Qué mejor ocasión para hablar del pensamiento mágico que éste post nº13, ya que pensamiento mágico y superstición están definidos por procesos idénticos.
Pero, ¿qué es el pensamiento mágico? Para muchos de vosotros quizá este concepto sea nuevo. Bien, pues para empezar, os diré: nada tiene que ver con sacar conejos de una chistera.
El pensamiento mágico es creer que mis propios pensamientos, palabras o actos causarán o evitarán un hecho que no está causalmente relacionado con dichos pensamientos, palabras o actos. Se encuadra por tanto dentro de la falacia (falacia=argumento no válido) post hoc, ergo propter hoc (“después
de esto, luego a consecuencia de esto”), que consiste en afirmar equivocadamente que porque un acontecimiento va seguido de otro el primero lo produjo. Por ejemplo:
Pasar por debajo de una escalera y que luego al cruzar un semáforo estén a punto de atropellarte (¿?).
Decirles a tus amigos que estás convencido de que tu equipo favorito perderá el partido, y que luego gane y pienses que ha sido gracias a esos comentarios (¿perdona?).
Que un ser querido se retrase, pensar que puede haberle ocurrido un accidente, que finalmente aparezca, y creer que ha sido tu preocupación lo que le ha salvado la vida (¿¿¿cómo???).
Pues por raras que parezcan, estas incoherentes e ilógicas relaciones causales son establecidas por las personas con bastante frecuencia. ¿Por qué? Porque las aprendemos. Basta con que de pequeño me preocupara mucho por que no vinieran mis padres e imaginara un accidente (cuando existían otras explicaciones para la tardanza: un atasco, un imprevisto, un olvido...), y que aparecieran sanos y salvos, para aprender a pensar en lo peor cada vez que alguien se retrase. Basta con que nos dijeran que pasar por debajo de una escalera causa mala suerte para que evitemos hacerlo (y no me diga que no lo ha hecho, o al menos ha visto a personas hasta cambiarse de acera).
¿Y por qué es importante el pensamiento mágico en Psicología, más si cabe en Psicología Positiva? Porque el pensamiento mágico es la raiz del pensamiento anticipatorio. Y el pensamiento anticipatorio, en clave negativa, es decir, anticipar lo malo, en ocasiones, incluso lo peor, es el antagonista supremo de la Psicología Positiva.
El pensamiento anticipatorio en clave negativa nos preocupa, nos provoca malestar, y no sólo no nos libra de que ocurra lo malo, si no que facilita el fracaso, ya que cuando nos estresamos o nos deprimimos debido a nuestras preocupaciones, nuestras respuestas a las demandas del entorno se vuelven menos eficaces. Muy al contrario que si nos mantenemos serenos, alegres y optimistas.
Sin embargo, imaginemos por un momento que lo malo, sucede. ¿Sabe qué pasará? ¡Que va a reponerse! ¡Lo superará! Es lo que hace la mayoría de la gente: nos crecemos ante los fracasos y eventos negativos personales. Es decir: ¡sufrimos más pensando en lo malo que cuando nos pasa!
Así que déjese de trucos de magia. Empiece a pensar en clave positiva. Y no olvide que: positividad no es pensar que todo saldrá bien, es saber que aunque las cosas no salgan bien, seré capaz de seguir hacia delante.
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