Ilusionarse ante una nueva relación, un nuevo proyecto, cambios que se avecinan...
No sólo es inevitable sino que es bueno, ya que la ilusión puede actuar como impulso de la fuerza motora, es decir, puede facilitarnos la toma de decisiones y la ejecución de acciones conducentes a hacer que nuestras ilusiones se cumplan.
Sin embargo la ilusión puede convertirse en decepción cuando nuestras expectativas no se convierten en realidad. La sensación es aún mucho más desagradable cuando se trata de una noticia negativa que nos pilla de sorpresa: un viaje frustrado en el último momento, un despido inesperado, una ruptura que no nos imaginábamos...
Se produce entonces un derrumbe, un ¡plof!, nuestro estado anímico cae y se sumerge en un pozo de depresión y vacío.
Éstas son algunas recomendaciones para salir de ese pozo:
1. Acepta la realidad. Y la realidad, por mucho que nos sorprenda a veces para mal, no tiene que coincidir con tus expectativas. La realidad es lo que es. Y no vas a cambiar lo que es por mucho que te lamentes.
2. No te culpes, aprende. Si hiciste algo mal, si cometiste fallos, perdónate, eres humano, a todo el mundo le pasa. Analiza cuáles fueron tus errores y eso te servirá para no volverlos a cometer. A través del autofustigamiento perpetuo no se aprende nada en absoluto.
3. Comparte lo que te ha pasado. Muchas veces es sobre todo la sensación de vergüenza lo que nos mantiene en ese pozo y nos impide salir de él. Pensar que lo malo sólo me pasa a mí. Si compartes tu desilusión con personas significativas para ti, seguro que encontrarás: empatía, apoyo emocional, y una mano amiga invitándote a salir del pozo.
4. Construye tu realidad. Quedarse parado tras una decepción es aferrarse a las expectativas. Tras el derrumbe inicial, tras concederte un tiempo a ti mismo para asimilar la decepción, explora cuáles son tus alternativas y llévalas a cabo: quizá no pudiste hacer ese viaje que tanto ansiabas, pero qué planes puedes hacer en tu ciudad para pasártelo bien, quizá ya no puedas seguir trabajando en ese trabajo en el que tan cómodo te sentías pero ahora se abren nuevas posibilidades profesionales para ti, quizá se acabó esa relación que tanto te ha aportado y de la que tan buenos recuerdos te llevas, pero quién sabe qué tipo de personas se cruzarán a partir de ahora en tu vida para enriquecerla. Frente a las expectativas perdidas: búsqueda de alternativas.
5. No te engañes a ti mismo. Puede que te sintieras muy bien ilusionándote, pero no te engañes a ti mismo, el objeto de tu ilusión, o dicho de otra manera, la consecución de tu expectativa, no iba a ser nunca, de ninguna manera, el culmen de tu felicidad. Porque el culmen de tu felicidad no existe. No necesitamos ilusiones para ser felices, necesitamos ilusiones para movernos, y a través del movimiento, a través del crecimiento personal, se genera felicidad, pero tu felicidad no depende una única cosa. Así que si no conseguiste o mantuviste aquello que te hacía ser tan feliz, de verdad...
NO IMPORTA TANTO.
Porque la vida no deja de ofrecerte nuevas alternativas. Así que, ten ilusiones, pero no te cases con ellas...
¡Cásate con la vida!
Un abrazo.
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