miércoles, 17 de abril de 2024

TÉCNICAS DE ESCRITURA TERAPIA

La escritura es una poderosa herramienta terapéutica. Gracias al acto de escribir, podemos sacar lo que llevamos dentro, expresar nuestras emociones, darle salida a nuestros temores, preocupaciones o inquietudes, ordenar nuestras ideas, a veces caóticas y dispersas por nuestra psique, adquirir una nueva perspectiva de lo que nos pasa, entendernos mejor a nosotros mismos y a nuestra realidad, y generar diferentes opciones de cambio.


Escribir nos permite parar, pensar lento, y ser creativos. Esto es fundamental en un mundo hiper acelerado donde la generalidad es ir siempre con el piloto automático. Gracias a la escritura, pensamos mejor. Y cuando pensamos mejor, podemos relacionarnos mejor con nuestra mente, con nuestras emociones, con nuestro yo y con los demás.


Como psicólogo llevo más de diez años haciendo escritura terapia, recomendándosela a mis pacientes (con bastante éxito, he de decir) y aplicándomela yo mismo en la esfera personal. Pero, ¿qué es exactamente la escritura terapia? Sencillo: cualquier ejercicio de escritura que pretenda ser terapéutico, es decir, cuya finalidad sea solucionar o mejorar problemas psicológicos, ya sean estos la depresión, la ansiedad, la baja autoestima, un conflicto interno o interpersonal o un mal estado de ánimo. Te encuentras mal, quieres estar mejor, y escribes para que te ayude a ello.


Y estas son algunas de la técnicas que han usado mis pacientes o participantes en mis talleres, o yo mismo, y que con bastante frecuencia han sido de mucha ayuda:


- Los tres diarios. Diario de gratitud: apunta las cosas buenas que te pasen. No todo, solo lo más significativo. Anótalo con una actitud agradecida, expresa tu gratitud. Con esta técnica desplazamos el foco de lo negativo a lo positivo. Diario emocional: cuando te sientas mal o tengas conflicto (dudas, incertidumbre, preocupación), anota en un diario cómo te sientes, cómo se manifiesta ese sentir, por qué crees que te sientes así, qué te piden esas emociones que hagas, valora si es bueno o malo, y piensa en qué podrías hacer para aliviar ese estado emocional sin que las consecuencias fueran malas para ti. A veces, simplemente divaga, enróllate sobre lo que crees que te pasa; algo saldrá de eso. Diario de mierda: cuando quieras quejarte o desees sacar la mala uva que sientes hacia una persona, usa este diario y cágate en la vida y en sus putos muertos. Sin censura, sin piedad. Expulsa toda tu mala leche hasta quedarte en la gloria.


- Lista de orgullos. Una gran técnica para conocernos mejor en clave positiva. Anota en una lista todas las cosas por las que te sientas mínimamente orgullosa/o en tu vida. Cosas que hayas conseguido, aprendido, superado, que no conseguiste pero te sientes orgulloso por haberlo intentado (es decir, fracasos), personas que forman parte de tu círculo y por las que te sientes orgulloso porque algo bueno tendrás para que ahí estén, habilidades que creas que has adquirido o desarrollado... Todo eso es una fuente de conocimiento enorme sobre tus fortalezas, dice mucho de tus virtudes personales.


- Cartas. Carta de "hasta luego": si has perdido a alguien, ya sea porque ha fallecido o porque se ha roto la relación, puedes escribir esta carta de despedida o de "hasta luego" (yo prefiero llamarla así porque las personas que se van no se van del todo; algo de ella se nos queda dentro para siempre). Perdónala, si crees que has de perdonarla por algo; pídele perdón si piensa que corresponde, dale las gracias por lo que te aportó, y dile "adiós" o "hasta luego". Esta es una técnica que ayuda a procesar el duelo. Carta de la ira: es parecido al Diario de mierda, solo que esta vez te imaginas que le estás escribiendo una carta a una persona que te ha hecho daño y le dices todo lo que tú creas te ha quedado pendiente por decirle. No escatimes, ponla en su sitio, y mándala a la mierda si te vas a quedar mejor así. Luego, tú ya decides si se la envías o no... 😬 


- Hablando con nuestro Niño Interior. ¿Qué es el puto niño interior? Pues no es otra cosa que la experiencia emocional de nuestros traumas almacenada. Cuando sufrimos, esa experiencia emocional se queda grabada en el cuerpo, que es nuestro verdadero subconsciente, y por eso a veces reaccionamos como reaccionamos, porque nuestro niño interior traumado tiene miedo (o rabia a veces). No hay que enfrentarse al niño interior, ni rechazarlo ni ignorarlo. Es terapéutico tratar de entenderlo, decirle que sabemos por qué se pone como se pone, ya que lo que vivió no fue fácil ni agradable, ni mucho menos, pero que tú está ahí para protegerle, para cuidarle, que puede confiar en ti, que puede sentirse seguro porque ahora sí sabrás cómo defenderte y cómo actuar, y si se diera el caso de que no supieras, que no se preocupe, porque lo superaréis juntos. Habla con tu niño interior, cálmalo, puedes hacerlo.


- Escritura Creativa. A veces, lo mejor que podemos hacer para expresar nuestros sentimientos, o para entender mejor la realidad, o para transformarla, y por supuesto, para entendernos y transformarnos a nosotros mismos, es escribir un poema, o un cuento, o un relato, o una obra de teatro, o un guion, o una novela, o una canción, o un ensayo... A través del arte de contar historias, cambiamos la historia de nuestra vida.


Este sábado 20 de abril en Málaga, haré el Taller de Cuento y Escritura Terapia, en el que explicaré técnicas como estas (y otras más) y las practicaremos. También analizaremos historias en grupo, para sacarles un aprendizaje vital que practicar en nuestra autogestión del bienestar. ¡Y cada participante escribirá un poema o un breve cuento! No es necesario ser un experto en escritura, ni mucho menos. Solo tener algo que contar. Y todos tenemos algo que contar. Por cierto, ¡cuento contigo!


Cuestiona todo lo que digo, la duda nos acerca más a la verdad.


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Si te gusté yo, hago terapia en consulta en Málaga y online para el resto del mundo. También tengo un par de libros.


¡Y recibe este abrazo!

martes, 2 de abril de 2024

UNA SOCIEDAD DE CUIDADOS

La mayoría de la gente me decía tras el confinamiento de la COVID: "tú ahora tendrás mucho trabajo, ¿verdad?, la gente está fatal". Y yo pensaba: "ah, pero, ¿antes no lo estaban?"


Efectivamente, con la pandemia creció bastante la demanda de atención psicológica. Pero yo, personalmente, recibí muy pocos casos relacionados directamente con aquella. Todo era depresión y ansiedad, y venía de antes, de mucho antes.


Recientemente he leído un libro, una maravilla de libro, mejor dicho, que me ha abierto aún más los ojos (y no los tenía precisamente cerrados) frente a una de las principales causas del aumento constante de los trastornos psicoemocionales (o de la infelicidad, cuando el malestar no llega a ser del todo patológico). Esta obra se llama "Conexiones perdidas", del periodista británico Johann Hari, que fue diagnosticado de depresión y ansiedad siendo muy joven e, inmediatamente, tratado con psicofármacos y solo con eso. Johann sabía que había algo más que un desequilibrio químico en la génesis de su enfermedad, y lo exploró con este libro, investigando hasta dar con nueve causas reales y sociales de la depresión y la ansiedad.


Efectivamente, el modelo de salud mental es biopsicosocial. Y los tres componentes, lo bio (nuestra herencia y armatoste genético), lo psico (personalidad) y lo social (ambiente) influyen de manera proporcionada sobre nuestra salud mental y emocional.


Lo bio depende de lo que te haya tocado y se puede corregir o atenuar un poquito con la ayudita química.


Lo psico depende de lo que hayas vivido y se puede trabajar con terapia y autocuidados.


Lo social depende de todos, mierda ya.


Depende de todos, joder.


Y no me parece a mí, no sé, quizá me equivoco, pero no me parece a mí que vivamos en una sociedad en la que nos cuidemos los unos a los otros. ¿A ti te lo parece?


A mí me parece más que en lugar de vivir en una sociedad que promueva la bondad, que es hacer el bien para los demás (habría que añadir: y para uno mismo), se fomenta la maldad, que es hacer el mal para los demás porque eso acabará siendo bueno para uno.


Se ve en Málaga, por ejemplo, ciudad de donde soy y donde vivo (por ahora). Se demuestra con el tema de los abusos económicos de la vivienda. A mí, sin ir más lejos, mi casera me quiere subir el alquiler a 200 euros de una tajada y sin anestesia. Gente que tiene para vivir bien abusa económicamente de su vecino para así tener más. El ayuntamiento de Málaga se ha opuesto a declarar Málaga como zona tensionada del alquiler de vivienda, favoreciendo estos abusos. Se prevalece el derecho a ganar dinero por encima del derecho a una vivienda. Es de locos. ¿Es eso cuidarnos los unos a los otros? 


Con estas dinámicas en las relaciones económicas y laborales entre las personas de una comunidad, no es de extrañar que las personas acaben estresadas, deprimidas o directamente locas, volviéndose agresivas. Se genera enfermedad individual y tensión social (enfermedad colectiva, vaya), porque la casera me sube a mí el precio, yo se lo subo a mi paciente, mi paciente, que es frutero, sube el precio de la fruta... y al final, todos jodidos (menos los más ricos, eso sí; ellos simplemente se parten de la risa con nuestra forma de tratarnos). ¿Es eso vivir en una sociedad que cuida la salud mental y emocional?


Si queremos empezar a hacerlo, tendremos que:


- Ponerles precios razonables a la vivienda y al resto de cosas. Ganar menos dinero, para que el otro gane más paz, y si el otro está bien, yo, al final, también estaré bien. ¿Qué preferimos: tensión social o paz social? Luego, la gente se queja del fenómeno de los okupas. Anda que... Pues si los que abusan económicamente de otros se piensan que esos otros no se van a defender, están jodidísimos.


- Reducir en mucho nuestro nivel de competencia y fomentar la colaboración. Juntos es mejor que solos. Apoyándonos es mejor que estar en contra. Nos ponemos la zancadilla, nos tiramos piedras sobre nuestros propios tejados sin darnos cuenta. Hay que competir menos y colaborar más, agruparnos, asociarnos, sindicarnos. Qué guay sería que en Málaga, por ejemplo, existiera un sindicato de inquilinos fuerte y activo. No lo hay. O el que hay es una mierda. Si la unión hace la fuerza, y así es, nosotros tenemos una grandísima debilidad.


- Fomentar lo inmaterial. El capitalismo (y, sobre todo, siendo más preciso, el neoliberalismo), nos ha dejado tarados perdidos. Creemos que la felicidad está en el dinero, en lo material, en el estatus. Vaya gilipollez. Los estudios sociológicos y psicológicos demuestran que es la falta de dinero para acceder a lo básico lo que genera sufrimiento (obvio), pero no es conseguir mucho dinero lo que te da una vida más feliz, sino las relaciones sociales y sentir que estás haciendo cosas en tu vida que le dan valor a la misma. ¿De verdad sientes que tu vida es valiosa por tener un Ferrari, un reloj de oro o ropa cara? Si es así, estás muy vacío o vacía, tienes la cabeza muy hueca. Necesitamos enriquecer nuestras relaciones y nuestras acciones personales, buscar la virtud, ¿y cómo lo vamos a hacer si nos metemos en un bucle en el que hago todo lo que pueda para ganar más dinero, para tener más cosas que aumenten mi estatus, incluso si es a costa de joder al de al lado? Qué imbéciles, de verdad...


- Reducir drásticamente la desigualdad económica. Está relacionado con todo lo anterior, claro. Si abusamos unos de los otros, si competimos como tiburones en el mar por un trozo de pescado, si hacemos todo lo posible, legal y no legal, por enriquecernos, finalmente se genera desigualdad, y la desigualdad afecta mental y emocionalmente al que la padece, y al que no. Porque, insisto, la paz social se paga. No sale gratis, se ha de pagar. Pagando más (subida de impuestos a los que más tienen) o ganando menos (poniéndole freno a los abusos). Si la gente está mal porque no puede salir de casa de sus padres, porque la mensualidad del alquiler o de la hipoteca les ahoga, porque esforzándose lo mismo ven que hay gente que puede acceder a una vida de lujo y ellos, por falta de oportunidades, no se mueven del sitio, la peña se cabrea. Claro que se cabrea. La hostilidad se palpa en la calle. Se ve en el funcionario que te atiende de mala manera, se oye en el conductor que te pita y se caga en tu puta madre, se siente en la familia que okupa tu casa. Si estamos presionados tanto laboral como económicamente, ¿cómo no se va a notar, cómo no, aunque solo me queme a mí por dentro, que soy el que lo padece, no te va a explotar a ti en la cara también? La salud mental y emocional, a ver si nos enteramos de una puñetera vez, no es un problema individual, es colectivo.


- Y por último (por último en este post, porque no quiero extenderme más, ya que si lo hiciera podría estar escribiendo durante semanas sin parar), hemos de cuidar muy mucho la naturaleza y la cultura, que son lo más valioso que tenemos, junto a las relaciones humanas, que ya las he comentado, y muy por encima del maldito dinero y lo material. El ser humano es feliz cuando ve verde o azul. Es feliz cuando respira puro. Es feliz cuando convive con animales. Está más que demostrado; la naturaleza nos hace bien. Y la cultura, joder, la cultura nos enriquece. La cultura nos da sabiduría, nos ayuda a entendernos mejor, a convivir mejor unos con otros. Nos enseña a ser más felices. Hay que fomentar más la cultura, que haya más cines y menos coches, más lectura y menos móvil, más teatro y menos drama.


Y, por cierto, hablando de cultura, este domingo 7 de abril estaré en Málaga, en la Sala Joaquín Eléjar, haciendo junto con la fabulosísima Gisela Escoda la obra El poder transformador de las historias; teatro, monólogos, cuenta cuentos y todo en torno a la psicología y el bienestar. Y hablando de cuidarnos, a ver si apoyamos más a los nuevos creadores, como nosotros, que si se estrena una porquería de obra en el Soho, el teatro del Banderas, va todo Dios, y nosotros que nos lo curramos muy bien y somos muy dignos tenemos que hacer el triple (o más) de esfuerzo para llenar las salas. Ven a apoyarnos, que no te vas a arrepentir, te lo aseguro. Y si no, si quedaras insatisfecho, me buscas después de la obra para hacerme rendir cuentas, pero ya te digo yo que eso no va a pasar. Entradas baratitas aquí 👉 https://www.mientrada.net/evento/el-poder-transformador-de-las-historias/


Y ya está. Cuidémonos, porfa. Porque si tú estás bien, yo al final también estaré bien, y si yo estoy bien tu también estarás bien. La salud mental y emocional es cosa de todos. Así que dejemos de maltratarnos y cuidémonos, ¿vale? Venga, va, si no cuesta tanto, y el beneficio puede ser muy muy grande.


Cuestiona lo que digo, la duda nos acerca más a la verdad.


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Si te gusté yo, hago terapia en consulta en Málaga y online para el resto del mundo. También tengo un par de libros.


Y, con mucho cuidado, ¡te mando este enorme abrazo!