Hoy es el Día Internacional de la Felicidad, y creo que muchos coincidirán conmigo al identificar aquélla con el bienestar. ¿Qué es la felicidad? Estar bien, sentirse bien. En sus diferentes formas (paz, alegría, plenitud...) y niveles: físico, mental, emocional.
A nivel más fisiológico, son ya más que conocidos algunos hábitos que promocionan la salud (y por tanto previenen la enfermedad), que hacen que nuestro cuerpo se sienta bien, y con él nuestra mente y nuestro sistema nervioso: ejercicio físico, dieta variada y equilibrada, vida no sedentaria, sexo, descanso, etc.
A nivel cognitivo, también podemos fortalecer la salud de nuestra mente, repercutiendo con ello positivamente en nuestra salud física y emocional. Estos son algunos sencillos hábitos que puedes incorporar ya a tu rutina diaria para moldearte a ti mismo como un ser más equilibrado, sano y feliz.
¡Vamos a verlos!
1. Medita. Y si entrenas Mindfulness a través de la meditación, mucho mejor (existe, según qué disciplina, diversas alternativas para meditar). El Mindfulness es nuestra capacidad de prestar atención plena al momento presente, libres de juicios y otro tipo de pensamientos. ¿Te imaginas la carga que le quitamos a nuestra mente cuando hacemos eso? Porque siempre la estamos llenando con pensamientos del pasado y del futuro. Cuando simplemente observamos el aquí y ahora, nuestra mente descansa, y lo agradece.
2. Levántate con un pensamiento positivo cada mañana y acuéstate con otro cada noche. ¿No es más habitual hacer lo contrario? Al despertar: "Uf, qué sueño, qué pereza levantarme..."; y al ir a dormir, nos llevamos nuestras preocupaciones a la cama: "Mañana tengo que hacer esto, y esto otro... ¿Hice bien al hacer eso o decir aquéllo? ¿He olvidado hacer algo importante?" Saturamos nuestra mente y la llenamos de negatividad. Un truco para hacer lo contrario: yo trato de despertarme y pensar en algo agradable que sé que voy a hacer ese día (comer un plato que me gusta, ver a alguien que me agrada, hacer alguna actividad que me entretiene) y al ir a la cama recuerdo las mejores experiencias de ese día.
3. Lee. Los libros son el gimnasio de la mente. La llenan de conocimiento, estimulan su pensamiento crítico y su creatividad, nos hacen llorar y reír... En España las estadísticas son devastadoras: uno de cada tres no lee, uno de cada cuatro sufrirá un trastorno mental en su vida. ¿Estará relacionado? No lo sé, pero vuelvo a repetirlo: los libros son el gimnasio de la mente, y una mente más fuerte, es una mente más sana.
4. Háblate. ¿Eres de esos que no lo hace, como mi madre, pero que luego le habla a su perra como si fuera una persona? Hablarse a uno mismo no es señal de locura (hablar a los animales tampoco, quede claro... ¡a no ser que creas que ten entienden!), todo lo contrario, es un hábito positivo para nuestra salud mental. Aunque también depende de lo que nos digamos, claro: ten un discurso compasivo (amable), que trate de buscar soluciones a esos problemas que suelen dar vueltas y vueltas alrededor de tu cabeza (rumiaciones) y que use un enfoque racional y útil, eliminando así los sesgos cognitivos y dramatizaciones que produce nuestra mente.
5. Deja de tratar de abarcar con tu mente aquello que no puedes controlar. La mente es libre, puede viajar a donde desee, hasta a la Casa Blanca si quiere para charlar un ratito con Trump... Le damos un trabajo extra innecesario a nuestra mente cuando tratamos que solucione los problemas del mundo, los del futuro, los del pasado, los de otras personas... Hazte la siguiente pregunta: ¿puedes hacer algo?, o: ¿puedes hacer algo ahora mismo? (porque si estás en la cama y son las 3 de la madrugada dudo de que sea el momento) Si puedes, hazlo; si no, olvídate y deja descansar a tu mente, que tiene que estar de ti hasta los mismísimos.
6. Ten cuidado con la gente tóxica. Ya sabes, aquellos que te chupan la energía y que saturan a la pobre de tu mente con: negatividad, problemas, quejas, lamentaciones, preocupaciones, miserias varias... Podemos ayudar, pero es la otra persona quien ha de resolver su vida, no tú. Y cuidado también con el concepto de ayuda: dale a una persona una muleta cuando se ha hecho un esguince, y se curará; dale una muleta para toda la vida, y se volverá coja. Ayudar sí, regalar nuestra energía no, que luego la mente, se resiente.
7. No pierdas demasiado tiempo para tomar una decisión. Lo explico: tienes que elegir entre A y B, conoces los contras o riesgos que suponen ambos, y también los pros y posibles beneficios de los dos, y aún sigues dándole vueltas porque quieres verificar que no se te escapa nada, para estar seguro de que eliges la opción correcta. ¡Nunca vas a estar totalmente seguro! Hay que arriesgarse, meditarlo no te garantiza que tu decisión sea la acertada, ¿y qué? Hazlo, y si sale bien, bien, y si sale mal, también bien, porque aprenderás de ello. Y estoy hablando de tomar decisiones importantes, con las menos importantes hay que dejarse llevar mucho más por la intuición, por las emociones. Imagina a una persona debatiéndose durante una hora si ir a tal o cual restaurante, y pedir ésta u otra comida, y decidir entre aquél o aquel otro postre... ¿Te suena? ¡Sobrecargamos el cerebro con tantos datos, con tanta información! Decide rápido, y la mente te lo agradecerá.
Y ya está, no están todos los que son, pero son todos los que están. Sencillos hábitos para que tu mente esté más relajada y plácida, y para que el Día de la Felicidad no sea sólo hoy, sino muchos días del año. Un abrazo y feliz día.
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