miércoles, 31 de diciembre de 2014

LO MEJOR DEL AÑO (PARTE 2 DE 3)

A escasas horas de terminar el 2014 y empezar el 2015.

Termina un año que ha tenido sus cosas mejores y peores, supongo que no sólo para mí, también para vosotros, ya que la vida consiste en eso: eventos positivos y negativos, fracasos y logros, alegrías y penas. Tu actitud ante todo, es lo que marca la diferencia.

Espero que os quedéis con lo mejor de este 2014. Quedarse con lo bueno, y aprender de lo malo es, sin duda, una gran actitud.

Y os deseo que en el 2015 sigáis buscando de forma insaciable la felicidad, esa cosas que nunca termina de encontrarse, y menos mal, porque es justamente la búsqueda, lo que nos hace felices.

Os dejo ya con la segunda entrega de lo mejor que he publicado durante 2014 en mi "fan page" de Facebook, mi twitter, y mi página en Google+. ¡Que tengáis muy buena entrada de año, seguimos viéndonos en el 2015!





Genial vídeo. Un ejemplo más de cómo lo transformar lo malo a nuestro favor. Un ejemplo más, en definitiva, de Psicología Positiva.



¡Libérate de esas cadenas que te impiden llevar una vida sexual sana y placentera!









Mírate, valórate, ámate. 



Muy útil e interesante: ¡artículo anti-estrés!



Para año nuevo (o para cuando tú quieras) mejor un propósito, y divisible en pequeñas metas:










miércoles, 24 de diciembre de 2014

LO MEJOR DEL AÑO (PARTE 1 DE 3)

Empiezan las fiestas, se termina el año...

Un año que ha sido muy especial para mí: ha sido el año de los inicios del Gabinete de Psicología Positiva.

Durante este año he conocido a gente muy especial, a las que espero haber ayudado, y que desde luego me han ayudado a crecer como profesional... y como persona.

También ha sido un año en el que he aprendido mucho a través de mi trabajo en las redes sociales, en Facebook, en Twitter y en Google+, donde he publicado diariamente artículos y vídeos sobre psicología, bienestar emocional y crecimiento personal, y frases motivacionales e inspiradoras.

A través de esta trilogía de posts que empiezo hoy con la primera entrega, os dejo una colección de lo más destacado. Espero que lo disfrutéis, que os sea útil, y que os sirva para esa búsqueda de la felicidad que, afortunadamente, nunca termina.

De parte de un corazón inteligente (a veces), ¡feliz navidad!




La esencia de la Psicología Positiva en 3 minutos: 



Tres tipos de felicidad, mil millones de maneras de encontrarla:




Preciosa historia de amor que sobrepasa los sentidos:

 Leyendo este artículo aprendes mucho sobre Inteligencia Emocional:

 ¡Sal de tu zona de confort!
 

martes, 16 de diciembre de 2014

NAVIDAD, ESTRESANTE NAVIDAD

Noche de paz, noche de amor...

Bueno, eso dice el villancico. Sin embargo, no es raro encontrarnos en estas fechas tipos y tipas jurando en hebreo porque se han metido en un atasco, poniendo cara de demonio cuando comprueban que se les ha quemado el pavo, o manifestando un tic nervioso en el ojo mientras oyen, ¡otra vez!, ese villancico. Quizá no sea raro que ese tipo o tipa, seas tú mismo.

Estas expresiones a las que acabo de hacer referencia no transmiten precisamente sentimientos de paz y amor. Más bien son el toc, toc, toc del estrés llamando a tu puerta y diciéndote: "¡Ho, ho, ho, feliz navidad!".

Y es que esta época de buenos deseos para todos encierra también numerosas fuentes desencadenantes de estrés: hacer un buen cierre del año en el trabajo, ir a la peluquería y arreglarme para la cena de empresa, las vacaciones de los niños, comprar la comida para las cenas ¡a última hora!, comprar los regalos ¡a última hora!, empezar el año en estado de tensión porque aún no he sido capaz de dejar de fumar o de ir al gimnasio, aceptar que un año más seguiremos siendo pobres porque no nos ha tocado el Gordo ni el Niño...

Pero estímulos estresantes nos los podemos encontrar en cualquier época del año, no sólo en Navidad. Lo importante es cómo respondemos a ellos. Lo importante es el estilo de afrontamiento del que hacemos gala ante esos estímulos. Y ahí van unos cuantos consejos para que ese estilo nos permita reducir la ansiedad ante tanto estrés navideño:
  •  Lo importante siempre es tener en cuenta que el estrés se produce cuando percibimos al estímulo como una amenaza que desborda los recursos que tenemos para afrontarlo. Por tanto, analiza bien la situación y busca soluciones.
  • Cuidado con las expectativas. No es nada bueno obsesionarse con que las cosas tienen que salir perfectas y creer que a cada segundo hay que ser feliz porque si no ¡no estaré disfrutando de la Navidad! Eso es... un cuento navideño. Permítete ser infeliz, ¡incluso en Navidad!
  • Planifica tu tiempo, organízate, establece prioridades, y... ¡no dejes todo para última hora!
  • Pide ayuda. Si tienes hijos por ejemplo, y dispones de vacaciones que te gustaría disfrutar exclusivamente en pareja, ¿para qué están los abuelos, los tíos, los vecinos? Los primeros que agradecerán cambiar de aires serán los enanos.
  • Quítale la "s" final a la palabra "propósitos". Mejor sólo uno, un propósito. Está demostrado que si nos proponemos muchas cosas a la vez la probabilidad de hacerlas disminuye. Dirige tu atención y tu energía a una sola cosa.
Y por último, lo mejor que puedes hacer contra el estrés es aprender a gestionar el estrés. Y para ello, y como además no adentramos en época de regalos, te propongo comprar este libro: Prevención y Afrontamiento del Estrés laboral, escrito por un servidor. Encontrarás en él recursos, estrategias y técnicas aplicadas en terapia para prevenir y afrontar el estrés de una manera eficaz, tanto en ambientes laborales como en cualquier otro tipo de entorno.

Así que ya sabes, la próxima vez que el estrés llame a tu puerta para desearte feliz Navidad, dile que te mande una postal mejor.

martes, 9 de diciembre de 2014

LOS 7 AUTOS DEL YO


 Se nos enseña de pequeños a relacionarnos con los demás. A decir "hola" y "buenos días", a no interrumpir las conversaciones ajenas, a dar las gracias, a pedir perdón.

También se nos enseña a relacionarnos con el medio ambiente: a que no se debe tirar basura, a que hay que respetar la vida animal y vegetal, a cuidar y organizar nuestras cosas y la de los demás.

Pero, ¿y qué pasa con la relación con uno mismo? ¿Se nos ha enseñado algo de éso o más bien... se ha dado por sabido? La persona con la que más nos relacionamos a lo largo del día es: uno mismo. Pero eso no significa que sepamos tratarnos. Ni mucho menos...

En la relación que entablamos con nuestro yo, hay 7 autos, 7 "con uno mismo" que hay que tener en cuenta, y cuidar, para que esa relación sea sana y nos proporcione más bienestar personal. Éstos son:


LOS 7 AUTOS DEL YO
  1. Autoexploración. El acto de conocerse a uno mismo. Pregúntate qué te gusta de veras. Analiza cuál es tu escala de valores. ¿Y tus fortalezas, tus defectos, tus miedos, tus sueños?
  2. Autoconocimiento. Es el conocimiento de uno mismo, al que se llega a través de la autoexploración. Si sabes realmente quién eres, podrás relacionarte mejor contigo mismo. Cuando sabes qué quieres llegar a ser, ése es el principio del viaje.
  3. Autoconfianza. Conocer nuestros recursos personales, saber que nuestros defectos son mejorables, localizar una meta y tener la convicción de que podemos alcanzarla... Todo éso nos devuelve información sobre nosotros mismos que nos aporta confianza para superar nuevos retos.
  4. Autoeficacia. Y cuando nos ponemos a ello, cuando nos enfrentamos a los retos, adquirimos percepción de autoeficacia: confirmamos que con nuestros propios recursos, podemos lograrlo, y eso redunda en más autoconfianza. Autoeficacia y autoconfianza se retroalimentan entre sí.
  5. Autocompasión. Pero no siempre se puede. Y en esos casos es importante permitirnos y perdonarnos el fallo, el fracaso. Autocompasión es ser amable con uno mismo, es decirse cuando se falla: "Uy, la cagué, no pasa nada, la próxima vez mejor".
  6. Autoestima. Es la valoración de uno mismo. Quererse a uno mismo. Con sus defectos y virtudes, sus miedos y sus sueños, sus fracasos y sus éxitos. Todos los autos anteriores son imprescindible para alcanzar una buena autoestima. Y quererse a uno mismo es:
  7. Autorrealización: querer ser mejor persona. Desde una perspectiva moral,  intelectual y emocional. Querer ser más bueno, más sabio y más feliz. La actitud de autorrealización nos acerca a nuestro mejor yo. Y así se completa el círculo de los 7.
De ésto y de más cosas hablaré, y entrenaré con ejercicios aplicados, el próximo sábado 13 de diciembre en el Taller para reforzar la Autoestima: "¡Soy imperfecto y me alegro!" en Málaga. Así que si estás por la capital malacitana, no dudes en participar.

Porque nunca es tarde para aprender aquéllo que debieron enseñarnos desde pequeños.

jueves, 4 de diciembre de 2014

SUPERANDO BARRERAS

Ayer, 3 de Diciembre, fue el día internacional de las personas con discapacidad. Siempre llego tarde. Aunque no está mal, porque así hablamos de causas importantes en días que no son los "reservados" para esas causas, y es que, causas como la discapacidad son importantes todos los días del año.

Difícil sería que pensase de otra forma. Mi madre tiene hipoacusia (pérdida de la audición), igual que mi tía, o mi abuela, cuya sordera es casi total, y tengo otra tía que es sordomuda.

El haberme criado con ellas creo que me ha servido para ver la discapacidad como un fenómeno natural. Para mí, ellas no son seres especialmente vulnerables, nunca lo han sido, así como tampoco son héroes. Está bien eso de decir "personas con discapacidad" y no "discapacitados", porque estas personas no son discapaces de nada. Un sordo puede oír, con los ojos, un ciego puede ver, con sus manos, una tetrapléjico puede viajar, con la imaginación.

Fijaos, me he criado en un entorno formado por personas con discapacidad, y he acabado convirtiéndome en psicólogo. No hay muchas diferencias entre las personas que acuden a mi consulta y las personas con discapacidad. Las primeras tienen que enfrentarse a barreras psicológicas y emocionales. Las segundas a barreras físicas y, en muchos casos, sociales. Las barreras se saltan. Aunque haya que saltarlas cada día, todos los días. Y no hay persona en el mundo que no haya tenido que superar obstáculos en su vida.

Pero no está mal que a veces, para salir de nosotros mismos, de nuestro pequeño mundo con sus pequeños y grandes problemas, nos fijemos en esas personas que lo tienen un poquito más difícil que nosotros. No para caer en el fácil "hay gente que está peor que tú", sino para llegar al "hay gente que está peor que tú, y PUEDE".

Son un ejemplo positivo, un modelo. Quizá no sean héroes, pero sí que son personas con heroicidad.

He hablado bastante. Dejemos que hablen ellos.

Aquí tenéis un fantástico corto que nos enseña a oír... con el corazón. No os lo perdáis:


Os presento a Nick Vujicic, un modelo de vida: 


Y por último os dejo la página web del corto Cuerdas, ganador del Goya al mejor corto de animación 2014. La historia de amistad que surge entre una niña y un niño con parálisis cerebral. Yo lo he visto y os aseguro que es de esas historias que el corazón no olvida ya para nunca. Desde la página web podéis además comprar el corto y un cuento y estaréis contribuyendo a una aportación dirigida a la fundación NIPACE de niños con parálisis cerebral. Aquí, el enlace de la web del corto:


Y nada más, feliz día de las personas con discapacidad, que no fue ayer, que es hoy, y todos los días, porque no hay día que no podamos ser capaces de saltar una barrera que creíamos que no se podía saltar.

jueves, 27 de noviembre de 2014

UN REGALO MUY ESPECIAL

Practicar un deporte, leer un libro, hacer el amor, beber un buen vino, tener una conversación interesante, comer tu plato favorito, dormir 10 horas del tirón, viajar, ver una película, salir de fiesta, bailar, jugar, cantar, soñar...

Hay tantas cosas que hacemos (o podemos hacer) que nos provocan estados del ánimo positivos. Sin embargo, son pasajeros, no duran demasiado tiempo. Eso no es malo ni bueno, simplemente es normal. Recordemos que la felicidad permanente no existe, ya que la felicidad es también una emoción, y como tal, inestable. Pero en la Psicología Positiva se han encontrado al menos tres actividades que hacemos que nos producen estados de felicidad más duraderos, ya que al placer y alegría que nos provocan las actividades antes mencionadas, a la siguientes se unen sentimientos de orgullo y autorrealización. Además de ser cosas que nos gusta hacer... nos llenan.
  • Relacionarnos. El ser humano es un animal social. Nos gusta compartir con los demás, nuestras opiniones, experiencias, abrazos, caricias, besos... Desde la Psicología positiva, a través de investigaciones empíricas, se ha demostrado que las personas satisfechas con sus redes sociales (en las que incluimos pareja, familiares, amigos, compañeros, conocidos...) también están satisfechas con su vida en general. En este sentido la calidad es muy importante, pero también la cantidad. Es decir, probemos a relacionarnos con mucha gente pero... precaución con las relaciones tóxicas (amigos que no son amigos de verdad, parejas que te anulan, personas que no te aportan...).
  • Trabajar en algo que nos apasione. Que nos haga sentir satisfacción, que haga sacar nuestro talento, y que tengamos la convicción de que con ello estamos haciendo del mundo un lugar mejor. No todos tienen la suerte de tener un trabajo así pero seguro que puedes hacer por disponer de tiempo libre para exprimir ese talento: dibujar, escribir, hacer un taller o unas prácticas, empezar esa carrera que en su momento no pudiste hacer... Por otra parte, búscale el lado positivo a tu trabajo: seguro que si lo haces encuentras que tiene ciertas cosas que te hacen sentir satisfecho, que necesitas de cierto talento para hacerlo, y que, en su particular medida, sirve para hacer del mundo un lugar mejor.
  • Ayudar y expresar gratitud. Meto las dos en el mismo saco porque cuando le damos las gracias a alguien por habernos ayudado, también le ayudamos a él. Es difícil explicar por qué pero se ha demostrado, también de manera científica, que al ayudar a alguien o expresarle nuestra gratitud, se generan estados de felicidad muy intensos y duraderos. Simplemente... es así, y creo que no es necesario hacer un esfuerzo por darle un sentido, una explicación. Sabemos que es bueno que eso ocurra, y además de ser bueno, nos hace sentir bien. Genial, con eso basta.
Por eso, aprovechando que entramos ya en el mes por excelencia de la solidaridad, y que justo acabo de cumplir un año desde que inicié este proyecto del Gabinete de Psicología Positiva, quiero hacerte un regalo muy especial, a ti que sigues mi blog, mi página en Facebook o que me acabas de conocer: es mi forma de darte las gracias por estar ahí, y de ofrecerte mi ayuda, si la necesitas. Por eso, durante el mes de diciembre, desde el día 1 hasta el 24, podrás tener una primera sesión conmigo de manera totalmente gratuita*. Sin pago por adelantado de una segunda sesión, tú decides luego si quieres seguir viéndome, sin ningún compromiso. ¿Qué incluye esta sesión gratuita? Evaluación psicológica de la problemática motivo de la consulta, y orientación psicológica en la que se ofrecerán diversos recursos o estrategias para solucionar la problemática. Llámame al 620 465 243 para pedir tu sesión totalmente gratis y sin ningún compromiso para tener una segunda sesión, o escríbeme un whatsapp o al correo davidsalinasterapeuta@gmail.com

Pero no acaba ahí la cosa porque en diciembre también hago un taller que es otro regalazo: Taller para reforzar la autoestima "¡Soy imperfecto y me alegro!". Porque si hay una cosa imprescindible para ser feliz es quererse más y mejor. El taller dura dos horas, es totalmente práctico, y el precio es de 10 euros para personas activas, 5 para personas desempleadas. Pero si traes a alguien más: el taller le sale gratis. A él o ella, a la persona que traigas. Es decir, se trata de que TÚ AYUDES a alguien invitándole a hacer un taller que le va a salir gratis. Creo que es el primer taller de autoestima que se hace en el que los participantes ya habrán reforzado su autoestima, a través de la ayuda y la gratitud, antes de haber empezado el taller. Por cierto, el taller se hará en Málaga, el sábado 13 de diciembre de 11:00 a 13:00. Para informarte o reservar plaza, el mismo teléfono o correo de antes.

Espero que te gusten estos regalos que he preparado para ti, y ya los aproveches o no, de verdad, con el corazón, gracias, ¡mil gracias por estar ahí y acompañarme en este viaje hacia la felicidad!

* Para sesión on line por skype. Si no tienes, te enseño a ponerlo. Es muy sencillo.

jueves, 20 de noviembre de 2014

LA FACILITACIÓN EMOCIONAL

La Inteligencia Emocional es un concepto ampliamente difundido. En pocas palabras podemos decir de ella que es la capacidad para reconocer, comprender, expresar, regular nuestras propias emociones y la de los demás.

Y también es alcanzar la facilitación emocional.

Creo que todos entendemos, más o menos, en qué consiste reconocer una emoción ("estoy triste"), comprenderla ("estoy triste porque me he peleado y eso me hace sentir mal"), expresarla (a través del llanto, o de la apatía), y regularla ("voy a hacer algo que me ponga de buen humor y me quite esta pena"). Pero cuando hablamos de facilitación emocional... ¿esto qué es lo que es?

En psicología entendemos la facilitación emocional como el proceso en el cual mejoramos nuestro estilo de respuesta ante un estímulo, aumentando las probabilidades de éxito frente a las exigencias del mismo, gracias al estado emocional dominante en ese momento. Es decir:


Facilitación emocional es cuando nuestras emociones nos facilitan conseguir nuestros objetivos.

Pongamos varios ejemplos, casos negativos y positivos:
  • Te enfrentas al temido examen de conducir. Caso negativo: los nervios no te dejan dormir la noche anterior, llegas al examen con miedo y ojeras de Record Guinness, y lo primero que se te pasa por la cabeza es que en cuanto salgas del aparcamiento vas a atropellar a alguien (pensamiento que por cierto, no es que logre calmarte mucho, precisamente). Caso positivo: te tomas una tila (o dos), haces meditación, yoga, respiraciones profundas, e intentas visualizarte haciendo un gran examen, aprobando, y poniéndote tan contenta que acabas dándole un morreo a tu examinador o examinadora. Resultado: llegarás mucho más tranquilo a la prueba y con más confianza en ti mismo (acuérdate de llevarte chicles de menta, por si acaso...)
  • Tienes un trabajo pendiente y no consigues sacar fuerza de voluntad para hacerlo. Caso negativo: pones el foco de atención en el marrón que te ha caído encima, lo bien que te sentirías si estuvieras haciendo otra cosa, lo amargante que es tu vida por tanto, te deprimes, al final no haces nada. Caso positivo: piensas en las consecuencias positivas que tendrá terminar el trabajo (orgullo, satisfacción, una buena nota en tu expediente académico, una alabanza del jefe...). Sin embargo: "pufff, es que todavía veo muy lejos esas consecuencias positivas..." ¡Peligro, peligro, fuerza de voluntad bajando a niveles mínimos! No pasa nada, en ese caso puedes pensar en alguna actividad agradable que vayas a hacer después de la tarea: "Venga, ahora me pongo a trabajar y cuando termine me veo una peli, me pongo a hacer ejercicio o... ¡cojo a mi pareja y le doy un buen achuchón!".
  • No siempre tienen que ser emociones positivas las que nos conducen al éxito. Estás demostrado que niveles medios de ansiedad son los adecuados para obtener un buen rendimiento. Imagínate que en el caso del examen de conducir, llegases tan relajado que prácticamente te sintieras flotando en una nube, ¿qué pasaría? Pues que efectivamente atropellarías a alguien nada más salir del aparcamiento porque... ¡es que ni siquiera tenías los ojos abiertos! Hay trabajos en los que más te vale "estar espabilado", porque como seas demasiado tranquilo, te despiden. O imagina que los futbolistas salieran al campo sin un mínimo de tensión (bueno, eso ya pasa, son aquéllos a los que la gente les grita: "¡hay que sudar más la camiseta!" y a continuación se acuerdan de sus madres).

Pero, importante el matiz: niveles medios de ansiedad. No está demostrado que el estrés, la depresión, ni el mal humor, que son la alargación e intensificación de la ansiedad, la tristeza y la ira, ni tampoco la vergüenza ni la culpa, que llevan hacia aquéllos estados del ánimo, sean facilitadores de nada bueno. Así que si no fuera poco el motivo de "sentirse bien" para salir de estos estados, ahora ya tienes otro:

Conseguir logros que te hagan sentir bien.

jueves, 13 de noviembre de 2014

CUÁNDO IR A UN PSICÓLOGO

Siempre he dicho: no todo el mundo necesita un psicólogo, pero a todo el mundo le vendría bien un psicólogo.

Aunque tu sensación subjetiva de bienestar sea por lo general bastante alta, ir al psicólogo te ofrece la oportunidad de conocerte mejor a ti mismo, y a partir de ahí: mejorar, aprender, crecer. A través por ejemplo del desarrollo de habilidades sociales, gestión de pensamientos y emociones, estrategias para el manejo del estrés, orientaciones para mejorar la calidad de las relaciones, motivación para el éxito...

Hay ocasiones en las que sin embargo tu sensación subjetiva de bienestar está bastante lejos de su pico más alto. No eres feliz. Lo que pasa es que a mí personalmente no me gusta hablar en esos términos: "felicidad, ser feliz, no serlo..." Como si uno tuviera que ser feliz las 24 horas del día, los 365 días del año. Ésto, además de imposible, ¡es agotador!, porque, te lo aseguro: no habrá ser más infeliz que aquél que pretenda serlo siempre. La felicidad es una búsqueda. Y a veces, aparecen problemas que te apartan del camino en esa búsqueda.

Pero, todas las personas en este mundo tienen problemas. Hasta ese hombre o mujer que vas a recordar ahora mismo, irradiando felicidad a todas horas, con esa sonrisa de anuncio de pasta de dientes que parece le han cosido a la cara... hasta él/ella tiene problemas. El problema, valga la redundancia, es cuando tu problema, o conjunto de ellos, interfiere en tu vida de tal forma que no te permiten vivirla de la forma que tú necesitas para obtener una percepción subjetiva de bienestar general que te satisfaga. ¿Cómo se manifiesta?
  • Cuando no tienes fuerzas ni para levantarte de la cama.
  • Cuando has dejado de desear ver a los demás y hablar con ellos.
  • Cuando no te atreves a enfrentarte a un conflicto por el miedo que te provoca.
  • Cuando no puedes concentrarte en tus tareas habituales.
  • Cuando has dejado de ser tu yo más natural, la versión de ti que más te gusta.
  • Cuando las lágrimas inundan tu vida, y las risas se han apagado.
  • Cuando los gritos y los reproches le han cogido ventaja a las caricias y abrazos.
  • Cuando dejaste de quererte mucho y empezaste a odiarte un poquito.
  • Cuando no puedes olvidar y las cadenas del pasado no te permiten disfrutar el presente.
  • Cuando sientes que te falta algo y no sabes qué.
  • Cuando abandonaste la búsqueda de la felicidad y te apartaste del camino...
Ante todas estas situaciones, si te ves identificado/a, un psicólogo te puede ayudar a superarlas. Y necesitar ayuda no es malo. Todos deberíamos ser más abiertos a recibir ayuda por dos razones fundamentales: más tarde o más temprano la vamos a necesitar; y porque el verbo ayudar, sirve al que recibe la ayuda y al que la da. Ayudar a los demás y recibir gratitud son dos de las fuentes de bienestar más poderosas que existen.

Por eso me siento orgulloso y contento de ser psicólogo. Y más aún de aplicar la Psicología Positiva en mi forma de entender la terapia. Como psicólogo positivo me centro en detectar y aprovechar los recursos personales de mis pacientes, y los recursos ambientales a su alcance, que les van a permitir no sólo superar sus problemas, no sólo coger fuerzas para salir de esa cárcel que es la cama o soltar esas cadenas del pasado o volver a enamorarse de uno mismo, sino que una vez superado el problema y devuelta la persona a la búsqueda de la felicidad, que no dude, ¡no dudes!, que a lo largo de ese trayecto volverán a aparecer problemas que intentarán apartarte del camino.

Y para cuando éso ocurra, esta vez, estarás más que preparado para enfrentarte a ellos.

lunes, 3 de noviembre de 2014

TRAS UNA INFIDELIDAD... ¿SE PUEDE VOLVER A TENER UNA BUENA RELACIÓN?

Una infidelidad es uno de los eventos negativos más difíciles de superar por las personas y las parejas. Éso es cierto.

Sin embargo, lo anterior no implica que una infidelidad sea insuperable.

Continuar con la relación después de una infidelidad va a depender de las personas implicadas, su momento evolutivo y las circunstancias que les rodean. Creer que ninguna pareja bajo ninguna circunstancia es capaz de continuar con la relación después de una infidelidad, es una de las creencias tóxicas sobre el amor que está fuertemente consolidada en el ideario común y que puede provocar actitudes y comportamientos disfuncionales (es decir, que no sirven, no resuelven los problemas sino que los agravan) como la desconfianza y los celos, en el caso de esta creencia en concreto.

También es una de las "medias verdades" que trabajaremos este viernes 7 de Noviembre en una nueva edición del Taller "Desarmando a Cupido": eliminación de creencias tóxicas sobre el amor, al que te animo a asistir si estás en Málaga en esa fecha. Más información aquí.


El principal problema tras una infidelidad es que la confianza queda muy deteriorada. Es algo que los psicólogos tratamos de restablecer en la terapia de parejas. Porque hay parejas que a pesar del dolor que la sensación de traición les genera, encuentran motivos para superar el dolor, junto a la persona que se lo ha provocado. Se puede debatir mucho sobre ésto, estar de acuerdo, no estarlo... Pero está claro que los motivos de las personas, valga la redundancia, son personales, y hay que aceptar las diferencias individuales, es decir, asumir que no todos somos iguales, y por tanto no reaccionamos igual ante las adversidades. Además, un psicólogo no está para juzgar ni criticar a nadie, está para ayudar. Así que: ¡voy a tratar de ayudar a aquellas parejas que han pasado por una infidelidad y quieren superarlo! He aquí una serie de claves para ello:
  • Examinar las causas. ¿Estábais pasando por un buen momento cuando pasó? ¿Tu pareja tenía motivos para sentirse ignorada, abandonada? ¿Hubo circunstancias que favorecieron la infidelidad, como el alcohol o el coqueteo de la tercera persona? No se trata de justificar el error, pero los que cometen errores tienen derecho a dar explicaciones.
  • Y hablando de cometer errores... Aceptar que somos humanos. Y por lo tanto, cometemos errores. Si no existen personas perfectas, mucho más difícil que existan parejas perfectas. Cierto que una infidelidad puede significar un error muy grave, ¿pero estás dispuesto a perdonar? Si crees que no quizá te interesa leer la siguiente clave.
  • El arrepentimiento y el perdón son virtudes humanas. ¿La cagaste? Bien, acéptalo, pide perdón, y trabaja las consecuencias. ¿Te hicieron daño? Si eres capaz de perdonar, no debes sentirte una persona estúpida o sumisa por hacerlo. El perdón nos vacía de rencor, y el rencor hace sentir peor a la persona que lo alberga que a quien va dirigido. Distinto es que tras ese perdón se decida continuar con la relación. Éso, insisto, es una cuestión personal.
  • Libérate de la culpa. Y esto vale tanto para el que fue infiel (recuerda que todos podemos equivocarnos) como para la persona a la que fueron infiel, que puede sentirse culpable pensando que ella ha provocado la infidelidad por haber dejado de prestar atención a la otra persona, por haber perdido atractivo físico, culpable porque "ya no consigo que me quiera como antes"... La culpa es una emoción que, aunque inevitable y por lo tanto aceptable, no es facilitadora de comportamientos funcionales. Lo único que facilita es malestar e inacción.
Fotograma del relato 6º de Relatos Salvajes.
Y si aún estáis obstinados en la idea de que una infidelidad es algo insuperable para las parejas (que vuelvo a insistir: no es que por narices haya que continuar después de una infidelidad; las personas y los momentos deciden), os recomiendo una película que quizá os cambiará el esquema mental al respecto. Se trata de Relatos Salvajes, una gran película argentina de humor negro, no fácil de digerir en cuanto a su contenido violento, pero que resulta ser una gratificante y divertida catársis de la ira, y que en su último capítulo aborda el proceso infidelidad-dolor-rencor-¿y el perdón?... de una manera bastante curiosa. 
¡Que la disfrutéis, y espero veros en el taller!  

lunes, 27 de octubre de 2014

PONER EL FOCO DE ATENCIÓN

Lo reconozco: el cambio de horario me abruma. Que anochezca a las 6 y poco de la tarde, pufff.... Me suele provocar hastío. Soy hombre de sol y me gusta más el verano que el invierno. Por eso llevo mal el cambio de hora que todos los años acontence el último fin de semana de octubre.

Pero el caso es que... Sucede todos los años. Es inevitable (por ahora), igual que lo es que al periodo estival le siga el invernal. Lo que sí es evitable, o al menos modificable, es nuestra reacción a esos pequeños (o grandes) cambios que además de inevitables en muchas ocasiones son necesarios.

Por eso ayer escribí en mi perfil personal de Facebook la siguiente frase: "Hoy estaría triste si no fuera porque decidí ponerme contento".

Así... ¿de fácil? ¿Qué pasa, que tenemos un botón en nuestra cabeza o en nuestro corazón que nos hace pasar de "mode sad" a "mode happy" automáticamente?

Regular las emociones no es tan sencillo (y menos mal, porque eso nos podría convertir en seres insensibles), pero a fin de cuentas resulta un ejercicio de elección en el que la atención juega un papel fundamental: "Jo, vaya rollo, se está haciendo de noche ya, bueno... En lugar de quedarme asomado en la ventana viendo como anochece mientras pongo mi mejor cara de melancolía y abatimiento (para que quede certificado ante el mundo que me encuentro melancólico y abatido, porque éso es fundamental), voy a dirigir mi atención hacia qué cosas puedo hacer para sentirme bien: una actividad que me guste, hablar con alguien que sé que va a ponerme de buen humor, oír esa canción que me hace saltar de alegría..."

A esos nos referimos los psicólogos cuando hablamos de "poner el foco de atención". Nuestra capacidad de atender a los estímulos es limitada: no podemos estar atentos a todo a la vez, igual que con dificultad podemos atender dos tareas al mismo tiempo (y si no trata de seguir leyendo este post mientras recitas la letra de tu canción favorita). Por eso si atiendes lo malo difícilmente podrás ver lo bueno; por eso si pones la atención en el "tengo un problema" difícilmente podrás hallar las soluciones; por eso si sólo te fijas en tus defectos difícilmente podrás encontrar todas esas cualidades que te hacen ser una persona única, irrepetible. 

La realidad a veces es luz, y otras oscuridad; las emociones, todas humanas e inevitables, a veces son agradables y otras para nada lo son, y no se trata de reprimirlas, igual que no puedes impedir que anochezca (o prohibir que salga el sol la noche que deseas que no se termine), hay que pasar por ellas, pero se trata de pasar, no de quedarse. Cuando nos sentimos embargados (y uno de los sinónimo de embargar es: secuestrar) por emociones no positivas como la tristeza, es fácil caer en la trampa de la "visión túnel": nuestra atención está enfocada únicamente hacia la fuente de nuestro malestar.

Sal del túnel, expande tu visión, y elige dirigir tu atención hacia aquello que te hace sentir bien, que te da fuerzas para empezar, o que te facilita una solución a tu problema. Elige lo útil, lo bueno, lo que te gusta. Que sea el verano o el invierno, que sea el día o la noche... eso ya, a tu libre elección.

jueves, 23 de octubre de 2014

PROPIOCEPCIÓN

Propiocepción. Vaya palabro. ¿Qué significa? Capacidad de percibir las señales de nuestro cuerpo. ¿Por qué es importante desde la Psicología Positiva? Porque esa comunicación entre mente y cuerpo influye de manera clara en nuestras emociones.

Chalie Brown no podría explicarlo mejor:

El cerebro recibe información de nuestro cuerpo: ¡así que cuidado con qué le decimos!


Por otra parte, si somos más conscientes de nuestra postura corporal, nuestras expresiones, gestos... De nuestra actitud física en general, también seremos capaces de comunicarnos con los demás de una manera más eficaz y acorde a nuestras intenciones, deseos y expectativas. Por ejemplo: una fotógrafa quiso demostrar que la belleza es una actitud. Y éste fue el resultado:





Podéis ver más fotos y conocer más sobre el "experimento" de la fotógrafa a través de este artículo.

Transmitimos a través de nuestro cuerpo y si sabemos hacerlo para seducir, gustar, convencer, dar seguridad o dar una imagen más acorde de lo que esperamos de nosotros mismos, entramos en el terreno de las habilidades sociales: el arte de saber relacionarnos. Y para ello, es imprescindible ser propioceptivos.

Pero volvamos a la relación entre propiocepción y emociones.

La Inteligencia Emocional, nuestra capacidad para percibir, comprender, expresar y regular nuestras emociones y facilitar conductas deseadas a través de ellas, es clave en la gestión de nuestro bienestar y camino del crecimiento personal. Y como ya hemos dicho, la percepción de nuestro cuerpo influye en nuestras emociones. Pongamos varios ejemplos:

  • Tienes una entrevista de trabajo. Estás nerviosa, tienes miedo. Normal. Como tu cuerpo se da cuenta de ello, agacha la cabeza, se pone tenso, andas lento (¡porque es que no quieres ni llegar al sitio!). Pero tú no quieres transmitir éso en la entrevista. Así que, ¿por qué no salir ya desde tu casa con la cabeza bien erguida y con andar firme y seguro? Así, cambiamos la información que le mandamos al cerebro.
  • Tienes una reunión social con desconocidos. Estás inseguro porque no sabes qué impresión vas a causar. Te das cuenta de que tu expresión facial es más seria de lo corriente... ¿Por qué no llegar con una amplia sonrisa que los deslumbre a todos?
  • Tienes una cita. Estás nerviosísimo o nerviosísima por cómo va a transcurrir. ¿No crees que ponerte tu mejor camisa, o usar tu lápiz de labios favorito, o ensayar tu sonrisa más seductora, te aportará confianza?
En definitiva, hacer uso de la propiocepción para regular nuestras emociones se resume en: conviértete en la persona que quieres ser. No es alguien distinto a ti, es tu mejor versión, la que te va a ayudar a superar situaciones más o menos exigentes como una entrevista, una reunión o una cita. Copia sus gestos, su postura, su forma de hablar, de caminar, de vestir... 

Tu cerebro entenderá el mensaje. 

miércoles, 15 de octubre de 2014

ESA EMOCIÓN LLAMADA LIBERTAD


Emociones: tristeza, rabia, alegría, miedo, sorpresa, asco, paz... ¿Y la libertad, no es una emoción? Solemos apelar a ella como un valor objetivo: ser libres, porque no somos presos; tener libertad, porque tenemos capacidad de elección. ¿Y qué pasa con el sentirse libre?

¿Acaso no puede sentirse libre un preso cuando nota como el sol acaricia su rostro al iluminarse el alba por la ventana de su celda? ¿Acaso no puedes sentirte prisionero de tus dudas, de tu propia incertidumbre o del conflicto que surge en ti cuando tienes que decidir entre "lo que debo" y "lo que quiero"?

¿Acaso no vivimos en un sistema llamado democracia, cuyo valor máximo es la libertad, y nos sentimos muchas veces esclavos de los dictados autoritarios de los mercados, la publicidad, la religión, el sistema educativo o la última tendencia?

¿Acaso sentirse libre no es librarse de esas cadenas y también las de nuestro pasado, para afrontar el futuro con ilusión, esperanza y libertad? ¿Acaso sentirse libre no es decirse a uno mismo "PUEDO"? Puedo decidir cómo sentirme.

Por eso hoy yo quería sentirme libre, e invitarte a sentirte libre...

Libre para correr sin cronómetro.

Libre para lanzarle un guiño al espejo.

Libre para romper la báscula. Para comerme ese trozo de pastel hasta el final.

¡Libre para afeitarme cuando me salga del n... de las narices!

Libre para reír cuando lloro, para reír hasta las lágrimas.

Libre para salir de la pista de baile y bailar en la calle.

Libre para decir "No". Libre para decir "No lo sé".

Para decirte que te amo aunque tú no me ames.

Libre para tener miedo. Para no quedármelo. ¡Para soltarlo!

Libre para sacar de vez en cuando al gilipollas que llevo dentro, al niño que llevo dentro... A mi mejor versión.

Libre para apagar el móvil.

Libre para dejar la cama sin hacer.

Libre para errar.

Libre para rectificar, para cambiar de dirección, para dar vuelta atrás, para volver a empezar.

Libre para hacer 1.000 cosas en la vida aunque 999 no estén del todo hechas.

Libre para sentir tu odio, admiración o indiferencia. Tu amor.

Libre para crear. Para que mi arte sea libre fuera de mí.

Libre para abandonar ese cuarto donde me pegaron, esa clase donde se burlaron de mí, el patio donde me negaron mi primer beso.

Libre de horarios, libre del reloj.

Libre de las expectativas de otros.

Libre para proponerme lo imposible. Libre para fracasar. Libre para que el fracaso no me detenga.

Libre para desearte, para soñarte, para acariciarte con la mirada.

Libre para regalarme amor. A mi cuerpo. A mi alma.

Libre para poner cien veces la misma canción.

Libre para saltar aunque no haya nada que coger, para andar hacia ningún sitio en particular, para pensar en lo que no tiene sentido.

Para morder el polvo.

¡¡¡LIBRE PARA GRITAR!!!

Libre para quedarme. Para irme. Para volver.

Libre para decirte que repetiré.

Libre para hablar con entusiasmo de las cosas que me gustan sin esperar tu aprobación.

Libre para desafinar. Para perder el control de la voz. Para inventarme la letra de esta canción.

Libre para no ducharme hoy.

Libre para cerrar los ojos cuando abro el armario.

Libre para atreverme.

Libre para jugar. Para invitarte a este juego. ¿Juegas?

Libre para no pensarlo más.

Libre para olvidarme, para no tenerlo en cuenta, para mirar hacia delante.

Libre para escribir LIBERTAD.

miércoles, 8 de octubre de 2014

¿ERES AMABLE CONTIGO?

Durante nuestro aprendizaje evolutivo se nos enseña de manera intencionada a relacionarnos con los demás: "no mires fijamente, no chilles, dile gracias, pídele perdón..." Sin embargo, se ha descuidado mucho la manera en la que nos relacionamos con nosotros mismos.

Y resulta que la persona con la que más se relaciona uno, es precisamente, uno mismo. O como decía Zig Ziglar:


Esa relación con uno mismo está formada por un sistema de "autos": autoestima-cómo me valoro a mí mismo; autoconocimiento-el saber sobre uno mismo; autoconfianza-cuánto confío en mí mismo y en mis propios recursos personales...

Y también podríamos incluir, claro está, la autoexigencia: exigirse a uno mismo. Pero, ¿es esto bueno?

Como suele suceder con muchos recursos, la respuesta no depende tanto del qué, sino del cómo. ¿El dinero es malo? Si lo utilizo para adquirir cosas que necesito y me generan bienestar, y de paso no hago daño a nadie, no. Si soy un consejero de banca que se gasta millones y deja a una caja arruinada que para recuperar sus pérdidas va a quedarse con las casas de la gente, no he hecho un muy buen uso del dinero.

Al hacer por tanto un uso de un recurso, ya sea externo como el dinero, o interno como la motivación o la creatividad, es importante tener en cuenta las consecuencias que puede tener ese uso. Si uso mi creatividad para inventar la bomba atómica, pues...

Autoexigirse es bueno en cuanto el resultado de esa exigencia es el aprendizaje, la mejora continua, una meta u objetivo propuesto, la constancia, el afán de superación... En definitiva, autoexigirnos puede ser un buen vehículo para el crecimiento personal. Pero cuidado:

¿Cuándo es mala la autoexigencia?
  • Cuando es excesiva. ¿Y cuándo es excesiva? Hay que aprender dónde están tus límites. Si enfermas, es excesiva. Si acabas tan fatigado que no puedes cumplir en otras áreas de tu vida, es excesiva. Si no es autoexigencia sino búsqueda de la perfección, es excesiva.
  • Cuando va aparejada al automachaque o a la culpa. ¿Machacarías a tus empleados? ¿Harías sentir culpable a tu pareja para conseguir lo que quieres? Empieza a tratarte como tratas a los demás (siempre que los trates bien, claro).
  • Cuando la autoexigencia no va unida a la autocompasión.
Este último punto es muy importante. Y quiero hacer un inciso: a mí tampoco me gusta la expresión "autocompasión". Suena a compadecernos de nosotros mismos, a regodearnos en nuestra propia miseria. Pero no es eso. Para nada. En la Psicología Positiva se utiliza este término para referirnos a la capacidad de ser amables con nosotros mismos.

Autocompasión es:
  • Reconocer nuestros defectos, vicios, y claro, nuestros límites.
  • Perdornarnos por nuestros errores, fracasos, meteduras de pata y malos momentos (o temporadas).
  • Aceptar que, a pesar de tooodos tus defectos y fracasos, tú, SÍ, TÚ, eres una persona merecedora de lo mejor.
O dicho en una sola frase, autocompasión es decirte: "La cagué, no pasa nada, la próxima vez mejor". Así de fácil, así de difícil a veces, pero siempre, siempre ÚTIL.