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martes, 17 de septiembre de 2024

LA SOLEDAD NO DESEADA

La soledad puede ser una buena compañera. Hay veces que deseamos estar solos. Nos sentimos abrumados por la compañía continua o el ruido de las gentes, y la soledad nos ofrece un descanso, un refugio en el que sentirnos aliviados con nuestra propia compañía.


Sin embargo, en algunos casos, la soledad no es deseada, y puede ser fuente de sufrimiento, de desasosiego. Uno echa en falta algo, o a alguien, y ese sentimiento de carencia la hace notarse incompleto, falto, puede que hasta vacío. Es entonces cuando la soledad viene acompañada de otros sentimientos cuya presencia suele atormentarnos, tales como la tristeza, la angustia, o el desamparo.


Y no son pocos estos casos. He aquí algunos datos sobre la soledad en España, provenientes de un barómetro realizado en 2024 por Once y Axa para el Observatorio Estatal de la soledad no deseada:


- Una persona de cada cinco (20%) sufre soledad no deseada en España.

- Dos de cada tres personas (67,7%) que sufren soledad llevan en esta situación más de 2 años.

- De las personas que actualmente no se sienten solas, más de una de cada tres (36,6%) tuvo una etapa en la que se sintió bastante o muy sola.

- La soledad no deseada es algo más frecuente entre mujeres (21,8%) que entre hombres (18%).

- La soledad no deseada está especialmente extendida entre la juventud (34,6% entre los 18 y 24 años).


Del mismo estudio, se desprenden la siguiente relación entre la soledad no deseada y otros factores clave:


- Las relaciones sociales online son más frecuentes entre las personas que sufren soledad que entre las que no sufren soledad.

- La soledad está inversamente relacionada con el nivel educativo.

- Mayor prevalencia en desempleados, hogares con dificultad para llegar a fin de mes, personas nacidas en el extranjero y colectivo LGTBIQ+.

- La mitad de las personas con problemas de salud mental sufren soledad no deseada.


De todo esto, podemos extraer una conclusión, y es que la soledad no deseada es una problemática social, ya que afecta a un número importante de personas dentro de la sociedad. Por tanto, tendría que atajarse esta problemática desde una posición política, para generar recursos que ayuden a paliar los efectos negativos de la soledad no deseada.


Llegados a este punto, podríamos preguntarnos si merece la pena. ¿Son tan graves los efectos de esta soledad no deseada? ¿O es que nos hemos vuelto más blandengues? Después de todo, la soledad no está tan mal. Seguro que muchos de los que me leéis mataríais por tener más momentos solo con vosotros mismos.


Ya, pero es que la soledad no deseada no es eso. No es una soledad elegida, buscada. Es impuesta. A veces por factores ambientales (ejemplo: personas que han emigrado a causa de la pobreza o la guerra), a veces por factores vitales (las personas que formaban parte de nuestro círculo social han fallecido o viven lejos), a veces por factores sociales y culturales (la intolerancia a la diferencia, el egoísmo, los criterios de popularidad de cada cultura...). El caso es que el ser humano es un ser social, necesitamos a la tribu, gracias al grupo encontramos apoyo, refugio, y es fácil cuando uno no tiene una red de apoyo, sentirse muy vulnerable, desprotegido, y que esto dé lugar a trastornos de depresión y de ansiedad, y de no tratarse los mismos, en el peor de los casos, llegar a una aceleración del envejecimiento y de la muerte natural, o incluso al suicidio.


Hay esperanza. Cada vez hay más personas conscientes de esta problemática y que se han asociado para hacer voluntariado y dar apoyo a las personas que se sientes solas. Existen espacios donde estas personas pueden acudir, y en el caso de los ancianos, hay jóvenes que van a hacerles compañía a cambio de una habitación en la que dormir o, simplemente, a cambio de nada (o de la propia compañía del anciano, que no es poco). También se ha puesto en marcha la iniciativa del cohousing, que son espacios cooperativos en los que las personas se agrupan para envejecer juntos de manera activa y costeando entre todos unos servicios para la comunidad, aunque esta última idea, de momento, solo es accesible para algunos bolsillos. Pero, bueno, se están haciendo cosas. Aunque, insisto, el problema es lo suficientemente grave como para que lo atajemos entre todos, a nivel político, o dicho de otra manera, desde lo público, costeándolo con nuestros impuestos. Ya que nadie está a salvo de verse solo en algún momento de su vida y que esto le acarree serios problemas a su salud.


Mientras se hace más y mejor, qué puede hacer un psicólogo como yo para aportar su granito de arena frente a esta problemática de la soledad no deseada. Dar algunos consejos para ayudaros a manejar los sentimientos de soledad y desamparo:


- En primer lugar, acepta tus emociones incómodas. No nos gusta sentirnos solos si percibimos que es de manera forzada y excesivamente prolongada. Pero no siempre nos podemos sentir bien, ni la vida es igual en todos los momentos de la misma. Es normal sentirse más acompañado a veces y más solo en otras ocasiones. Todo cambio nace de la aceptación. Si aceptas que te sientes mal, pero que ese malestar también forma parte de la vida, podrás centrarte en hacer algo que te dé alivio o que te saque del lugar en el que te encuentras.


- Trata de verle beneficios a tu soledad. Hay mucha gente que se queja de que nunca tiene tiempo para uno mismo. El estar solo, aunque no sea lo que quieres, aunque prefieras cambiar tu estado, puede ser una oportunidad para conocerte mejor, para reflexionar y encontrarle un nuevo sentido a tu vida, o para dedicarte a hacer cosas que antes no podías hacer y que ahora la soledad te concede el privilegio de realizar.


- Después de todo, nuestro sufrimiento depende, en buena parte, del valor que le damos a cada situación que estemos viviendo. Solo en buena parte. No caigamos en el positivismo ingenuo. Es decir, si tienes soledad no deseada, es normal que te sientas mal y quieras cambiar tu situación. Y es bueno que hagas algo por lograrlo. Pero, mientras lo consigues, trata de no caer en el drama, en el victimismo o en la culpa. Suficientemente difícil es para ti tener que afrontar el sentimiento de soledad o de desamparo como para, encima, echar más leña a la hoguera. La soledad puede ser buena y mala, tiene sus ventajas y sus inconvenientes, pero cuando es no deseada, la verdad es que no la queremos. Vale, pero no la demonices, o te costará aún más lidiar con ella.


- Trabajemos entre todos por generar un estilo de vida y de relaciones interpersonales de más calidad, ya que uno de los motivos que nos llevan a sentirnos desconectados, aislados, solos, al fin y al cabo, es la sociedad hiperindividualista en la que vivimos. Por tanto, si todos aportamos nuestro granito de arena para hacer de la colectividad un lugar en el que asociarnos más, cooperar y colaborar más, y tener relaciones más significativas y de apoyo mutuo, los sentimientos de desamparo y de soledad se reducirán.


- Y, por último, pide ayuda. Si te sientes solo y te está costando lidiar con ello, puedes necesitar la ayuda de un profesional o de una entidad que te algún tipo de apoyo que te sirva para salir de ese estado en el que te encuentras. Nos han repetido tantas veces la frase "Tú puedes", "Tú puedes", que a veces se nos olvida que...


... solos no podemos.


Este jueves estaré en el Espacio Caser de Málaga (Avenida Andalucía 9), haciendo la charla-taller "Sociedad-Soledad", en la que hablaré de la soledad como algo más global, no únicamente centrado en la soledad no deseada. Haremos algunas dinámicas participativas y daré más claves para lidiar con los sentimientos de soledad y desamparo. Es gratuita y puedes inscribirte aquí: https://www.caser.es/conocenos/espacio-caser/sociedad-soledad-convivir-con-el-silencio Espero verte por allí.


Cuestiona todo lo que digo, la duda nos acerca más a la verdad.


Si te gustó el post, comenta y comparte, no te lo quedes solo para ti, porfa.


Si te gusté yo, hago terapia psicológica en consulta en Málaga y online para todo el mundo. También tengo un par de libros.


¡Y recibe este abrazo! 

miércoles, 18 de julio de 2018

¡ME ABUUURRO!

El aburrimiento es una de las emociones más difíciles de tolerar. 

Este rechazo al aburrimiento viene porque ya de pequeños nos aburríamos con mucha frecuencia.  Y es que un niño dispone de mucho tiempo libre (ahora, entre deberes, actividades extraescolares y nuevas tecnologías, cada vez menos, y no estoy seguro de que eso sea una ventaja), con lo que era muy común que protestáramos a nuestra madre gritando "¡Me abuuurro!", a lo que nuestra madre contestaba: "Pues échate en agua".

El aburrimiento además se hace amigo muy pronto de otras emociones como la tristeza o la ansiedad, ya que cuando no tenemos nada que hacer es más fácil que la mente funcione más y, casi siempre, de manera que nos perjudica. Así, cuando estamos inactivos, es como si una ventana se abriera a todo tipo de pensamientos pesimistas y negativos, preocupaciones y rumiaciones.

También, cuando estamos aburridos, nos volvemos más sensibles al sentimiento de soledad. Nos sentimos más solos en el mundo, aunque no lo estemos, más desconectados, y nos puede invadir una sensación de vacío existencial.

Por último, es muy fácil aburrirse en verano, en vacaciones. Nos pasamos todo el año deseando que llegue nuestro merecido descanso y, cuando lo hace, en cuanto aparece una pequeña laguna sin actividades o sin gente a mi alrededor, nos subimos por las paredes. No es fácil imaginarse a algún work-alcoholic tentado de llamar a su jefe para gritarle: "¡Dame trabajo!" Así de hondo es capaz de caer el ser humano cuando se aburre.

Por esto, aprovechando que estamos en plena época estival, voy a dar algunas recomendaciones para aprender a tolerar el aburrimiento. Porque sí, claro que el aburrimiento es soportable y, no sólo eso, puede llegar a ser incluso muy disfrutable. ¿Me crees? Sigue leyendo. ¿No me crees? Sigue leyendo.

QUÉ HACER PARA ABURRIRTE SIN MORIR EN EL INTENTO:

- En primer lugar: ¡échate en agua! Ésta es una expresión muy popular aunque exclusiva de las madres. Sólo si eres madre la puedes usar y sólo si eres madre conocerás su significado. De hecho creo que la intención de las madres al utilizar esta expresión es que sus hijos piensen "¿Qué querrá decir mi madre con esto?" y permanezcan horas y horas tratando descifrar el enigmático sentido de la frase, y así dejen de aburrirse. Ningún niño a día de hoy ha sido capaz de desentrañar el misterio. Sin embargo, cada uno puede tener su propia interpretación. La mía es: que te aguantes. Y eso es lo primero que tienes que saber respecto al aburrimiento. Forma parte de la vida, al igual que la tristeza, la soledad, la adversidad o el fracaso, es imposible vivir sin aburrimiento, por lo tanto hemos de aprender a aceptarlo, sin desesperación, sin dramas ni fatalismos. Aburrirse algo de vez en cuando no es ninguna tragedia. No podemos estar haciendo cosas súper entretenidas, divertidas y sociales tooodo el tiempo. Si te aburres acéptalo, aguántate, ¡échate en agua! 

- En segundo lugar: cambia tus pensamientos. No dejes que la negatividad te invada. No podemos estar siempre haciendo algo para escapar de nuestras neuras y pensamientos catastrofistas, hay veces que no nos apetece hacer nada y eso puede ser bueno (concederse momentos de no hacer nada revitaliza), pero date cuenta de que si está apareciendo un estado de ánimo negativo no es por la ausencia de actividad en sí, sino por cómo esa ausencia de actividad es aprovechada por nuestra mente para enfrascarse en problemas que no existen y amenazas inventadas. Entonces: cambia tu manera de pensar. Pensar bien es la base para sentirse bien. Si aprovechas tu aburrimiento para hacer una introspección positiva (sacar el lado bueno de tu pasado, de tu personalidad, de tu vida) o para proyectarte al futuro con ilusión (por ejemplo: planificar una actividad de ocio como un viaje, o marcarte algún tipo de meta personal), estarás sacando un mayor beneficio a tu actividad mental que si te enredas en pensamientos negativos que no te llevan a nada que te vaya a ser útil.

- En tercer lugar: conecta contigo mismo. Si nos solemos sentir solos cuando realmente estamos solos (aunque desde luego muchas veces también podemos llegar a sentirnos solos cuando estamos con otras personas), no tienes por qué vivenciar esa experiencia como algo negativo ya que realmente no estás solo: estás contigo mismo. No se está vacío cuando se está solo, se está vacío cuando no te sientes bien estando contigo, y precisamente tener momentos de soledad se convierte en una oportunidad para conocerte mejor y disfrutar más de tu compañía: haciendo cosas que no sueles hacer cuando estás acompañado, saboreando el placer del silencio o simplemente descansando de los demás, que muchas veces se agradece, para que nuestras interacciones con ellos luego sean más significativas y de mayor calidad.

- Por último: ¡saca a entrenar tu creatividad! La mayoría de las veces el problema no es el aburrimiento, sino la falta de ideas. Y sin embargo, si en lugar de subirnos por las paredes cada vez que nos aburrimos lo más mínimo y recurrir entonces con urgencia a lo que ya conocemos para escapar de ese aburrimiento (el amigo de turno que esté disponible, la actividad que siempre hago y de la que ya empiezo a estar cansado, ver la tele...), aprovechamos nuestro aburrimiento como una oportunidad para sacar ideas con las que aprovechar el tiempo de una manera novedosa, ¡estaremos reinventándonos y generando salidas a nuestra zona de confort! ¿Cómo vas a aprovechar un recurso tan poderoso y positivo como la imaginación, si siempre estás dentro de una dinámica de hacer, hacer y hacer lo que siempre haces? Un momento de aburrimiento puede ser una estupenda ocasión para enriquecer tu vida.

Así que ya sabes, deja de tenerle miedo al aburrimiento. Porque como casi todas las cosas a las que les tenemos taaanto miedo, cuando las enfrentamos, resulta que ni eran tan malas como pensábamos, y que incluso suponían una oportunidad de crecimiento.

¡Un abrazo!

lunes, 26 de junio de 2017

¿TENGO UN PROBLEMA POR SENTIRME FELIZ ESTANDO SOLA?

Desde 2015 tengo el orgullo de formar parte del APOL: el servicio de Apoyo Psicológico On Line de la Fundación Punset. Una selección de psicólogos de toda España que contestamos consultas en torno a problemas de depresión, ansiedad, estrés, pareja, desamor, y muchos otros.

Desde entonces, una gran cantidad de trabajo, más de 150 consultas publicadas, y una enorme experiencia de aprendizaje que me llevo y que quiero compartir contigo, publicando algunas de las consultas más destacadas que he tenido la oportunidad de contestar.

Esta semana: ¿Tengo un problema por sentirme feliz estando sola? Un caso real que nos muestra como la presión social puede engrandecer y demonizar algo tan natural como es la soledad y que además tiene múltiples ventajas.

CONSULTA

Soy una chica de casi 30 años, con pareja, una familia genial y con unas relaciones sociales demasiado satisfactorias. En este "demasiado" me quiero centrar. No me interesan mucho los grupos, ni tener a gente siempre ahí. Son muchas las personas que me dicen que por qué estoy sola, que salga, que me relacione, y mi carácter dubitativo me hace pensar que tengo algún problema. Pero es que la mayor parte de las veces que estoy con gente con mucha frecuencia siento que pierdo el tiempo. Trabajo en algo que me encanta, pero gasto muchas horas en ello, y el tiempo que me queda me gusta aprovecharlo para pintar, escribir, pasear y fotografiar, escribir, ver pelis o... mirar al cielo yo sola pensando en lo maravilloso que es el mundo. El caso es que no entienden que prefiera esto, y esa incomprensión me hace pensar que tengo un problema por sentirme tan feliz sola y entonces me fuerzo a estar con otros. ¿Qué pasa con los que somos solitarios porque queremos, sin tener ningún problema de relaciones sociales más allá de que no nos gustan los grandes grupos?

RESPUESTA

Nada. No pasa absolutamente nada. Así, radical. Deja de pensar que pasa algo porque no pasa absolutamente nada. Eduardo Punset dice en su libro El viaje a la felicidad: "No es tan importante lo que hay que aprender, como todo lo que tendríamos que desaprender". Hemos aprendido multitud de creencias irracionales que provocan pensamientos sesgados y hábitos disfuncionales. A lo mejor las personas que te "obligan" a salir y relacionarte más han mal aprendido que para divertirse necesariamente hay que hacerlo acompañado.
Lo importante es que tú te sientas bien. La vía para sentirte bien la eliges tú y mientras cumpla su fin y no sea algo que haga daño a otras personas o a ti misma, bienvenida sea. Forzarte a hacer algo, sólo porque lo hagan los demás, es muy posible que no te haga sentir. bien Las costumbres, las convenciones sociales, las modas... actúan como fuerzas psicológicas que nos presionan a ir en manada, aunque no nos gusten ni el rebaño ni el camino. Esto crea tensión psicológica y conflictos internos totalmente innecesarios.

Está demostrado que la soledad no es necesariamente "mala": potencia momentos de reflexión, de cambio, o de creatividad como en tu caso. También numerosos estudios nos dicen que las relaciones sociales significativas son unas de las principales fuentes de bienestar para las personas. Pero querer estar sola a veces para disfrutar de la soledad no es lo mismo que estar sola o sentirse sola. Disfruta de tu soledad, sin culpa, sin remordimiento, y siéntete libre cuando lo hagas. Un abrazo.

lunes, 27 de febrero de 2017

MIEDO A LA SOLEDAD

Desde 2015 tengo el orgullo de formar parte del APOL: el servicio de Apoyo Psicológico On Line de la Fundación Punset. Una selección de psicólogos de toda España que contestamos consultas en torno a problemas de depresión, ansiedad, estrés, pareja, desamor, y muchos otros.

Desde entonces, una gran cantidad de trabajo, más de 150 consultas publicadas, y una enorme experiencia de aprendizaje que me llevo y que quiero compartir contigo, publicando algunas de las consultas más destacadas que he tenido la oportunidad de contestar.

Esta semana: Miedo a la soledad. Un caso que muestra como el miedo a sentirnos solos puede ser exagerado y llevarnos a la infelicidad. La soledad es un espacio en el que podemos encontrarnos con nosotros mismos. Un abrazo.

CONSULTA 

Siento como una pesadez en mi cabeza y de repente me dan ganas de llorar. Llevo dos años en Inglaterra y estoy contenta, no es fácil estar aquí sola, porque no tengo verdaderos amigos y me encantaría tener una vida social mas activa, pero no me puedo quejar. He trabajado y trabajo muy duro, a veces 52 horas a la semana para conseguir lo que con suerte en un mes tendré, mi merecido puesto de Manager. Salgo con un chico inglés, pero no es una relación ni fácil, ni normal. Yo quiero verlo más y es muy difícil porque está en tratamiento por un problema de espalda y además tiene una ex mujer y dos hijas. Creo que en breve me hartaré de esta relación, pero no sé por qué no doy el paso. Bueno, supongo que sí lo sé: no quiero estar sola. Quizás son muchas cosas ahora en mi cabeza: mi trabajo, mi pareja, y debería sentarme a pensar y decidir qué es lo que me conviene, pero es que me resulta muy difícil, porque no puedo concentrarme.

RESPUESTA

La procrastinación es la acción de postergar actividades o situaciones que deben atenderse. Una de las actividades que más se pospone es el acto de tomar una decisión. Esto se debe al nivel de estrés que nos provoca ese acto. Sin embargo, fíjate que la procrastinación se relaciona muy a menudo con problemas de ansiedad y depresión, y a las somatizaciones.

Con esto no quiero que pienses que te estoy empujando a tomar la decisión de romper la relación con tu actual pareja. Un psicólogo no toma decisiones, pero ayuda a la otra persona a vencer las resistencias que le impiden tomar una decisión. ¿Qué resistencias te impiden continuar con la relación? La actual enfermedad de tu pareja, su rol de ex marido y padre, tus largas jornadas de trabajo. Pregúntate si son insalvables, inmodificables o incompatibles para ti. Resistencias para terminar la relación: la soledad. En la sociedad actual la soledad tiene muy mala fama, pero la verdad es que puede significar una oportunidad para el autoconocimiento, para la meditación y la reflexión, y a partir de ello, para el cambio y el crecimiento personal.

Hablar con tu pareja de una manera franca y directa también puede ayudarte a darte cuenta de cómo estáis, de qué es lo queréis, y decidir qué rumbo vais a tomar. Y por último, disponer de unas redes sociales más fuertes y amplias te ayudará a vencer ese miedo a la soledad y aumentará tu satisfacción vital. Uno de los problemas que tienes es que trabajas muchas horas y eso te dificulta pasar más tiempo con tus amigos o conocer gente nueva. Además del nivel de estrés y de fatiga que es probable que te provoque. Pregúntate si es algo que está en tu mano cambiar. El estrés no es bueno para la salud mental y emocional. Los amigos, sí lo son. Un abrazo.

miércoles, 21 de septiembre de 2016

¿POR QUÉ ELIJO SIEMPRE MAL EN EL AMOR?

¿Vas de relación en relación de una manera involuntaria? ¿Siempre te queda la sensación de que te fijas en las personas inadecuadas? ¿Ya no sabes si el problema es tuyo, o de los demás que se han vuelto todos locos? ¿Es la solución meterse a un monasterio o convento?

Quizá no haya que ser tan radical y sólo la lectura de este post te ayude a entender un poco mejor lo que te pasa. Aunque si sientes la llamada de Dios, quién soy yo para distraerte...

Si no es así (que sinceramente, espero que no), lee con atención:

En primer lugar, lo que te pasa no es tan anormal. ¿Sabía por ejemplo que en España actualmente el 61% de los matrimonios termina en separación o divorcio (¡más de la mitad!), y en algunos países como Bélgica superan el 70% (¿tendrán la culpa los gofres?... con eso de que el chocolate es el sustitutivo del sexo). Es un dato que pone de manifiesto que hoy en día el "fueron felices para siempre"... ¡más que nunca es un cuento de hadas! Así que fuera culpas, fuera victimizaciones, y fuera estigmatizaciones. Sentirte especialmente rara o poco desenvuelta en el amor, no te va ayudar en nada.

En segundo lugar, como psicólogo, cuando trabajo el duelo romántico, me encuentro casi con una frecuencia del 100%, una sensación de fracaso en la persona que viene a verme. Y es algo que me deja desconcertado. ¿Realmente, cuando empiezas una relación, haya matrimonio de por medio o no lo haya, tu objetivo se centra en llegar a la tumba casado con esa persona, y si no lo consigues es un fracaso? Olvídate de eso, relájate, y disfruta dure lo que dure. Nuestro objetivo en la vida no creo que debiera ser lograr objetivos y mantenerlos, sino ser felices, en la medida de lo posible. Nos encontramos, estamos, y un día nos separamos y dejamos de estar. Puede ser doloroso, pero no crea que haya ningún fracaso ahí, sin embargo, la sensación de fracaso, multiplica el dolor.

En tercer lugar: sí es verdad que hoy aguantamos menos. Hace tan sólo unas décadas, las separaciones estaban muy mal vistas por el entorno familiar y social, así que nuestros abuelos o incluso padres aguantaban más. Hoy nos hemos liberado de esa presión social, y eso es bueno. Pero, vivimos en una sociedad hedonista, y eso no es bueno. Recuerdo: hedonismo = búsqueda constante del placer y huida permante del dolor = ¡eso es imposible! No se puede estar bien siempre, y cuando lo pretendemos y estamos inmersos en una relación de pareja, a la mínima que nos encontremos mal, vamos a cortar la relación. Ni tanto ni tan calvo. Ni aguantarlo todo, ni huir a las primeras de cambio. Comunicación, empatía, asertividad, resolución de conflictos, terapia de pareja (que también hago, por cierto), CAMBIOS... ¿Has probado algo de eso antes de terminar una relación?

Sin embargo, una vez visto esto tres puntos esenciales, vamos a detenernos en el tema principal de este post, y que considero una de las causas fundamentales de las separaciones de pareja: la mala elección. Si, desde el principio, elijo mal a mi compañero o compañera de viaje, resultará entonces mucho más fácil que no terminemos el viaje juntos.

Y hoy día elegimos mal, rematadamente mal. Alguno de los motivos que expongo a continuación explican el por qué de esa mala elección y, por tanto, qué podemos hacer diferente, para solucionarlo. Éstos son:
  • El Efecto Halo. Muchos ya habréis oído hablar de él. Consiste en una generalización errónea a partir de una sola cualidad de un objeto o persona. En el tema que nos atañe: conozco a una persona con un físico imponente, y a partir de ahí pienso que también es inteligente, amable, cariñosa, con buen fondo, etc. A partir de una característica positiva deduzco otras muchas más, que pueden darse en la persona, o no... Algunas veces para cuando me doy cuenta de que esas otras cualidades positivas nunca existieron, ya es demasiado tarde. Por tanto: a todos nos entra una persona por la vista, eso es innegable, pero el físico es sólo lo principial, no lo principal, no te quedes ahí. Primero conócete bien a ti, qué te gusta, qué es lo que quieres de una persona. Estamos de acuerdo en que no existe la media naranja y no hay nadie que haya venido a este mundo a cumplir todas tus expectativas, ¿pero no será importante que la persona con la que compartas cama y fluidos, también tenga en común contigo intereses, ideales, metas...? Una relación no puede basarse única y exclusivamente en la atracción, porque el intensísimo deseo inicial acaba tranformándose en una fuerza mucho más poderosa: en AMOR. Y si no hay amor, muere el deseo, y no queda nada.
  • Un mal procesamiento del duelo. Tras una ruptura sentimental las personas pasan por emociones dolorosas, que no nos gustan, que cuestan asumir... Sin embargo, como ya he explicado en otro post, es necesario pasar por esas emociones para curar las heridas del duelo, y para pasar por esas emociones, requieres de tiempo. Muchas personas no obstante muestran una intolerancia bastante grave a sus propias emociones dolorosas, y no las soportan, así que recurren a vías de escape para no pasar por ellas: juergas desenfranadas, adicciones... otro "amor". Y cuando el inicio de tu actual relación de pareja se basa en la huida, en lugar de en la búsqueda, en el miedo en vez de en la motivación, entonces, es muy sencillo que nada bueno salga de ahí.
  • No soportar la soledad. Esta causa de mal elección es muy parecida a la anterior, sólo que no tiene por qué haber ruptura previa. Hay personas que en algún momento de sus vidas se sienten especialmente solas y, como pasaba con el duelo, no soportan esa emoción y acaban eligiendo por una necesidad de salir de ella. No soportar la soledad es en realidad no soportarse a uno mismo y, para elegir una pareja que te quiera y que te trate bien, es imprescindible que antes seas tú quien se quiera y se trate bien a sí mismo. Si te sientes bien contigo mismo y aprovechas la soledad para disfrutarte, tu elección de pareja ya no estará influenciada por la presión de la necesidad o el agobio de la ansiedad. Querrás a alguien que mejore lo que tengas. Tus criterios de elección serán más firmes.
Y básicamente, por eso elegimos mal en el amor. Así que nada de decir: "es que el mercado está muy mal". Conócete, quiérete, valórate, busca a personas que además de atraerte tengan cosas en común contigo, y si acabas de terminar una relación de pareja, date tiempo. Si sigues estas sencillas reglas, mejorarás tu capacidad de elección, aunque ninguna de ellas te garantiza que acabes conociendo al hombre o mujer de tu vida... ¡porque eso no existe! Como dice un dicho popular:



Así que coge tu vida, 
ve al "mercado", 
y abre bien los ojos, 
con estas nuevas lentes que te he dado. 

Suerte la próxima vez, un abrazo.

martes, 9 de febrero de 2016

7 RAZONES PARA AMAR LA SOLEDAD EN SAN VALENTÍN

El próximo domingo es el Día de San Valentín. Cupido se acerca. Y hemos de estar preparados... ¡ante tan inminente amenaza!
 
Exageraciones aparte, hay dos cosas que me preocupan de este mito del Día de los enamorados:
  1. Sensación irreal de estar de estar solo en el mundo. "Como es San Valentín y no tengo pareja, ¡significa que nadie me quiere y estoy completamente solo!"
  2. Me preocupa mucho más que el punto 1: la gran cantidad de parejas que van a nacer alrededor de este día, motivadas a unirse no tanto por el amor como posiblemente por el miedo. En efecto: miedo a estar solo el Día de San Valentín. 
Y es que éste es el principal problema de las creencias irracionales: que nos llevan a cometer actos realmente estúpidos y perjudiciales para nuestro bienestar emocional. "Debo caer bien a todo el mundo", por tanto trataré de complacer siempre a todos aunque eso conlleve faltarme el respeto a mí mismo. "Tengo que hacerlo siempre bien", por lo tanto cuando lo haga mal, me castigaré enormemente por ello. "La soledad es algo que hay que evitar a toda costa", por tanto estaré siempre con alguien, aunque no sea muy feliz con esa persona, incluso aunque esa persona... me trate mal.
 
La soledad está muy mal vista, tiene muy mala fama. Y sin embargo, es una emoción, y como todas las emociones: una respuesta natural, humana, ¡válida! Y, como todas las emociones: también es útil. Puede servirnos de ayuda. Hay razones de sobra para no rechazar a la soledad. Aquí os dejo 7:
  1. Ofrece una oportunidad para el autoconocimiento. Y a partir del conocimiento y aceptación de uno mismo, se crece.
  2. Favorece la creatividad. La mayoría de las veces no sobran problemas, faltan soluciones, y una buena idea puede venir en los ratos en los que estamos o nos sentimos solos.
  3. Propicia momentos de reflexión y de cambio. En algunas etapas vitales necesitamos pararnos y redirigir nuestra vida. La soledad nos ayuda a encontrar ese nuevo camino.
  4. La soledad es anti-estrés. Somo animales sociales, nos gusta crear vínculos con otras personas, pero... a veces las personas cansan, y se agradecen momentos de relax sin más compañía que la nuestra.
  5. La soledad nos deja hacer lo que queramos. Sea leer, escuchar música, ver cine, bailar, cantar, correr, tener un orgasmo... Y como no a todos los que conocemos les gusta nuestra misma música, o le apetecen tener orgasmos con nosotros... En fin, creo que me explico: ¡la soledad nunca te va a decir que no!
  6. La soledad nos permite estar en contacto con la naturaleza silenciosa.
    Esa parte del entorno que no te dice qué debes hacer o cómo debes ser, sino que simplemente está ahí. La playa, el monte, los océanos... Ellos nos recuerdan que somos muy pequeños, muy insignificantes y (he aquí lo bueno), que nuestros problemas también lo son.
  7. Por último, igual que no podemos ser siempre felices, porque entonces cómo narices apreciaríamos la felicidad, la soledad hace que nos sintamos alegres de disfrutar de la compañía de seres queridos: padres, hermanos, amigos... Que quizá no sean nuestra pareja, pero de los que seguro también estamos enamorados (y si nos soportan, puede que incluso ellos lo estén de nosotros).
Detectar las falsas creencias que contaminan nuestro pensamiento y envenenan nuestros hábitos, es imprescindible para encontrar equilibrio emocional. Por eso, este viernes 12 de Febrero, como plan pre-alternativo a San Valentín, vuelvo a convocar una nueva edición del Taller Desarmando a Cupido: eliminación de creencias tóxicas sobre el amor. Una actividad para los enamorados de la vida. ¡Y que me digan a mí que eso no es amor de verdad! Un abrazo.