martes, 10 de noviembre de 2015

EL PODER DE LA SEDUCCIÓN

Qué bonito sería si en la escuela nos hubieran enseñado a SEDUCIR.

Me refiero a seducir en toda su extensión, claro, no sólo al sentido erótico del término. Que algún padre o madre ya estará pensando: "¡Sí, hombre, como si no tuvieran los chavales ya suficiente con Hombres, Mujeres y Viceversa!"

Seducir es atraer, cautivar. Seducir es comunicar. Seducir no es engañar. Seducir es convencerte de que me creas.

Lo que pasa es que el término se ha "prostituido" tanto que se confunde la seducción con el engaño. También... es que hay mucho mentiroso suelto. Pero la mentira es un problema ético, mientras que seducir no es malo o reprobable desde el punto de vista moral.

Pensemos en un político por ejemplo. Pensemos en un gran político. Uf... cuesta, lo sé. Pensemos en Obama. El presidente de EEUU es capaz de, gracias a un discurso cercano, generar confianza y admiración en su audiencia. Si gran parte del contenido de ese discurso es mentira el tiempo lo dirá, y entonces podremos acusarle de mentiroso y las urnas podrán castigarle. Pero lo que es innegable es que Obama seduce a la gente cuando habla.

Cuántas personas habrá, y que no son políticos precisamente, con ideas, proyectos, inquietudes, opiniones, sueños... capaces de mejorar el mundo en el que vivimos, y que finalmente se quedan en el limbo porque no encuentran recursos para defenderlas o enfrentarlas con otras.

Recursos como la comunicación, la empatía, la asertividad, la resolución de conflictos, la escucha activa, la capacidad de negociación y el sentido del humor.

Todas estos recursos interpersonales forman parte de las Habilidades Sociales: el conjunto de conocimientos, actitudes, aptitudes y conductas que facilitan las relaciones entre las personas.

Y eso no puede ser malo. Seas presidente de EEUU o vendedor de Jazztel. Bueno, quizá si eres esto último sí. Es broma.

Las Habilidades Sociales aumentan nuestro poder de seducción, no porque con ellas aprendamos a manipular o engatusar al otro, sino porque a través de ellas entiendo mejor al otro y me muestro ante él tal como soy yo, aparcando complejos y traumas, sin dar lugar a ambigüedades o malentendidos. Y es entonces cuando se produce el fenómeno de la atracción: porque el otro me ve, y al verme ME CREE.

El arte de seducir, del buen seducir, es ése, mostrar mi Yo Verdadero porque he perdido el miedo a que el otro no me acepte o no me quiera. Y en la superación de ese miedo, me encuentro conmigo mismo... Y contigo, si decides jugar al mismo juego de seducción.

Este sábado 14 de Noviembre impartiré un Taller de Habilidades Sociales en el que trabajaremos resistencias a ese encuentro, como la vergüenza o la ira, y facilitadores del mismo, como la empatía y la asertividad. Será además de pedagógico, muy divertido y dinámico.

Espero haberte seducido para que asistas... ¿Juegas a encontrarnos? 

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