miércoles, 26 de febrero de 2014

VERDADES Y MENTIRAS SOBRE ACUDIR A UN PSICÓLOGO

El pasado 24 de Febrero se celebró en España el día de la Psicología.

Y voy a aprovechar la ocasión para hacer un alegato a favor de nuestra carrera, nuestra profesión, nuestra vocación y nuestro trabajo: nuestra vida.

Y no se me ocurre mejor forma que hacerlo que divulgando información, como hago siempre que escribo en este espacio.

Información para acabar con prejuicios. Información para ampliar conocimientos. Información para hacerse preguntas en pos de hallar más información.

Información basada en mi propia experiencia y conocimientos adquiridos.

Por ejemplo, hoy, en España, todavía hay gente que piensa que ir al psicólogo es algo para "gente loca", trastornada... o simplemente rara. Ignoran que sus pensamientos, tan erróneos como anclados en un pasado ineficaz, les hacen estar más cerca de esa locura a la que tanto temen. Al psicólogo va gente con problemas. Y resulta, que problemas, tenemos todos, en mayor o menor medida. Sólo que algunas veces hemos sentido o pensado o valorado, que esos problemas nos sobrepasaban. El psicólogo te ayuda a darte cuenta de que dispones de los suficientes recursos personales para afrontar ese problema que has convertido en tragedia sin solución.

Hoy, en España, todavía hay gente que piensa que ir al psicólogo es un signo de debilidad. No se dan cuenta de que es exactamente todo lo contrario. Una evidencia de fortaleza. Porque buscar ayuda es una manera de enfrentarte a tus problemas, y no evitarlos ni rendirte a ellos. Es una forma de enfrentarte a tus problemas, con humildad, valentía y coraje.

Hoy, en España, todavía hay gente que nos llama "comecocos". Piensan que somos una especie de gurus que les van a lavar el cerebro y transformar su personalidad, como los intrusos alienígenas de La invasión de los ladrones de cuerpo. Las personas que acuden al psicólogo suelen hacerlo porque algo va mal en su vida, algo que quieren cambiar, y para hacerlo, son ellos lo que tienen que cambiar ALGO  de ellos mismos. Pero el protagonista del cambio es la persona. El psicólogo es un orientador en ese proceso de cambio. Y un facilitador, un motivador, un ayudante. Pero el psicólogo no cambia a la persona, es la persona la que cambia lo que ella quiere cambiar.

Hoy, en España, todavía hay gente que piensa que para ir al psicólogo hay que estar muy mal. Normalmente, al psicólogo acuden personas con problemas que interfieren en sus vidas de forma que les impiden disfrutar de ella. En este sentido, no todo el mundo necesita un psicólogo. Pero tengo la plena convicción de que: a todo el mundo le vendría bien un psicólogo. Porque se aprende, se crece, se mejora la calidad de vida.

Invertimos a lo largo de nuestra vida tanto tiempo en formarnos para el trabajo: estudios primarios, los superiores, cursos de idiomas, de informática, de promoción... Y sin embargo, invertimos tan poco en el desarrollo personal. Por eso lanzo hoy mi alegato en favor de la psicología, esperando, soñando, y luchando, por que un día pasemos en España del paradigma "psicólogo comecocos que trata a gente loca", a ver al psicólogo como un profesor, un guía, un amigo, con el que aprender, JUNTOS, a vivir mejor.

jueves, 20 de febrero de 2014

EL DESENGANCHE EMOCIONAL

Hay veces que nuestra cabeza no deja de darle vueltas a una situación o a una persona y nos sentimos como atrapados dentro de una lavadora.
Exactamente igual que le ha pasado a este tipo.

Son las famosas rumiaciones: pensamientos obsesivos, repetitivos, y destructivos, porque no nos aportan nada, no construyen, sólo nos impiden concentrarnos en una tarea, disfrutar de una actividad placentera o, en muchas ocasiones, dormir. Nos impiden avanzar.

Como si estuvieramos atrapados por un gancho. Imaginaos: un gancho atado a un arnés que nos han colocado, y una fuerza misteriosa, oculta, está tirando hacia atrás con todas sus fuerzas, arrastrándonos, impidiéndonos no sólo caminar hacia delante sino mantenernos tan siquiera en el sitio en el que estamos.

Esa fuerza misteriosa vive en el PASADO, delante es el FUTURO y el sitio en el que estamos se llama PRESENTE.

Esa fuerza misteriosa somos nosotros.

Porque aunque hay un claro componente cognitivo en este enganche, el disparador de las rumiaciones son nuestras propias emociones. Y he encontrado una que casi siempre se repite cuando nos sumergimos en estos bucles mentales: el sentimiento de culpa.

Cuando no dejamos de darle vueltas a una discusión, por ejemplo, sentimos que debimos ser más firmes para que el otro no nos pisara, o más condescendientes para no herir a la otra persona; cuando no dejamos de pensar en alguien significativo de nuestro pasado, como una ex pareja, sentimos que debimos poner más empeño en salvar la relación o me siento culpable simplemente por el hecho de seguir queriendo a esa persona.

Así pues, trabajando los sentimientos de culpa logramos desengancharnos emocionalmente y frenamos esas rumiaciones que nos invaden. Y aquí van unas orientaciones para hacerlo:
  • No evites la culpa, afróntala, manéjala.
  • Lo que hiciste mal o dejaste de hacer y sus consecuencias: ¿puedes cambiarlo o puedes aprender de ello y aprovechar ese aprendizaje para tu futuro?
  • Pregúntate qué te estás perdiendo ahora por pensar en el pasado.
  • Planifica el futuro. Es la conducta opuesta a engancharse en el pasado.
  • Pregúntate a tí mismo: ¿por qué mi vida podría ser mejor a partir de ahora, cuando me libere de la culpa y el enganche emocional? Es decir: centra el foco de atención en las oportunidades que se te abren en el horizonte, no en las que perdiste.
Dos de los aspectos, como hemos visto, tan relacionados, que trabajaremos en el TALLER "DESARMANDO A CUPIDO" de eliminación de creencias tóxicas sobre el amor, son la culpa y las rumiaciones del enganche emocional. Así que si estás por Málaga el próximo 22 de Febrero no lo dudes, ven: ¡y suéltate el gancho!

miércoles, 12 de febrero de 2014

CREENCIAS TÓXICAS

Tengo una mala noticia para usted: está contaminado.

Como soy psicólogo positivista, trataré de terminar este post con una buena noticia. Hasta entonces, relájese y deje de buscar marcas o bultos sobre su cuerpo.

Me refería a que su pensamiento está contaminado, su sistema de creencias, el conjunto de juicios (y prejuicios) que definen su personalidad, marcan su actitud ante la vida y guían su comportamiento en el mundo.

En mayor o menor medida, su mente está contaminada, porque por muy grande y poderoso que sea el antivirus de su cerebro que le protege del spam externo, son tantas y tan diversas las fuentes de contaminación que nos lanzan  mensajes nocivos, que ese antivirus es incapaz de detectarlos y expulsarlos a todos: los padres, el colegio, la universidad, el cine, la música, la literatura, los medios de comunicación, la publicidad, los políticos, Internet...

Quién sabe, puede que hasta yo mismo ahora, sea uno de esos contaminantes.

El caso es que desde todas estas fuentes nos pueden llegar dos tipos de mensajes distorsionados: los mitos, que son invenciones que hemos asimilado como realidades; y las falacias, que son argumentos aparentemente verdaderos pero erróneos en su lógica. Tanto unos como otros provocan creencias tóxicas en los individuos, porque interactuamos con el medio y gestionamos nuestro bienestar partiendo de una base errónea que produce resultados tóxicos, dañinos

Un ejemplo de mito es, como ya expliqué en un anterior post, pensar que el dinero da la felicidad, cuando se ha demostrado que eso es cierto sólo cuando nuestro dinero sirve para cubrir ciertas necesidades básicas, pero a partir de ahí, tener más dinero no me garantiza mayor felicidad. Sin embargo, si lo creo, posiblemente me esfuerce por tener mucho dinero pensando que eso me hará más feliz, descuidaré otras áreas vitales igual o más importantes, y finalmente, no seré feliz.

Un ejemplo de falacia, también comentada en otro post es la llamada post hoc, ergo propter hoc ("después de esto, luego a consecuencia de esto"), es decir, argumentar que porque un hecho va seguido de otro, el segundo es consecuencia del primero, cuando no tiene por qué ser así: hago un mal pronóstico, éste se cumple, y ahora me acusan de haber causado el pronóstico y me llaman "boca cabra", pero en realidad, ¿qué relación causal hay entre mis palabras y el hecho pronosticado? Esta falacia conduce fácilmente a la superstición y a la manía, y colateralmente, a la sensación de que no somos dueños de nuestro destino.

Hay muchos otros tipos de falacia y en el área de la política se dan con más frecuencia de la deseada, ya que estos razonamientos, repito, aparentemente verdaderos pero falsos, sirven para la manipulación de las masas. Pero ese es otro tema.

Un área distinto e importantísimo para el bienestar personal, donde se dan multitud de mitos y falacias, es el del amor:  en este sentido, Disney, Hombres, Mujeres y Viceversa, las canciones de Álex Ubago o el mismo San Valentín, ya tan cerca, han hecho mucho daño. Por eso este viernes 14 de Febrero en Gabinete de Psicología Positiva de Málaga doy un taller llamado "Desarmando a Cupido", para, a través del análisis, la reflexión, la comparación con la evidencia empírica y el debate en grupo, eliminar esas creencias tóxicas que contaminan la relación sentimental de las parejas y la autoestima de los solteros.

Si no está en Málaga para la fecha y quiere cultivar un pensamiento libre, limpio y justo, aquí van unos consejos: no se deje llevar por lo que diga la mayoría; haga un ejercicio de autoconciencia y examine qué conjunto, dentro de su sistema de creencias, está formado por juicios (un conocimiento cuerdo y sensato) y qué conjunto está formado más bien por prejuicios (juicio tomado de antemano sin el conocimiento necesario); infórmese, estudie, aprenda, piense, sobre todo piense. Pero házlo tú, no dejes que sea una televisión o un escaño el que lo haga  por ti.

Y es que, y ésta es mi buena noticia: descontaminarse sólo depende de ti. Y los beneficios de hacerlo, pueden ser auténticamente maravillosos.

jueves, 6 de febrero de 2014

¿PROBLEMA O DESAFÍO?

Febrero: mes de los enamorados, de máscaras y disfraces y... también de los estudiantes universitarios. Por aquello de que es un mes reservado a los temidos exámenes

En este post trataré de ofrecer algunas claves para enfrentarnos con éxito a los exámenes. Así que si eres universitario, o estudiante en general, si te estás preparando unas opos, o pronto te examinarás para el carnet del coche, este artículo te interesa.

Si no... También. Porque exámenes tenemos todos con bastante frecuencia a lo largo de nuestra vida: una entrevista de trabajo, un nuevo reto profesional, una nueva experiencia personal como ser padres, una cita romántica con un desconocido... ¡y precisamente el día de San Valentín, qué horror!

Todas estas situaciones tienen algo en común: es una demanda proveniente del entorno que exige una respuesta por nuestra parte.

Y... sí, ya sé lo que estáis pensando. Son situaciones que pueden llegar a estresarnos. Mucho. ¡Incluso a paralizarnos! (más de uno se habrá quedado congelado cuando le dieron la noticia de que iba a ser padre).

La clave para no llegar a ese nivel de estrés desadaptativo radica principalmente en la evaluación que hacemos de la situación: si hacemos una evaluación negativa, y pensamos que la demanda del entorno desborda nuestros propios recursos, nos estresaremos. Así que partiendo de esta premisa, aquí van una serie de orientaciones para enfrentar con éxito este tipo de eventos:
  • En primer lugar, has de saber que un poco de estrés no es malo, al contrario, es necesario para obtener un nivel de activación adecuado a la demanda. Si los nervios no te permiten concentrarte, malo; pero si estás tan relajado que en lugar de estudiar te dedicas a mirar las musarañas... también malo, ¿no?
  • Para no llegar al punto de evaluar la demanda como algo que excede nuestros recursos, lo mejor es obtener una autoconfianza y autoestima alta. Creer en nosotros. Un ejercicio imprescindible para hacerlo es revisar nuestros logros pasados: ¿qué situaciones similares o equivalentes a la actual logré superar con éxito? ¿He aprobado otros exámenes? Bien. ¿He sido padre anteriormente? No. Vale, pero, ¿me he enfrentado a otras situaciones de responsabilidad y he obtenido resultados positivos? Sí, ¿verdad? Pues en ésta, ¡seguro que también lo haces!
  • Prepárate. La confianza en uno mismo está bien, pero, ¡cuidado con los excesos de confianza! Si tienes exámenes, estudia. Si tienes una entrevista prepáratela. Si vas a ser padre primerizo, mírate vídeos, lee, pide consejo. Si vas a una cita arréglate y no vayas hecho un trapo. Un poco de esfuerzo, ¡no lo dejes todo en mano de la Buenaventura!
  • Sin embargo, un consejo: no te esfuerces demasiado. Mmm, polémica esta sentencia, ¿verdad? Me explico: te puedes estresar porque te agobies al pensar que la demanda excede tus recursos, o te puedes estresar y "quemar" porque finalmente inviertas excesivo tiempo y esfuerzo en una demanda. El estudio y el trabajo tienen que ir acompañados de descanso y ocio, porque nos revitalizan y nos permiten además rendir con mayor éxito. Es decir, que cuando estás descansando, ¡también te estás preparando para trabajar mejor! En este sentido, una buena dieta, ejercicio, sexo y risa son hábitos que limpian, refrescan y oxigenan nuestro cerebro.
  • Además de la evaluación de la situación, otro factor clave a tener en cuenta es: la magnitud subjetiva de las consecuencias. Es decir, ¿cómo de grave valoro yo que serán las consecuencias de no obtener mis objetivos? Si las valoramos como un drama, como una tragedia, ¡como un tsunami!, nos preocuparemos de más. Si suspendo el examen, ¿no tengo otra posibilidad en Septiembre? Si no me cogen para este puesto, ¿no quedan más empresas a las que acudir? Si se me da mal cambiar pañales, ¿no tengo a mi santa mujer que con paciencia infinita va a enseñarme de nuevo a hacerlo?
  • Y relacionado con esto último y la evaluación de la situación: hay personas que cada vez que se enfrentan a una demanda ven la misma como un problema/marrón/faena, y otras en cambio que la ven como retos y desafíos, como una oportunidad para poner a pruebas sus talentos. ¿Adivinas cuáles sufren menos y son más exitosas! 
Si te gustó el post y quieres aprender más sobre el estrés y cómo prevenirlo y afrontarlo eficazmente en cualquier ámbito, aquí a la derecha estás viendo la portada de mi libro, y aquí en este enlace puedes obtenerlo. Y recuerda, no digas: "¡a mí que no me estresen!", di: "¡ja, a mí me van a estresar!".