Recientemente salieron publicados los últimos datos del INE sobre suicidio. Y no son nada buenos. 10 personas se suicidan cada día en España (datos referidos a 2019) y se estima que unas 800.000 en el mundo cada año. Por otro lado, según estudios de asociaciones no gubernamentales, las tentativas de suicidio en los más jóvenes, la población infantojuvenil, ha aumentado en 2020 un 250%.
Es estremecedor. Sin embargo, no escribo este post para quedarme en el drama, sino para buscar explicaciones que puedan facilitar soluciones:
- En primer lugar, aunque el llamamiento por parte de la sociedad, a través de diferentes colectivos (médicos, psicólogos, educadores, padres...), para que se incremente el número de psicólogos en la atención primaria, está siendo fuerte y necesario, no podemos quedarnos ahí. Hemos de abordar el tema de la salud mental desde la prevención y el tratamiento de la enfermedad, pero también desde la promoción de la salud mental (que no deja de ser otra manera de prevenir).
- En segundo lugar, todos (médicos, psicólogos, educadores, padres... políticos, por supuesto) hemos de estudiar lo que está pasando. Tomárnoslo muy en serio. Y eso requiere tiempo e inversión. No hay que buscar explicaciones sencillas que lleven a soluciones fáciles pero ineficaces. Es de bastante sentido común pensar que el incremento de suicidios no se debe a un único factor, como podría ser, por poner un ejemplo, la pandemia, sino a diversos factores interrelacionados. Algo, probablemente, estamos haciendo mal como sociedad cuando crecemos económica y tecnológicamente, pero decrecemos espiritualmente hasta el punto de que muchas personas deciden quitarse la vida. No todos los que se suicidan son enfermos mentales, sino que hay muchos con depresión y otras alteraciones del estado de ánimo. Se quita la vida el que sufre hasta tal punto que no encuentra esperanza más allá de la muerte. Estudiemos y detectemos las causas y podremos hallar soluciones... aunque estas impliquen un cambio en nuestro estilo de vida.
- Y, por último, no quiero hablar solo de los que se van y del sufrimiento de las familias. También es importante mencionar a los que se quedan. Esas personas que han luchado y están luchando, con (que no contra) sus problemas, con sus taras, con sus miedos y con el dolor, y que viven, y quieren vivir, y que, muy probablemente, con ayuda, esfuerzo y tiempo, van a conseguir vivir una buena vida, con penas y amarguras a veces, pero también con muchas alegrías y amor. Ellas y ellos son fuente de inspiración. No porque no sufran sino porque precisamente eligen avanzar agarrando fuerte su sufrimiento... y más fuerte aún las manos de los que se prestan a ayudarlos.
Teléfono contra el suicidio: 911 385 38
Teléfono del la Esperanza: 717 003 717
Y en este enlace dispones de guías de autoayuda para la prevención del suicidio: https://tuteticontigo.com/telefonos-de-prevencion-del-suicidio-en-espana/
Cuestiona todo lo que digo; la duda nos acerca más a la verdad.
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Y recibe este abrazo.
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