Por eso tenemos rutinas, hábitos y costumbres. Por eso planificamos, organizamos y agendamos.
Pero, como todo, el defecto y el exceso son perjudiciales. Entonces, pretender tener demasiado control para así poder quedarnos tranquilos, provoca un efecto paradójico: nos agobia.
Ese exceso de control se manifiesta a través del análisis constante de todo, el perfeccionismo y la pretensión de certidumbre. Lo que nos lleva a rumiaciones, autoexigencias elevadas y pensamiento anticipatorio. Lo que nos lleva a inseguridad, ansiedad, malestar general, depresión...
El simple hecho de tomar consciencia de esto te servirá para identificar esos patrones tóxicos y, aunque a veces caigas en ellos (lo cual es normal, nos pasa a todos), salirte pronto para sustituirlos por patrones más saludables y funcionales: estar presente, dejarse llevar, hacerlo lo mejor que puedas/sepas.
Por tanto:
- Sustituye el darle vueltas y vueltas a las cosas por la aceptación, el entendimiento y el foco en lo que puedes hacer (y cuando no se pueda hacer nada, de nuevo, ACEPTA).
- Sustituye el querer llevarlo todo para delante siempre y de manera perfecta por ponerte tareas, plazos y metas que sean realistas y AMABLES contigo.
- Y sustituye los pensamientos anticipatorios como estrategia para saber lo que va a pasar por aceptar tu incertidumbre, tomar decisiones que pueden llevar a buen resultado o no (y no pasa nada), y estar presente para FLUIR en el aquí y ahora.
Una nota importante: no te frustres cuando no puedas hacerlo. Se cambia más y mejor desde la aceptación, la paciencia y la amabilidad que desde las prisas y la negación que conducen a frustración y autocrítica destructiva.
Al fin y al cabo, todos somos aprendices de la vida.
Pero, recuerda, al igual que no habrá ser más infeliz que aquel que quiera ser feliz
siempre, no perderemos más el control sobre nuestra paz interior que cuando pretendamos tenerlo todo fuera controlado.
Así que propóntelo como máxima de vida: renuncia a esa excesiva (y falsa) necesidad de control.
Cuestiona todo lo que digo; la duda nos acerca más a la verdad.
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Si te gusté yo, hago terapia psicológica en consulta en Málaga y online para el resto del mundo.
Y, como siempre, ¡recibe este abrazo!
Una entrada muy buena y muy interesante, enhorabuena
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