncia.

2. En segundo lugar, apóyate en toda la gente que puedas. Compañeros, familiares, amigos. Busca su apoyo emocional y también instrumental: testigos, pruebas, etc. Muchas veces esto no es posible, el resto de los trabajadores, o apoyan al acosador porque éste es un manipulador, o simplemente tienen miedo y no se atreven a ir contra él, por tanto la víctima se ve muy sola. No lo está. Sigue teniendo el apoyo de gente cercana, sigue teniendo el amparo de la ley. Es importante que reúna todas las pruebas posibles que le ayuden en su proceso laboral o legal contra el acosador.

3. No te culpabilices. Tú no tienes la culpa de lo que te están haciendo, tú no te lo mereces. Tienes todo el derecho del mundo a ser tratado de otra manera y a lucha por ello. La culpa inmoviliza, y necesitas ponerte en acción.

4. No pierdas el tiempo pensando en lo injusta que es la situación. Sí, lo es, ¿y qué ganas pensando en ello? ¿Qué ganas metiéndote en la psique del acosador, tratando de entender por qué estás actuando como lo hace? Está pasando, acéptalo, asúmelo, y ponte en acción para que deje de pasar. 

5. Mejora tus Habilidades Sociales. Un buen nivel de asertividad te permitirá no adoptar una actitud pasiva y enfrentarte a tu acosador sin entrar en un conflicto agresivo, como él pretende.

6. Dadas todas las consecuencias que hemos visto anteriormente, date de baja si lo necesitas. Si sufres de ansiedad, si tu salud se está viendo mermada, ¿de qué te sirve adoptar una actitud de resistencia? Como cuando enfermamos por otros motivos, en esta situación también tienes todo el derecho del mundo a solicitar una baja.

7. Pon el foco en otras cosas. No centres toda tu atención en el trabajo, en el acosador, en lo que va mal. No le des ese poder. ¿Qué hay de lo que funciona, de lo que sí va bien, de lo que tiene más valor para ti en este mundo: familia, amigos, actividades que te hacen sentir bien...?

8. Pide ayuda psicológica. Todos las podemos necesitar en algún o algunos momentos de nuestra vida. Eso no es malo. Eso no nos hace débiles. Todo lo contrario: nos hace fuertes, porque hay que ser muy fuerte para tener el coraje de pedir ayuda y afrontar tus problemas.

En definitiva, el monstruo del mobbing es amenazante y preocupante, pero no estás solo o sola. No lo estás. Juntos, podemos hacerle frente.

¡Un abrazo!

martes, 9 de octubre de 2018

LA VERGÜENZA DE UNO MISMO

Brené Brown, socióloga norteamericana que ha hecho un amplio estudio sobre la vergüenza, nos dice en una de sus famosas conferencias que la culpa es decirte "Yo he hecho algo malo", mientras que la vergüenza es decirte: "Yo soy lo malo".

Yo soy lo malo, yo soy el error, está en mí.

Y esto es fatal, fatal... Porque esa vergüenza sobre mí mismo deriva en un mal autoconcepto, al que luego sigue falta de autoconfianza, a la que luego acompañará la timidez, la fobia social, el miedo al fracaso o la ansiedad ante cualquier tipo de situación... Ya que YO soy lo malo.

Y mi insatisfacción conmigo mismo y con mi vida será tan grande, que es muy probable que aparezca también la depresión.

Y todo, todo, por algo que me he dicho.

Porque recordemos que está lo que nos pasa, y está lo que yo me digo a mí mismo sobre lo que me pasa. La vergüenza aparece precisamente por un exceso de identificación sobre lo que me pasa, por cómo interpreto esos acontecimientos y la identidad que forjo sobre mí mismo a través de los mismos.

Por eso es tan importante aprender a controlar las atribuciones causales respecto a los acontecimientos de mi vida. Estas atribuciones puedes ser de 4 tipos:

- Atribuciones internas o externas. Lo que me pasa es debido a mí o debido a factores externos.

- Atribuciones estables o inestables. Lo que me pasa seguirá pasando siempre o es un hecho puntual.

- Atribuciones globales o específicas. Lo que me pasa, me pasa en cualquier tipo de situaciones o en situaciones determinadas.

- Atribuciones incontrolables o controlables. No puedo cambiar lo que me pasa o sí puedo cambiarlo.

Entonces, si pienso que lo malo que me pasa, me pasará siempre, en cualquier tipo de situación, y que tiene que ver con algún aspecto de mi persona que no puedo cambiar, fácilmente me identificaré con lo malo que me pasa, llegando a la conclusión de que:

YO SOY LO MALO

Y me esconderé, evitaré, tendré miedo, y me sentiré mal conmigo mismo.

En cambio, si trato de hacer atribuciones más realistas, porque normalmente los eventos no son estables ni globales, a veces son controlables y otras no, y en parte atribuibles a uno mismo pero en otra parte atribuibles a factores externos, entonces los resultados cambiarán:

ME HA PASADO ALGO MALO
PERO YO NO SOY LO QUE ME PASA.

No eres un fracasado por fracasar.

Si te han maltratado, si te han hecho bullying o mobbing, tú no eres eso, no te lo merecías.

Si te han juzgado, si te han minusvalorado, si te han rechazado mil y unas veces, sigues siendo digno y digna de aceptación, de amor y de felicidad.

Deja de atribuirte todo "el mérito" de lo malo que te pasa, deja de sentir vergüenza de ti mismo, ¿por qué, qué ganas con eso?

¿No ves que tú eres mucho más: tus valores, tus fortalezas, tus ilusiones, tu capacidad de ayudar y amar a los demás, tu capacidad de conocerte, aceptarte, amarte y reinventarte?

Cuando te suceda algo malo, no te identifiques con eso. Analízalo y trata de hacer atribuciones realistas y sacar conclusiones útiles. Puede que haya algo que cambiar en ti, pero todo podemos cambiar, todo tenemos virtudes que podemos mejorar y defectos que pueden ser corregidos, eso no significa que seamos malos...

ESO SIGNIFICA QUE ERES HUMANO

Y aunque como especie tenemos tanto y tanto que mejorar, seguramente la vergüenza no nos ayude nada a ello.

Quiero pensar, que el amor sí lo hará.

¡Un abrazo!

miércoles, 3 de octubre de 2018

ESE PEQUEÑO GRAN HIJO DE PUTA LLAMADO EGO

Igual que en las cajetillas de tabaco antes ponían que fumar puede ser perjudicial para su salud (ahora son menos políticamente correctas y más fieles a la realidad y por eso ponen "fumar mata"), allá por donde fuéramos deberíamos ver avisos que nos recordaran que el Ego puede ser tremendamente perjudicial para nuestro bienestar emocional.

Pero, ¿por qué? O antes de nada, ¿qué es el Ego?

Definiciones del Ego hay muchas, muchísimas, y te animo a investigar sobre el tema, porque es muy interesante, y para hacerte tu propia idea sobre qué el Ego. Yo me permitiré, humildemente, compartir la mía contigo:

El Ego es el producto de la consciencia.

Al ser seres pensantes, inevitablemente, tenemos consciencia, es decir, conocimiento de nuestra propia existencia, y ese conocimiento deriva en la proyección mental de nosotros mismos. Y ese "Yo mismo", es el Ego.

Es decir, el Ego es lo que piensas que piensas, que sientes, que dices y que haces. Lo que piensas que eres. Pero tú ERES, más allá de esa consciencia. Aunque no tuvieras mente y por tanto ni pensamientos ni consciencia.

Los perros son, por ejemplo. Pero los perros no tienen Ego. Y sin embargo un perro (al igual que un gato, al igual que un toro...) puede sufrir, ¡claro que puede sufrir! Porque lo que los animales sí tienen son emociones. Entonces pueden sentir tristeza, miedo, ansiedad, estrés, rabia... Si les maltratas, se estresan, sufren, y ese sufrimiento puede incluso derivar en una depresión.

Pero lo que no hará nunca un perro es decirse: "qué vida más perra tengo" o "vaya mierda de perro que soy".

Entonces, cuando sufrimos (porque nosotros también somos seres sintientes, por supuesto, lo seríamos incluso sin Ego), y el pequeño yo que hay en nosotros en forma de consciencia nos dice que lo que te ha hecho sufrir tú te lo has buscado, que lo que te ha hecho sufrir forma parte de ti mismo, que te define, y que has caído en vergüenza o desprestigio frente a los demás (porque el Ego al fin y al cabo es mi "Yo mismo" en el mundo, junto a los demás), añades sufrimiento al sufrimiento.

Cuando sufres y te identificas con el sufrimiento a través de la identidad que tu consciencia proyecta de ti mismo, tu identidad se ve resquebrajada, y al dolor propio del sufimiento, se le suma ese dolor: el del Ego herido.

La solución no pasa por matar a ese maldito bastardo. Pero tampoco pasa por sobreprotegerlo. Si nos centramos en cuidar nuestra propia imagen, nuestro "Yo mismo" en el mundo, sin duda encontraremos multitud de señales que amenazan su integridad.

Si en lugar de eso me oriento a no darle tanta importancia a lo que soy o lo que pueda ser para los demás, y me enfoco más en sentirme bien, puede que para muchos otros Egos mi "Yo mismo" no encaje en el perfil de un Ego feliz...

... y que a mí me dé igual, exactamente igual...

... porque me sienta bien,  muy, muy bien.

Este sábado 6 de Octubre haré en Málaga el Taller de Psicología Positiva, Bienestar y Crecimiento Personal: "¡Soy infeliz y me alegro!", en el que hablaremos, debatiremos e incluso jugaremos sobre el Ego, la mente, las emociones y la autoestima. Para aprender en grupo a ser cada uno de nosotros un poquito más felices... o no, ¡y no montar un drama por ello!

Si estás en Málaga allí te espero y si no, como siempre, recibe este enorme abrazo.