El miedo es una emoción y por tanto es normal, natural, cumple una función básica para la supervivencia del individuo, protegernos de las amenazas.
El problema es que nuestro cerebro ha evolucionado muy poco desde el hombre de las cavernas, y su sistema de alarma es muy delicado: se despierta ante cualquier amenaza, aunque ésta no sea real.
Así, el miedo nos impulsaba a salir corriendo cuando veíamos animales salvajes al acecho, y eso era bueno. Hoy... salir corriendo ante la aparición sobrevenida de un anillo de compromiso o el mismo día de tu boda, puede no ser bueno. O sí, en algunos casos puede ser buenísimo. Pero para seguir el artículo te voy a pedir que pensemos sólo en los casos en los que no es bueno, es decir, aquellos casos en los que la amenaza no es real, sino inventada.
El miedo al compromiso tiene un nombre, filofobia (miedo al amor o miedo a enamorarse). Y para entender este miedo es necesario conocer sus distintas etiologías, ya que detectar las causas nos ayudará a orientar la búsqueda de soluciones:
- Filofobia por miedo al cambio. Es una de las más comunes, sino la que más. La persona es consciente de las ganancias que obtiene al compartir su vida con alguien a quien atrae y por quien siente atracción, pero el miedo a las pérdidas le puede más. Focaliza su atención en todo lo que puede perder si inicia una relación seria: tiempo con los amigos, rutinas, espacio personal... Suele sucederle a personas con mentalidad muy rígida, poca adaptabilidad a los cambios y mucha resistencia a salir de su zona de confort. Se combate aceptando que todo proceso de cambio conlleva un periodo de adaptación que sí puede implicar unas pérdidas en pos de unos beneficios, pero que no tiene por qué perderse todo, ya que está demostrado que las parejas que mejor funcionan son aquellas que cuidan tanto su espacio compartido como su espacio personal. Por otro lado, tratar de poner el foco de atención en lo que se gana, más que en lo que se puede perder, servirá sin lugar a dudas como acicate.
- Filofobia por miedo a mostrarme. Es también bastante común. Si me mantengo toda la vida en relaciones superficiales, mostraré sólo mi cara más trivial. A medida que una relación avanza, la otra persona va mostrando intentos por profundizar más en el conocimiento que tiene de nosotros, y comienza el "peligro" de que queden expuestos nuestros sentimientos, nuestros defectos y limitaciones, nuestros miedos... Aquéllo que nos hemos esforzado tanto siempre por ocultar. Suele sucederle por tanto a personas inseguras, que no se aceptan, y que tienen un pobre o deficiente autoconcepto. Habría que trabajar ahí: en la autoconfianza y autoestima de la persona, ayudarle a conocer sus fortalezas personales y reconocer sus sombras sin sobredimensionarlas. Aceptar su vulnerabilidad: todos somos imperfectos, todos tenemos defectos y una colección de fracasos a nuestras espaldas, y no por ello dejamos de ser dignos de amor y pertenencia. Hay que acabar con la obsesión por el perfeccionismo.
- Filofobia por miedo al pasado. Si he tenido relaciones tormentosas o me han hecho mucho daño, puede que tienda a evitar que eso se repita. Además, mi autoconcepto también es posible que se vea sesgado, ya que puedo llegar a la conclusión errónea de que "yo no valgo para esto, esto no se me da bien, no es lo mío..." Quizá tenga una buena valoración de mí mismo en otras áreas, y sin embargo en la del amor, estoy limitándome por experiencias pasadas. Solución: del pasado se aprende, gracias a él nos volvemos más listos y más fuertes, que no más insensibles, sino con más capacidad de afrontar retos y superar adversidades. Además, las relaciones normalmente no van mal o se rompen por culpa sólo de una persona, las responsabilidades son compartidas, y cada nueva relación puede ser completamente distinta que la anterior. El pasado no crea nada más que aprendizajes buenos o aprendizajes malos. Las relaciones las construyen las personas desde el aquí y ahora.
- Filofobia por miedo a que no se cumplan nuestras expectativas. Este miedo proviene directamente de la idealización del amor y está relacionado con el miedo a la pérdida que observamos antes: la persona piensa "comprometerse es algo muy serio, porque si lo hago con esta persona que estoy conociendo... ¡pierdo la oportunidad de conocer a otra persona mejor!" En realidad, la expectativa en este caso, o lo que le da miedo, no es perder la posibilidad de conocer a alguien mejor, sino perder a su media naranja, a la persona perfecta que le complemente en todo y que sea su pareja ideal... Y eso no existe. Estas personas tienden a ver los defectos o carencias, le prestan más atención a lo que no es el otro o a lo que no tiene, pero cuando encuentren a alguien que sí lo sea o lo tenga, entonces aparecerán otros defectos o carencias. El trabajo pasa pues por deshacerse de esa creencia irracional de que alguien en esta vida es perfecto para nosotros, aceptar a la otra persona con lo bueno y lo malo y focalizar sobre lo positivo, y tratar de construir entre ambos una relación que, lejos de ser perfecta, al menos sea bonita.
- Filofobia por miedo al sexo. La amaxofobia es lo que se conoce como miedo al sexo y también tiene una multicausa. Está claramente asociada a la filofobia porque si tengo miedo a emprender relaciones íntimas, evitaré profundizar en una relación. Puede estar provocada por problemas de autoestima que nos impiden alcanzar ese grado de intimidad con la otra persona (por ejemplo: miedo a que me vea desnudo/a), por autoexigencias excesivas respecto al rendimiento sexual, por alcanzar cada vez una mayor involucración emocional en relaciones que siempre habían sido superficiales, o por el miedo a la aparición de la rutina. Posibles soluciones, por tanto: de nuevo valorarse a uno mismo de una manera más justa y realista, desvalidar creencias irracionales respecto al sexo, superar el miedo a mostrar tus emociones a la otra persona (esto se logra afrontando ese miedo: siendo capaz de hablar de tus emociones y expresarlas), y gestionar esa posible aparición del tedio en el sexo con juegos, cambios e imaginación.
A pesar de lo (no me lo podréis negar) completito de este artículo, es muy importante que entendáis que si el miedo al compromiso ha llegado a un nivel que interfiere en la capacidad de la persona de ser capaz de mantener relaciones estables a lo largo de su vida, deseándolo esta persona y por tanto provocándole una honda frustración el no poder hacerlo, se hace necesaria la intervención de un psicólogo que le ayude a manejar su propio autoconcepto, sus pensamientos y emociones.
Y es que todo lo anterior demuestra que la Filofobia es claramente superable, pero la ayuda es imprescindible
Después de todo, ¿quién no la necesita de vez en cuando? Un abrazo.
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