La soledad puede ser una buena compañera. Hay veces que deseamos estar solos. Nos sentimos abrumados por la compañía continua o el ruido de las gentes, y la soledad nos ofrece un descanso, un refugio en el que sentirnos aliviados con nuestra propia compañía.
Sin embargo, en algunos casos, la soledad no es deseada, y puede ser fuente de sufrimiento, de desasosiego. Uno echa en falta algo, o a alguien, y ese sentimiento de carencia la hace notarse incompleto, falto, puede que hasta vacío. Es entonces cuando la soledad viene acompañada de otros sentimientos cuya presencia suele atormentarnos, tales como la tristeza, la angustia, o el desamparo.
Y no son pocos estos casos. He aquí algunos datos sobre la soledad en España, provenientes de un barómetro realizado en 2024 por Once y Axa para el Observatorio Estatal de la soledad no deseada:
- Una persona de cada cinco (20%) sufre soledad no deseada en España.
- Dos de cada tres personas (67,7%) que sufren soledad llevan en esta situación más de 2 años.
- De las personas que actualmente no se sienten solas, más de una de cada tres (36,6%) tuvo una etapa en la que se sintió bastante o muy sola.
- La soledad no deseada es algo más frecuente entre mujeres (21,8%) que entre hombres (18%).
- La soledad no deseada está especialmente extendida entre la juventud (34,6% entre los 18 y 24 años).
Del mismo estudio, se desprenden la siguiente relación entre la soledad no deseada y otros factores clave:
- Las relaciones sociales online son más frecuentes entre las personas que sufren soledad que entre las que no sufren soledad.
- La soledad está inversamente relacionada con el nivel educativo.
- Mayor prevalencia en desempleados, hogares con dificultad para llegar a fin de mes, personas nacidas en el extranjero y colectivo LGTBIQ+.
- La mitad de las personas con problemas de salud mental sufren soledad no deseada.
De todo esto, podemos extraer una conclusión, y es que la soledad no deseada es una problemática social, ya que afecta a un número importante de personas dentro de la sociedad. Por tanto, tendría que atajarse esta problemática desde una posición política, para generar recursos que ayuden a paliar los efectos negativos de la soledad no deseada.
Llegados a este punto, podríamos preguntarnos si merece la pena. ¿Son tan graves los efectos de esta soledad no deseada? ¿O es que nos hemos vuelto más blandengues? Después de todo, la soledad no está tan mal. Seguro que muchos de los que me leéis mataríais por tener más momentos solo con vosotros mismos.
Ya, pero es que la soledad no deseada no es eso. No es una soledad elegida, buscada. Es impuesta. A veces por factores ambientales (ejemplo: personas que han emigrado a causa de la pobreza o la guerra), a veces por factores vitales (las personas que formaban parte de nuestro círculo social han fallecido o viven lejos), a veces por factores sociales y culturales (la intolerancia a la diferencia, el egoísmo, los criterios de popularidad de cada cultura...). El caso es que el ser humano es un ser social, necesitamos a la tribu, gracias al grupo encontramos apoyo, refugio, y es fácil cuando uno no tiene una red de apoyo, sentirse muy vulnerable, desprotegido, y que esto dé lugar a trastornos de depresión y de ansiedad, y de no tratarse los mismos, en el peor de los casos, llegar a una aceleración del envejecimiento y de la muerte natural, o incluso al suicidio.
Hay esperanza. Cada vez hay más personas conscientes de esta problemática y que se han asociado para hacer voluntariado y dar apoyo a las personas que se sientes solas. Existen espacios donde estas personas pueden acudir, y en el caso de los ancianos, hay jóvenes que van a hacerles compañía a cambio de una habitación en la que dormir o, simplemente, a cambio de nada (o de la propia compañía del anciano, que no es poco). También se ha puesto en marcha la iniciativa del cohousing, que son espacios cooperativos en los que las personas se agrupan para envejecer juntos de manera activa y costeando entre todos unos servicios para la comunidad, aunque esta última idea, de momento, solo es accesible para algunos bolsillos. Pero, bueno, se están haciendo cosas. Aunque, insisto, el problema es lo suficientemente grave como para que lo atajemos entre todos, a nivel político, o dicho de otra manera, desde lo público, costeándolo con nuestros impuestos. Ya que nadie está a salvo de verse solo en algún momento de su vida y que esto le acarree serios problemas a su salud.
Mientras se hace más y mejor, qué puede hacer un psicólogo como yo para aportar su granito de arena frente a esta problemática de la soledad no deseada. Dar algunos consejos para ayudaros a manejar los sentimientos de soledad y desamparo:
- En primer lugar, acepta tus emociones incómodas. No nos gusta sentirnos solos si percibimos que es de manera forzada y excesivamente prolongada. Pero no siempre nos podemos sentir bien, ni la vida es igual en todos los momentos de la misma. Es normal sentirse más acompañado a veces y más solo en otras ocasiones. Todo cambio nace de la aceptación. Si aceptas que te sientes mal, pero que ese malestar también forma parte de la vida, podrás centrarte en hacer algo que te dé alivio o que te saque del lugar en el que te encuentras.
- Trata de verle beneficios a tu soledad. Hay mucha gente que se queja de que nunca tiene tiempo para uno mismo. El estar solo, aunque no sea lo que quieres, aunque prefieras cambiar tu estado, puede ser una oportunidad para conocerte mejor, para reflexionar y encontrarle un nuevo sentido a tu vida, o para dedicarte a hacer cosas que antes no podías hacer y que ahora la soledad te concede el privilegio de realizar.
- Después de todo, nuestro sufrimiento depende, en buena parte, del valor que le damos a cada situación que estemos viviendo. Solo en buena parte. No caigamos en el positivismo ingenuo. Es decir, si tienes soledad no deseada, es normal que te sientas mal y quieras cambiar tu situación. Y es bueno que hagas algo por lograrlo. Pero, mientras lo consigues, trata de no caer en el drama, en el victimismo o en la culpa. Suficientemente difícil es para ti tener que afrontar el sentimiento de soledad o de desamparo como para, encima, echar más leña a la hoguera. La soledad puede ser buena y mala, tiene sus ventajas y sus inconvenientes, pero cuando es no deseada, la verdad es que no la queremos. Vale, pero no la demonices, o te costará aún más lidiar con ella.
- Trabajemos entre todos por generar un estilo de vida y de relaciones interpersonales de más calidad, ya que uno de los motivos que nos llevan a sentirnos desconectados, aislados, solos, al fin y al cabo, es la sociedad hiperindividualista en la que vivimos. Por tanto, si todos aportamos nuestro granito de arena para hacer de la colectividad un lugar en el que asociarnos más, cooperar y colaborar más, y tener relaciones más significativas y de apoyo mutuo, los sentimientos de desamparo y de soledad se reducirán.
- Y, por último, pide ayuda. Si te sientes solo y te está costando lidiar con ello, puedes necesitar la ayuda de un profesional o de una entidad que te algún tipo de apoyo que te sirva para salir de ese estado en el que te encuentras. Nos han repetido tantas veces la frase "Tú puedes", "Tú puedes", que a veces se nos olvida que...
... solos no podemos.
Este jueves estaré en el Espacio Caser de Málaga (Avenida Andalucía 9), haciendo la charla-taller "Sociedad-Soledad", en la que hablaré de la soledad como algo más global, no únicamente centrado en la soledad no deseada. Haremos algunas dinámicas participativas y daré más claves para lidiar con los sentimientos de soledad y desamparo. Es gratuita y puedes inscribirte aquí: https://www.caser.es/conocenos/espacio-caser/sociedad-soledad-convivir-con-el-silencio Espero verte por allí.
Cuestiona todo lo que digo, la duda nos acerca más a la verdad.
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Si te gusté yo, hago terapia psicológica en consulta en Málaga y online para todo el mundo. También tengo un par de libros.
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