Artículo que publiqué en Psicocode en Marzo de 2015:
¿Conocen el
experimento de Seligman a partir del cual definió su constructo de Indefensión
Aprendida? Trataré de explicárselo de manera breve: Martin Seligman metía a dos
perros en diferentes jaulas y en ambas recibían pequeñas descargas eléctricas,
pero uno podía librarse de la descarga accionando una pequeña palanca con el
hocico mientras que el otro no. Al pasar a otra fase del experimento a este
último perro se le pasaba a una jaula en la que sí podía liberarse de la
descargar si accionaba la palanca, y sin embargo, al contrario que su
compañero, no aprendía a hacerlo. Se quedaba quieto, esperando que le viniera
una descarga, y otra, y otra…
Eso es
Indefensión Aprendida: pensar que hagamos lo que hagamos no servirá de nada,
que no cambiarán las cosas, y que lo malo no se irá. Esta sensación de fuerte
desesperanza aparece de manera bastante común en la depresión clínica. Cuando
nos deprimimos es porque pensamos que “ya está”, “esto es así”, o “no puedo
hacer nada”. Por eso la apatía, por eso el aislamiento, por eso las ideaciones
suicidas. Seligman había descubierto una de las raíces más profundas de los
estados prolongados de tristeza.
Así que años más
tarde decidió que no quería pasar a la posteridad por eso. No quería ser
recordado por un concepto negativo. Y entonces se reunió durante varios meses
con colaboradores y amigos para sentar las bases de la Psicología Positiva:
un enfoque distinto de hacer psicología que se justifica por que la Psicología siempre ha
puesto el foco de atención sobre el problema y sus causas, sobre la ausencia,
sobre la enfermedad, y rara vez lo ponía sobre las fortalezas y las virtudes de
las personas, sobre lo que sí se tiene y es bueno, sobre aquello que nos hace
felices.
Así, Martin
Seligman pasó de ser el descubridor de la Indefensión Aprendida
a ser considerado el padre de la Psicología
Positiva, y si aquélla se considera causa y síntoma de los
estados depresivos, es la Psicología
Positiva la que más se esfuerza por encontrar las
herramientas, recursos y hábitos que nos pueden sacar de éstos.
Sin embargo, si
algo ha cambiado para bien el auge de la Psicología Positiva
en el mundo, es porque ya no se trabaja sólo para prevenir y curar la
enfermedad mental. Ahora nos dedicamos mucho a promocionar la salud mental y
emocional. El desarrollo de Internet y las Redes Sociales pone de manifiesto
que existe un sinfín de personas en el mundo interesadas en la psicología, la Inteligencia
Emocional, la potenciación de la autoestima y el crecimiento
personal. No son personas a las que se les pueda ni deba diagnosticar con un
trastorno de la personalidad o una patología clínica. Simplemente… Quieren
ocuparse de su bienestar. No quieren aprender idiomas, o informática, o cualquier
cosa que les capacite más en su respectiva profesión, quieren aprender a ser
más competentes y eficaces en la gestión de su propio bienestar personal.
Dice Eduardo
Punset en su libro El viaje a la
felicidad que antes los hombres y las mujeres vivíamos sólo 30 años (es una
media, provocada por las enfermedades, las guerras, y el hambre de entonces).
Con tan poco tiempo por delante el ser humano sólo podía preocuparse casi en
exclusiva de una cosa: sobrevivir. Y ahora, cuando nos encontramos con unas
cuantas décadas más por delante nuestro cerebro tiene que resolver la siguiente
incógnita: ¿qué narices hago yo con mi vida ahora?
Desde diversos
estamentos, como la política, la religión, los medios de comunicación, la
publicidad o la cultura, se nos ha querido dar respuesta a esa pregunta. Se nos
ha dicho: “No te preocupes, no te devanes mucho los sesos… Yo te diré qué
hacer” Y el resultado ha sido: consigue un trabajo, cómprate un coche y una
casa, cásate, ten hijos, promociona, gana más dinero, gástatelo, gana más… Y
algunos han hecho todo eso y de repente han pensado que ya no había más que
hacer, y que sin embargo les faltaba algo, ¿y cómo se han sentido? Exacto…
Como dentro de
una jaula.
Abre la puerta de esa jaula, y empieza a buscar tu propia felicidad. Psicólogos como yo, como Seligman o como tantos otros, podemos ser un buen guía en esa búsqueda, como también lo puede ser un amigo, un hermano, o un compañero. Déjate asesorar, pero que nadie te marque el camino con exactitud, pues a la felicidad se llega por donde uno mismo elige caminar. Y sobre todo, nunca dejes de buscar, porque la felicidad nunca se encuentra. Y eso es sin duda, lo más bonito de este viaje.
psicologia positiva
ResponderEliminarinteresante artìculo para busqueda de bienestar emocional
ResponderEliminarinteresante artìculo para busqueda de bienestar emocional
ResponderEliminarpsicologia positiva
ResponderEliminarGracias Sergio!
ResponderEliminar