En mi trabajo como psicólogo me he dado cuenta de que la mayoría de las personas no queremos ser felices.
Y no hablo de esas personas que se odian o menosprecian a sí mismas hasta el punto de que no se consideran merecedores de sentir felicidad y por tanto se autosabotean constantemente. Esas personas no son la mayoría, y ése es otro problema a tratar, y que debe ser abordado en psicoterapia.
No, de lo que yo hablo es que la mayoría de las personas no queremos ser felices porque lo que queremos es que nos pasen cosas buenas para ser felices.
Condicionamos por tanto un estado interno a factores externos: eventos, resultados, cosas que tengo u obtengo.
Y hasta cierto punto ha de ser así. Hasta cierto punto... Es decir: es antinatura forzarme a sentirme bien cuando me ha pasado un evento negativo, he perdido algo o no he obtenido lo que quería.
El problema aparece cuando valoro mi vida o me valoro a mí mismo exclusivamente en función de lo que me pasa, lo que consigo o lo que tengo.
Ése es un problema muy chungo. Casi tanto, ahora que caigo, como el de pensarse no merecedor de felicidad.
Porque si pienso: "Para ser feliz han de pasarme cosas buenas o conseguir lo que quiero o tener muchas cosas", fácilmente llegaré a la conclusión de que: "Me pasa algo malo o no consigo lo que quiero o no tengo muchas cosas... no merezco ser feliz".
Ridículo.
La adversidad, el fracaso, la pérdida y la carencia forman parte de la vida, y si quieres ser feliz, tienes que vivir la vida, tal como es, aceptándola, con sus sombras y sus luces, y así también has de aceptarte a ti mismo.
La felicidad podemos entenderla como una emoción, como un estado de ánimo, como bienestar. No es una meta, no es un estado permanente, es transitoria.
Pero sí es cierto que cuando nos pensamos a nosotros mismos y valoramos nuestra sensación de bienestar global, podemos preguntarnos: "¿Soy feliz, tengo una buena vida, tengo la vida que quiero tener?" Y entonces me puedo contestar: "No, porque sufro; no porque no consigo ciertas cosas o no tengo muchas otras".
Sufre. Y sé feliz.
Fracasa. Y sé feliz.
Pierde. Y sé feliz.
Ten poco, pero ten felicidad.
No eres peor persona, ni más desgraciado, ni más infeliz por que te pasen o te dejen de pasar cosas malas o buenas. La felicidad no va de las cosas. La felicidad va de lo que haces, con las cosas. Un abrazo.
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