Durante este mes de Agosto estaré de vacas en el blog y, aún así, el blog no parará: cada semana revisaremos algunos de mis posts más antiguos y populares. Esta semana:
Se nos enseña de pequeños a relacionarnos con los demás. A decir "hola" y "buenos días", a no interrumpir las conversaciones ajenas, a dar las gracias, a pedir perdón.
LOS 7 AUTOS DEL YO
Se nos enseña de pequeños a relacionarnos con los demás. A decir "hola" y "buenos días", a no interrumpir las conversaciones ajenas, a dar las gracias, a pedir perdón.
También se nos enseña a relacionarnos con el medio ambiente: a que no se debe tirar basura al suelo, a que hay que respetar la vida animal y vegetal, a cuidar y organizar nuestras cosas y la de los demás.
Pero, ¿y qué pasa con la relación con uno mismo? ¿Se nos ha enseñado algo de éso o más bien... se ha dado por sabido? La persona con la que más nos relacionamos a lo largo del día es: uno mismo. Pero eso no significa que sepamos tratarnos. Ni mucho menos...
En la relación que entablamos con nuestro Yo, hay 7 autos, 7 "con uno mismo" que hay que tener en cuenta, y cuidar, para que esa relación sea sana y nos proporcione más bienestar personal. Éstos son los 7 Autos del Yo:
- Autoexploración. El acto de conocerse a uno mismo. Pregúntate qué te gusta de veras. Analiza cuál es tu escala de valores. ¿Y tus fortalezas, tus defectos, tus miedos, tus sueños?
- Autoconocimiento. Es el conocimiento de uno mismo, al que se llega a través de la autoexploración. Si sabes realmente quién eres, podrás relacionarte mejor contigo mismo. Cuando sabes qué quieres llegar a ser, ése es el principio del viaje.
- Autoconfianza. Conocer nuestros recursos personales, saber que nuestros defectos son mejorables, localizar una meta y tener la convicción de que podemos alcanzarla... Todo éso nos devuelve información sobre nosotros mismos que nos aporta confianza para superar nuevos retos.
- Autoeficacia. Y cuando nos ponemos a ello, cuando nos enfrentamos a los retos, adquirimos percepción de autoeficacia: confirmamos que con nuestros propios recursos, podemos lograrlo, y eso redunda en más autoconfianza. Autoeficacia y autoconfianza se retroalimentan entre sí.
- Autocompasión. Pero no siempre se puede. Y en esos casos es importante permitirnos y perdonarnos el fallo, el fracaso. Autocompasión es ser amable con uno mismo, es decirse cuando se falla: "Uy, la cagué, no pasa nada, la próxima vez mejor".
- Autoestima. Es la valoración de uno mismo. Quererse a uno mismo. Con sus defectos y virtudes, sus miedos y sus sueños, sus fracasos y sus éxitos. Todos los autos anteriores son imprescindible para alcanzar una buena autoestima. Y quererse a uno mismo es:
- Autorrealización: querer ser mejor persona. Desde una perspectiva moral, intelectual y emocional. Querer ser más bueno, más sabio y más feliz. La actitud de autorrealización nos acerca a nuestro mejor Yo, que nunca será un Yo perfecto, sino un Yo más auténtico, más libre de condicionamientos y malos aprendizajes. Más cercano al Ser.
¡Un abrazo!
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