A veces suceden historias increíbles.
Searching for Sugar Man es un excelente
documental que narra una de esas historias: la historia de Rodríguez, un
músico, compositor y letrista cuyos dos primeros y únicos discos
pasaron inadvertidos en Norteamérica pero obtuvieron un gran éxito
tiempo después en Sudáfrica sin que él supiera nada de ello, hasta que
un periodista y un fan dieron con él y le invitaron a Sudáfrica a hacer
un concierto que finalmente fue un éxito absoluto. Cuando eso sucedió
Rodriguez llevaba años trabajando como "manitas". La recompensa a su
talento le había llegado un día inesperado, por sorpresa, muchos años
más tarde, y en un país muy lejos de donde vivía.
Al analizar la historia de Rodríguez me
es imposible no acordarme de otra historia, la de John Kennedy Toole, el
autor de La conjura de los necios. A él la recompensa le llegó
demasiado tarde: jamás vio publicada su obra. Envió el original de la
novela a varias editoriales; todas la rechazaron. Poco tiempo
después, el autor decidió quitarse la vida.
Su madre, al encontrar el manuscrito años después. lo llevó a
distintas editoriales. Volvieron a rechazarla en numerosas ocasiones.
Pero ella, empeñada en su publicación, al final logró su objetivo. La
novela se editó, recibió el Premio Pulitzer, apareció en la lista de
libros más vendidos en muchos países y es considerada por la crítica
como una las grandes obras de la literatura del siglo pasado.
Tanto la historia de Rodríguez como la
de John Kennedy Toole me inspiran preguntas. Y eso es bueno, porque
hacerse preguntas suele conllevar obtener respuestas. Por ejemplo: ¿qué
son estas dos historias, cómo debo interpretarlas? ¿Son dos historias
tristes con un final feliz? ¿Hablan sobre la justicia? ¿O sobre la
injusticia? Porque si bien ambos al final alcanzaron la cima del éxito,
uno lo hizo a título póstumo y el otro cuando sus sueños de ser una
estrella de la música ya habían perecido. De hecho Rodríguez vivió
durante muchos años una vida muy humilde, una vida de clase obrera,
matándose a trabajar cada día en trabajos duros y viviendo siempre en
barrios pobres muy alejados del glamour de las mansiones de las
estrellas de la música. Y cuando por fin inició el sueño de Sudáfrica,
llegando a dar una treintena de conciertos en el país africano, nunca
cambió de estilo de vida. Siguió en el mismo trabajo, en la misma casa
en la que había vivido durante cuarenta años...
Y eso, también es una historia
increíble. Porque no quiero pensar que la historia de Rodriguez es una
historia triste con final feliz. No quiero pensar que Rodríguez ha sido
un hombre triste, decepcionado, frustrado, al que el reconocimiento le
llegó, sí, pero muy tarde. Quiero pensar que Rodríguez ha tenido una
dura vida, difícil, como la mayoría de los seres que habitamos este
planeta, pero plagada de pequeñas y grandes maravillas, como sus tres
hijas. ¿Acaso un hombre que tiene el amor de tres hijas debe sentirse
desdichado?
¿Cuántos habrá en el mundo con un enorme
talento no reconocido en su época, como el de John Kennedy Toole, o ni
siquiera en su lugar de origen, como el caso de Rodríguez? O no
reconocido nunca, talento que quedó en el olvido. ¿Hay suficiente
justicia cósmica como para garantizar que algún día serán esas personas
recompensadas? Puede que no, puede que sí, no lo sé, bah...
Lo que quiero decir es que el mundo a
veces es justo, pero muchas veces no lo es. Y a unos les da más de lo
que se merecen y a otros lo contrario. No, eso tampoco es lo que
quería decir... Lo que quiero decir es que si un hombre consigue el
éxito mucho tiempo después de lo esperado, empezando a ganar dinero por
ello, y eso no le cambia la vida, tampoco debe ser tan difícil, ¿no?,
tampoco debe costar tanto. La felicidad.
Si tienes un talento, ya sea la música,
escribir o pelar patatas, ¡disfrútalo! ¡Eso es lo que quiero decir! Ámalo, gózalo, saboréalo. E intenta arrancar alguna sonrisa por
el camino con él. Y no permitas, nunca permitas de ninguna manera, que
te amargen la vida a costa de tu talento. "Deberías intentar sacar un
disco, si no vendes más libros nadie te va a conocer, podrías explotar
tu gran habilidad en pelar patatas..." ¡Ni hablar!, si eres una
persona con un talento y tienes una vida triste, no tienes talento.
El éxito llega, o no. Pero si tienes un
talento y te sirve para disfrutar con mayor plenitud de la vida,
entonces deja de buscar. Ya tienes tu final feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario