Si vas hacia el Norte, no puedes dirigirte al Sur, si te encaminas hacia el Oeste dejas a tu espalda el Este.
Los otros caminos no desaparecen, siguen estando ahí, pero tomamos una decisión consciente: elijo orientarme.
No podemos eliminar de nuestra vida las penas, amarguras ni el miedo, pero sí podemos escoger hacia dónde pongo el foco.
A la consciencia, en nuestro día a día, de esa elección, es lo que yo llamo el GPS de la felicidad.
Cuando me oriento hacia la gratitud en lugar de hacia la queja.
Cuando me oriento hacia el aquí y ahora en lugar de hacia el pasado o hacia el futuro.
Cuando me oriento hacia la compasión en lugar de hacia la crítica.
Cuando me oriento hacia la aceptación en lugar de hacia las expectativas.
Cuando me oriento al dar en lugar de al reclamar.
Cuando me oriento hacia la risa en lugar de hacia la lamentación.
Cuando me oriento hacia el amor en lugar de hacia el odio.
Cuando me oriento al Ser en lugar de al tener.
Estas elecciones conscientes las podemos poner en uso cada día, cada día de nuestra vida. Y por supuesto, seguiremos quejándonos, lamentándonos y, lamentablemente, odiando u odiándonos.
Pero ser conscientes de que esa elección existe, puede suponer una gran diferencia. Un abrazo.
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