Siempre he dicho que en la vida no hay que pre-ocuparse, hay que ocuparse.
Lo que no equivale a no planificar ni ser precavido. Pero tampoco equivale a sufrir por lo que no ha pasado.

- Sufrimos más pensando en lo malo que cuando nos pasa, porque paradójicamente cuando nos pasa lo malo las personas conseguimos reunir el suficiente coraje como para superarlo. O piensa en este ejemplo: una persona con fobia a las agujas sufrirá mucho más por la ansiedad que le ocasiona esa fobia que por el leve pinchazito de la aguja.
- El pensamiento anticipatorio nos lleva hacia la profecia-autocumplida: por pensar en lo malo, finalmente sucede. No tiene nada que ver con el pensamiento mágico, que ya comenté en otro post y que consiste en establecer una relación irracional entre nuestros pensamientos y los eventos en nuestra vida.
La profecía autocumplida hace mención a cómo nuestros pensamientos influyen sobre la conducta. Por ejemplo: si inicio un nuevo proyecto y desde el principio pienso que fracasaré, mi motivación, energía y claridad mental para buscar recursos, soluciones e ideas, no serán muy eficaces. Si creo que mi pareja cuando no está conmigo me está siendo infiel, mi desconfianza, mis celos y mi elevado nivel de dependencia emocional seguramente deteriorarán la relación y hasta, es posible, que por ello mi pareja acabe por serme infiel.
La profecía autocumplida puede recaer sobre los demás, y entonces hablamos de Efecto Pigmalión: el poder que tienen nuestras expectativas sobre los otros (hijos, alumnos, empleados). O puede recaer sobre uno mismo, y entonces hablamos de Efecto Galatea: las convicciones sobre nuestro propio fracaso... o éxito.
Porque claro, nosotros mismos podemos hacer que esa profecía autocumplida se convierta en un bonito sueño que se hace realidad. Dile a tu hijo, alumno o empleado que crees firmemente en que puede hacerlo, y pondrá más empeño en hacerlo. Dite a ti mismo que eres capaz de conseguirlo y, como mínimo, tu motivación y energía aumentarán, acercándote más a tus objetivos.
Para ello, un ejercicio que se hace en terapia y, sobre todo, en Psicología del Deporte, es LA VISUALIZACIÓN: nos imaginamos a nosotros mismo afrontando un reto venidero: un examen, una charla en público, un partido de fútbol, una cita, un nuevo trabajo... en clave de éxito. Para aplicar esta técnica, lo ideal es acudir a un terapeuta que te entrene en ella. Pero he aquí unas orientaciones:
- Hay que imaginar vívidamente. No es fácil, la imaginación hay que desarrollarla. Algo que ayuda: prestar atención a los detalles.
- Recréate en las sensaciones de tu éxito: las consecuencias positivas, las alabanzas de los otros, la satisfacción personal que te produce...
- ¡Y no olvides imaginar en clave de éxito! Es decir, no pienses en lo que podría pasar, piensa en lo que quieres que pase.
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"My fair lady", una gran película, ejemplo del Efecto Pigmalión. |
Es una buena forma para que, eso que quieres, finalmente suceda. Goethe dijo (y tiene que ver con el Efecto Pigmalión pero es igualmente aplicable al Efecto Galatea): "Si tratamos a una persona como lo que es, seguirá siendo lo que es; pero si la tratamos como lo que podría ser, entonces se convertirá en todo lo que puede llegar a ser".
Y podemos llegar a ser todo lo que pensemos, y más, y mucho mejor.
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