miércoles, 24 de julio de 2019

LA FÓRMULA DEL DESENFADO

La psicología es la ciencia que trata de entender los procesos mentales y predecir la conducta humana.

Por ello, es evidente que no es una ciencia exacta, ya que la conducta humana tiene bastante de impredecible.

No obstante, como psicólogo, voy a jugar con las leyes de la precisión, inventándome esta fórmula matemática:

Enfado = expectativas - realidad

Aunque esta fórmula no cumple los requisitos del rigor científico y simplemente se basa en la mera observación, creo que predice bastante bien un alto rango de comportamientos humanos.

Y es que nos enfadamos, sobre todo, cuando la realidad choca con nuestras ideas previas, cuando lo que pensábamos que debía ser, no es. La diferencia entre nuestras expectativas y la realidad es lo que provoca nuestros enfados, y tomar consciencia de ello nos sirve para ver lo estúpido e inútil por tanto de muchos de nuestros enfados porque...

¡la realidad no sabe nada de nuestras expectativas!

No podemos pedirle a la realidad que se ajuste a nuestras expectativas, no podemos hacer que las cosas, sobre todo aquellas que no controlamos, sean siempre como queríamos que fueran o pensábamos que debían ser. ¡Las cosas son, y punto!

Por otro lado, los demás, aquellas personas que forman parte también de tu realidad y que tienen sus propias expectativas, no están ahí, formando parte de esa realidad, para satisfacer tus expectativas, para ser como tu crees que deberían ser, para actuar como tú te comportas. Los demás son como son y, como tú y como yo, son seres bastante imperfectos.

Sin embargo, tomar consciencia de esta "verdad matemática" no te va a liberar de tus enfados, ya que, precisamente porque somos seres bastante imperfectos, tenemos derecho a enfadarnos. Pero, ¿por qué instalarse en el enfado, en un estado de frustración e irritabilidad constantes? Esto sucede cuando continuamente nos aferramos a nuestras expectativas, cuando como niños caprichosos nos empeñamos en que la realidad sea como queremos y pensamos que ha de ser.

Por tanto:

La negación nos sumerge en el enfado.
Y la aceptación nos saca de él.

Cuando aceptamos que, como decimos por Andalucía, lo que e, e, esa aceptación supone una palanca de cambio, de nuestro cambio, porque nuestra atención, energía e interés dejan de estar puestos en lo que quería que fuese y no puede ser...

... y se centran en las alternativas: lo que puedo hacer.

Desenfado = realidad + alternativas

Qué bonito me ha salido este post, para lo mal que siempre se me han dado los números. :) ¡Un abrazo!


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