Artículo publicado en Psicocode en Mayo de 2015.
“Soy de ese tipo de personas que no acaba de
comprender las cosas hasta que las pone por escrito.” Haruki Murakami,
Tokio Blues.
Creo que la siguiente imagen describe visualmente bastante bien lo que
quería decir el amigo Murakami.
Las personitas
del SXXI vivimos con la atención focalizada casi en exclusiva hacia lo externo.
Normal: TV, publicidad, Facebook, Whatsapp… Es la era en la que más estímulos
externos recibimos, fruto del auge de las nuevas tecnologías. Por ello, no
estamos acostumbrados, ni educados, a prestarle atención a lo interno, a
nuestro mundo interior: sensaciones, pensamientos y emociones. Pero…
Eso no quiere decir que nuestro mundo
interior no requiera nuestra atención.
Si bien desde la
psicología sabemos que la introspección excesiva se asocia con la depresión
(bucear demasiado dentro de uno mismo puede hacer que te “ahogues”), la
realidad es que la tendencia actual no es ésa: huimos de nuestro mundo
interior, por miedo a encontrarnos con habitantes desagradables, que no nos
gustan: emociones incómodas, pensamientos negativos, dolor… Es la consecuencia
lógica que se deriva de “bucear” en otros pantanos, los del hedonismo. Somos
parte de una sociedad que venera el placer y rechaza el dolor. Sin embargo, el
dolor forma parte de la vida.
Y por mucho que
huyamos de él, hay veces en las que toca a la puerta. Y cuando nos tapamos los
oídos para no oírle, grita. Y cuando dejamos pasar el tiempo, el conflicto que
generó aquel dolor se une a nuevos conflictos que acaban atascándose en nuestro
mundo interior y provocando un embrollo psicológico como el del hombre de la
viñeta.
Existen
diferentes maneras para desembrollar, a través del contacto con nuestro mundo
interior. Una es el diálogo interno, otra la meditación o mindfulness centrada en las emociones, y otra es sobre la que
quiero extenderme ahora: la Escritura-Terapia.
¿En qué consiste la Escritura-Terapia?
Precisamente en escribir sobre tus sensaciones, emociones y pensamientos.
No sólo eso: también contextualizar (describir la situación), cómo han influido
esos eventos internos en tu actitud o conducta, qué respuesta has dado, cuáles
han sido las consecuencias. También puedes escribir una alternativa, una
especie de happy-end, por ejemplo: “Ahora entiendo que estar continuamente
dándole vueltas al problema sólo me genera tristeza y agobio, así que voy a
ponerme a hacer algo que me entretenga para salir de este estado”. Y ya puestos, para los más duchos en el arte
de escribir, podéis poneros con la Escritura-Terapia
Creativa: escribir un cuento, una poesía o un post puede ser una magnífica herramienta
para liberar emociones.
Facilidades para la Escritura-Terapia:
no se limite por pensar que lo tiene que hacer muy bien, la finalidad de esta
herramienta no es publicar un libro, así que no se bloquee porque no encuentre
la expresión gramatical más correcta para expresar sus ideas, simplemente
escríbalas. Acepte que a veces puede resultar una tarea incómoda, porque vamos
a escribir sobre sensaciones, pensamientos y emociones que no nos gustan, pero
al final resulta un ejercicio sanador; es como cuando sales a correr o vas al
gimnasio: te cansas, te duele, pero cuando te metes bajo la ducha, ¡ah, qué relax! Y al principio, como todos los hábitos, costará más,
encontrará mayor resistencia a hacer uso de la Escritura-Terapia,
pero así pasa cuando nos proponemos iniciar cualquier actividad nueva: cuesta
arrancar, pero luego todo va sobre ruedas.
Utilidades de la Escritura-Terapia:
facilita la expresión y comprensión emocional; nos sirve para ordenar ideas
y descubrir conflictos internos; nos proporciona un análisis de la relación
entre lo que pensamos y sentimos y nuestra propia conducta y su funcionalidad;
potencia nuestra autoconciencia y autoconocimiento; sirve para desahogamos;
conseguimos observar nuestro estado interior desde una perspectiva externa y
neutral, etc.
La gran ventaja de la Escritura- Terapia:
con el Mindfulness tratamos de
observar la experiencia interna como meros espectadores a través de la Meditación. Con
la Escritura-Terapia
este propósito se puede alcanzar de manera más sencilla, porque las
sensaciones, pensamientos y emociones quedan capturadas en palabras, sobre el
papel. La relevancia y el sentido de fatalidad que adquieren esos eventos
internos cuando se mueven dentro de nuestro yo y no los afrontamos, se reduce ahora
a un “mero texto que estoy observando, que tengo delante mía, y que no puede
hacerme nada”.
Y esas sensaciones, pensamientos y emociones dejan ya de dominarnos.
Ahora que las tengo delante, puedo enfrentarme a ellas. Y entonces, entonces
por fin soy libre.
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