Emociones: tristeza, rabia, alegría, miedo, sorpresa, asco, paz... ¿Y la libertad, no es una emoción? Solemos apelar a ella como un valor objetivo: ser libres, porque no somos presos; tener libertad, porque tenemos capacidad de elección. ¿Y qué pasa con el sentirse libre?
¿Acaso no puede sentirse libre un preso cuando nota como el sol acaricia su rostro al iluminarse el alba por la ventana de su celda? ¿Acaso no puedes sentirte prisionero de tus dudas, de tu propia incertidumbre o del conflicto que surge en ti cuando tienes que decidir entre "lo que debo" y "lo que quiero"?
¿Acaso no vivimos en un sistema llamado democracia, cuyo valor máximo es la libertad, y nos sentimos muchas veces esclavos de los dictados autoritarios de los mercados, la publicidad, la religión, el sistema educativo o la última tendencia?
¿Acaso sentirse libre no es librarse de esas cadenas y también las de nuestro pasado, para afrontar el futuro con ilusión, esperanza y libertad? ¿Acaso sentirse libre no es decirse a uno mismo "PUEDO"? Puedo decidir cómo sentirme.
Por eso hoy yo quería sentirme libre, e invitarte a sentirte libre...
Libre para correr sin cronómetro.
Libre para lanzarle un guiño al espejo.
Libre para romper la báscula. Para comerme ese trozo de pastel hasta el final.
¡Libre para afeitarme cuando me salga del n... de las narices!
Libre para reír cuando lloro, para reír hasta las lágrimas.
Libre para salir de la pista de baile y bailar en la calle.
Libre para decir "No". Libre para decir "No lo sé".
Para decirte que te amo aunque tú no me ames.
Libre para tener miedo. Para no quedármelo. ¡Para soltarlo!
Libre para sacar de vez en cuando al gilipollas que llevo dentro, al niño que llevo dentro... A mi mejor versión.
Libre para apagar el móvil.
Libre para dejar la cama sin hacer.
Libre para errar.
Libre para rectificar, para cambiar de dirección, para dar vuelta atrás, para volver a empezar.
Libre para hacer 1.000 cosas en la vida aunque 999 no estén del todo hechas.
Libre para sentir tu odio, admiración o indiferencia. Tu amor.
Libre para crear. Para que mi arte sea libre fuera de mí.
Libre para abandonar ese cuarto donde me pegaron, esa clase donde se burlaron de mí, el patio donde me negaron mi primer beso.
Libre de horarios, libre del reloj.
Libre de las expectativas de otros.
Libre para proponerme lo imposible. Libre para fracasar. Libre para que el fracaso no me detenga.
Libre para desearte, para soñarte, para acariciarte con la mirada.
Libre para regalarme amor. A mi cuerpo. A mi alma.
Libre para poner cien veces la misma canción.
Libre para saltar aunque no haya nada que coger, para andar hacia ningún sitio en particular, para pensar en lo que no tiene sentido.
Para morder el polvo.
¡¡¡LIBRE PARA GRITAR!!!
Libre para quedarme. Para irme. Para volver.
Libre para decirte que repetiré.
Libre para hablar con entusiasmo de las cosas que me gustan sin esperar tu aprobación.
Libre para desafinar. Para perder el control de la voz. Para inventarme la letra de esta canción.
Libre para no ducharme hoy.
Libre para cerrar los ojos cuando abro el armario.
Libre para atreverme.
Libre para jugar. Para invitarte a este juego. ¿Juegas?
Libre para no pensarlo más.
Libre para olvidarme, para no tenerlo en cuenta, para mirar hacia delante.
Libre para escribir LIBERTAD.
Continúa tú este post con tus comentarios: libre para... ¡Adelante! ¿Juegas?
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