martes, 7 de diciembre de 2021

¿VIVIR EN MODO PREVENTIVO O EN MODO PROACTIVO?

Hace unos días publiqué un vídeopost en Youtube titulado "Eres un yonqui y no lo
sabes". En él hablo de cómo hoy todos, en mayor o menor medida, nos hemos vuelto bastante adictos al control. Lo puedes ver aquí.

Ser un yonqui del control es como vivir en modo preventivo, en estado de alerta constate: debo estar atento a todo, tenerlo todo bajo control, para prevenir cualquier amenaza que pueda devenir, y así evitarla o, al menos, que el golpe no me pille por sorpresa. Nos generamos, de esta manera, una cierta sensación de control frente a la adversidad y el fracaso, pensamos que nos preparamos mejor para el dolor, pero... Lo único que estamos haciendo es procurarnos dolor en el ahora: preocupaciones, tensión física, mental y emocional, estrés.

En cambio, vivir en modo proactivo, en lugar de preventivo, no es adelantarse a los problemas que puedan darse (eso, de nuevo, sería prevención) sino vivir abiertos a la felicidad y al amor. Muchas personas tienen miedo de abrirse a lo bueno que pueda darles la vida porque temen estar relajándose demasiado y que luego les pille lo malo por sorpresa y se vengan abajo.

Pero, y he aquí lo interesante, la gran paradoja resulta ser que las personas que viven abiertas al amor y a la alegría, reaccionan mejor ante las dificultades, el fracaso o la adversidad. Claro, pensadlo bien: todos tenemos nuestras reservas de energía (la que nos da el sol, los alimentos, el aire que respiramos... ). La actividad física no es la única que gasta nuestra energía, también la mental y nuestras respuestas psicofisiológicas (respuestas de estrés). Si estamos todo el rato en tensión y con malestar por culpa de las dichosas neuras ("¿y si esto, y si lo otro...?") nuestro organismo no estará mejor preparado para encajar un golpe que si este se encuentra relajado y/o animado (con una energía alta).

No se trata de vivir a lo loco. Cierto control es necesario (rutinas, organización, planificación). Tampoco estoy diciendo que las personas que viven en modo proactivo no sufran, claro que sí. Y también se rayan y se preocupan a veces. Pero, su filosofía de vida no es esa. Lo que abunda en su vida no es eso. No están orientadas hacia la prevención del mal sino hacia la promoción del bien. Y según hacia donde orientes tu energía, en forma de pensamientos, emociones y conductas, obtendrás lo que abundará en tu vida.

Una persona que vive en modo preventivo es como si, de manera subconsciente, se dijera de continuo "¿Qué malo puede pasarme hoy?". Muchas veces, eso malo no pasa y, cuando pasa no es tan grave y, cuando pasa y es grave, era inevitable. Y por culpa de su estado de alerta constante, se pierden lo bueno, no lo disfrutan ni lo valoran tanto.

Una persona en modo proactivo se pregunta "¿Qué puedo hacer hoy para tener un buen día?" y se orienta hacia el placer y la paz interior o a cultivar el disfrute y el amor en sus relaciones. En realidad, las personas en modo preventivo también quieren hacer todo esto, y lo hacen, pero, debido a esa falsa y excesiva sensación de necesidad de control, no pueden hacerlo tanto como quisieran o cuando lo hacen no lo disfrutan plenamente, porque están cerradas (en parte) al amor y a la dicha, ya que eso implica relajarse y "relajarse es peligroso".

Hasta que, un día, toman consciencia de que no necesitan para nada tanto control, ya que este solo las ha llevado a cerrarse a la felicidad y al amor, y lo sueltan, y empiezan a enseñar a su cuerpo y a su mente que pueden relajarse, dejarse llevar, fluir...  CONFIAR.

Yo siempre digo que la confianza es lo opuesto al miedo y que esa confianza está conformada por tres partes: 1. Pensar que irá bien. 2. Pensar que si no va bien lo podré arreglar. 3. Pensar que si finalmente va mal y no lo puedo arreglar me tendré que joder y punto... y que, por supuesto, tendré la fortaleza mental y emocional necesarias para ese último paso.

Pues somos más fuertes mientras menos agotados estamos debido al control y con más energía nos sentimos gracias al amor y a la felicidad.

Así que... ¡entrena y hazte fuerte!

Cuestiona todo lo que digo; la duda nos acerca más a la verdad.

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Si te gusté yo, hago terapia psicológica en consulta en Málaga y online para el resto del mundo. Y en este enlace puedes saber más de mi libro La dictadura de la felicidad. Y en este, si estás en Málaga el 19 de diciembre, puedes adquirir las entradas para el espectáculo Mis idas de olla. Un psicólogo al borde de una crisis existencial, escrito y dirigido por mí.

Y, abierto al amor, ¡te mando este abrazo!

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