Una semana después de la elección de Donald Trump como presidente de EEUU, muchos son hoy los que siguen diciendo: ARE YOU SERIOUS??? (¿¿¿en serio???).
Sin embargo, a mí particularmente me parece de lo más normal que un tipo como Donald Trump haya ganado las elecciones. No hay ningún misterio en esto. La clave está en la empatía.
No criticaré la ideología republicana de Trump, ya que éste no es un blog de política. Tampoco lo demonizaré por sus comentarios machistas o racistas, ya que nadie es perfecto y quién soy yo para juzgar a nadie. Tampoco cuestionaré sus posturas sobre el cambio climático o sobre las armas, ya que quién me dice a mí que no soy yo el que está equivocado y él quien lleva la razón.
Pero hay una cosa, una cosita, de la que cualquier psicólogo puede darse cuenta. Y es que los psicólogos sabemos algo de comunicación verbal y no verbal. Y, aunque la afirmación que voy a hacer ahora no es para nada científica, es muy fácil deducir, a partir tanto del contenido como del continente de los mensajes de Trump, pero muy fácil, muy fácil, que... a ver... que el hombre no da para mucho.
Y de verdad que estoy tratando de no ser subjetivo en esta cuestión, ¡a mí Hillary tampoco me gustaba nada! Pero reto a cualquier experto en comunicación para que me diga lo contrario: Trump no parece un tipo muy inteligente.
Me refiero a una inteligencia que va mucho más allá del éxito. Uno puede tener mucho éxito, como Trump precisamente, y no ser ello un indicador de inteligencia. Cuando hablo de inteligencia me refiero a todos los tipos de inteligencia que sabemos que existen: la lógico matemática, la lingüística, la social, la inteligencia emocional...
Si comparamos la comunicación de Obama con la de Trump, el primero nos transmite seguridad, confianza, coherencia, moralidad... Y Trump... no mucho de eso. ¡Y sin embargo ha ganado! ¿Por qué? Insisto: la clave es la empatía.
Es mucho más fácil empatizar con los que se parecen a ti,
que con los que no.
Las estadísticas dicen que Trump ha ganado fundamentalmente porque ha arrasado en algunos Estados con el voto de clase media sin estudios superiores. Su discurso básico, simplón, y a veces chabacano (bueno: muchas veces), que molesta tanto a algunos, facilitaba no obstante que mucha gente empatizara con él, porque bueno, supongo que, perdónenme, son bastante básicos, simples y chabacanos.
Esto no quiere decir que todas las personas sin estudios superiores sean así, ni mucho menos, porque entre otras cosas no todas las personas sin estudios superiores han votado a Trump, igual que aquí en España no todos los universitarios votan a Podemos, pero sí parece que se ha establecido esa conexión empática entre muchos votantes y Trump: "Habla como pienso; como se parece a mí, le voto".
Podríamos decir que lo anterior es un ejemplo de Empatía Positiva: se produce una reacción empática por identificación con la otra persona. Pongamos un ejemplo de Empatía Negativa, o No Empatía, es decir: cuando no empatizo con la otra persona porque no me identifico con ella. Como cuando me provoca cierto grado de indiferencia que los sirios mueran ahogados en el agua porque son moritos (no son como yo) o me da un poco igual que violen a las niñas en las guerrillas del Congo para apoderarse del mineral con el que se fabrican los móviles, porque al fin y al cabo, son sólo unas negritas.
Desconozco si Donald Trump va aportar para que este mundo sea mejor o sea peor (tengo mis "ligeras" sospechas, pero me las guardo para mí). De lo que sí estoy convencido es que cada uno de nosotros sí puede, como dicen los americanos, make a difference, marcar una diferencia, marcar una pequeña diferencia. La Empatía Global, o globalización de la empatía, a todos, por igual, ponerse en el lugar del otro, provenga de donde provenga, sea su color de piel del color que sea, o sea hombre o mujer, puede ayudarnos un poco, a marcar esa pequeña diferencia.
Éste, por supuesto, no era un post sobre Donald Trump.
Muy interesante, cómo un golfo puede cautivar a otros, tiene lógica pero asusta. Decir frases como:
ResponderEliminar"Podría disparar a gente en la Quinta Avenida y no perdería votos"
y salir elegido es de locos, lo realmente alarmante es la cantidad de gente que hay con pensamientos tan radicales. A mi personalmente me da miedo.
Para mí esto no empatía, es identificación. Para que haya empatía tiene que haber un "ponerse en los zapatos del otro" y aquí no hay eso. Es más que se identifican con el tipo de persona que defines en el artículo
ResponderEliminarBelén, imagino que en sus discursos si vendería la moto diciendo, "os comprendo...", y poniéndose en el lugar del otro. Entiendo que es una mezcla de empatia de trump hacia los votantes y de identificación por la forma de hablar y expresarse de los votantes hacia él.
EliminarLa empatía es la capacidad del ser humano de ponerse en el lugar del otro y percibir y comprender cómo se siente. Trump hace uso de la empatía para provocar una respuesta, una reacción empática de la otra persona, a través de la identificación. Es algo como: "¡Ey!, mirad, Trump está enfadado porque los inmigrantes vienen aquí y nos quitan los puestos de trabajo, a mí también me enfada que me quiten el puesto de trabajo, entiendo que diga lo que dice." Algo así.
EliminarDe todas maneras, a lo que trato de dar importancia en mi artículo no es a las habilidades comunicativas de Trump para provocar esa reacción empática (que no creo que las tenga, si le ha salido ha sido de pura potra), si no a que la empatía, una empatía auténtica, que forma parte de la Inteligencia Emocional y la Inteligencia Social (esa de la que creo que adolece muy buena parte del electorado de Trump), y que es una capacidad que se puede fomentar desde las escuelas, ha de ser para todos, Empatía Global. Es bastante más fácil ponerse en los zapatos del que lleva zapatos como los nuestros. Pero no es bueno para el Ser Humano que nuestra capacidad empática, se quede tan corta.
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