Pero sí que podemos elegir nuestros pensamientos sobre lo que nos pasa.
Bueno, pues, siendo esto así... ¿¿¿por qué se usa tanta pedagogía para el hacer cosas y tan poca para el pensar cosas??? Y encima quieren quitarnos la filosofía, uf...
Algo en lo que incidimos mucho los psicólogos, sobre todo los cognitivos conductuales como yo, es en el arte de pensar bien. Sí, porque se puede considerar todo un arte, ya que pensar bien es una habilidad susceptible de ser entrenada y mejorada hasta la excelencia.
En terapia nos encontramos muchos pacientes con sesgos cognitivos, es decir, fallos a la hora de interpretar la información que llevan a conclusiones erróneas. Muchos de los problemas de ansiedad y depresión que observamos tienen su base en creencias irracionales germinadas en el pasado y cuyo frutos hoy son estos sesgos cognitivos que son la vitamina de los miedos y la baja autoestima.
¿Cómo te hablas? ¿Cómo narices te hablas? Resulta que te han enseñado a hablar con los demás, ¿y no te han enseñado a hablar contigo que eres la persona que te va a acompañar durante toda la vida?
Necesitamos aprender a hablarnos bien y el lenguaje del diálogo interior son los pensamientos. Por eso es importante detectar las creencias y sesgos negativos, para transformar la manera en la que interpretamos las cosas que nos pasan y cómo nos hablamos.
Creo que a la hora de pensar y hablarnos deberíamos usar estos tres criterios para potenciar nuestra "capacidad artística":
- Ser realistas. No caer en la exageración ni en la negatividad.
- Ser facilitadores. Que lo que me digo me ayude en algo, si no, mejor no decirme nada.
- Ser amables. Fuera culpas y automachaques.
Así, siguiendo esos tres criterios, el arte de pensar bien incluiría actividades talentosas como relativizar, buscar alternativas y, si no las hay, aceptar, y, por supuesto, el noble arte de tratarse bien, siendo comprensivos y pacientes con nosotros mismos.
Hay que estar atento a los vicios que nos alejan del virtuosismo de este arte de pensar bien. Cuando te sientas mal, toma consciencia del por qué: "¿Qué me estoy diciendo? ¿Estoy exagerando o dramatizando? ¿Estoy anticipando algo que no tiene por qué suceder? ¿Estoy dándole vueltas a un pasado que ya no se puede cambiar? ¿Me estoy autoexigiendo de forma perfeccionista y poco amable? ¿Me estoy culpando y machacando por algo de lo que ya solo puedo aprender?".
Siempre se ha creído que hablar solos es de locos. Bien, pues yo soy psicólogo, y aunque eso no me exime de estar loco, te hago la siguiente prescripción terapéutica: habla más contigo mismo y, sobre todo, habla mejor.
Y si no sabes, aprende. Entre otros, los libros, la filosofía y, cómo no, los
psicólogos, te echamos una mano con eso.
Y créeme que aunque no sufras ni de depresión ni de ansiedad u otra problemática, si vas al psicólogo solo para mejorar tu manera de pensar, ganarás mucha calidad de vida.
Así que, dale, ¡a practicar el arte de pensar bien!
Cuestiona lo que digo, la duda nos acerca más a la verdad.
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Si te gusté yo, hago terapia psicológica en consulta en Málaga y online para el resto del mundo. ¡Ah!, y tengo un libro muy chulo llamado La Dictadura de la Felicidad.
Y, con muy buenos pensamientos, ¡recibe este abrazo!
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