jueves, 12 de junio de 2014

DISEÑANDO NUESTRA DIETA CULTURAL (III): EL CINE.

Última entrega de nuestra dieta cultural para enriquecer nuestro mantra positivo. Ya lo hemos aliñado con música y literatura, y hoy toca un ingrediente esencial: el cine.

"La fotografía es verdad. Y el cine es una verdad 24 veces por segundo". Jean Luc Godard.

Pregunta: ¿qué es lo único imprescindible para tener una buena vida? Respuesta: VIVIR.

Estar en sitios, conocer gente, pasar por experiencias. Ver una película también es una experiencia vital. O acaso no ha habido películas o escenas que nos han marcado y que recordamos seguramente más que otras experiencias vitales.

Las historias contadas a través de los fotogramas, al igual que las letras de las canciones o los fragmentos de los libros, pueden ser una fuente inagotable de lecciones de vida: nos enseñan maneras de vivir bien.

El cine a veces nos enseña a convertirnos en seres resilientes, capaces de encajar los golpes de la vida y no desfalllecer, por muy duro que sean esos golpes. Porque nada golpea más fuerte que la vida:


El cine a veces nos enseña que el dolor forma parte de la vida y es necesario para crecer. Como en una escena de esa maravillosa película llamada "Little Miss Sunshine" en la que un adolescente conversa con su tío y el joven le dice que ojalá se pasara toda la etapa del instituto dormido. Entonces su tío le responde con una frase de Marcel Proust, en la que el escritor decía que los mejores años de su vida fueron aquellos en los que más sufrió, porque le hicieron ser quien era. Los años en los que fue feliz, fueron un desperdicio. "Así que si te quedas dormido hasta los 18 -termina diciendo con ironía su tío- aaagh, piensa en todo el sufrimiento que te perderás".

A veces el cine nos enseña también que cualquiera trauma, por duro e inesperado que sea, se puede superar. Y podemos volver a tener una vida normal después de ello, una buena vida. Sólo que es posible que necesitemos un poco de ayuda. Si queremos cargar todo el peso de la vida sobre nuestros hombros, es muy probable que que la vida acabe tumbándonos. Pero no estamos solos. Y con la ayuda de los demás podemos volver a ser quienes éramos... o cambiar. Y a veces eso, cambiar, es el mayor desafío al que podemos enfrentarnos.

El cine a veces nos enseña... que el pasado está ahí para enseñarnos, no para atormentarnos.


El cine a veces nos enseña que no tienes que subestimar a nadie... Y mucho menos a ti mismo. Que no estás por encima de ninguno, pero no hay ninguno que merezca creerse por encima tuyo. No eres lo que los demás piensan que eres; eres lo que tú creas que puedes llegar a ser.


El cine a veces nos enseña que odiar es humano, pero cuando el rencor se asienta en nuestra vidas, nos hace más daño a nosotros que al ser odiado. Y perdonar es el remedio para liberarnos de ese dolor.


Por supuesto el cine nos enseña que todo en la vida tiene su lado bueno. Incluso las situaciones más malas...


Créate tu propia colección de escenas o películas que en esos momentos en los que dudes de ti mismo o del significado de la vida, te ayuden a recuperar la fe en el ser humano. La fe en ti.

El mundo puede ser a veces un sitio gris y siniestro, y el hombre un lobo para el hombre. Pero hay una cosa que puede salvarnos: el amor. El amor a los demás. El amor al cine. Y por supuesto, y aunque sea lo mismo... el amor a la vida.

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