miércoles, 30 de diciembre de 2020

LO MEJOR DEL 2020 (II)

Como cada Navidad, hago un repaso, en formato trilogía, de lo mejor visto en Redes Sociales sobre psicología y crecimiento personal durante este año. Y es que el 2020 no podía ser una excepción. Porque, sí, habrá tenido mucho malo y muy malo. Pero también bueno. Y es mejor quedarse con eso.


¡Que tengas una buena entrada de año, un abrazo!







Richard Davidson, doctor en Neuropsicología, investigador en neurociencia afectiva:
"Creo en la amabilidad, en la ternura y en la bondad, pero debemos entrenarnos en ello".

Mirarnos, solo mirarnos, sin palabras tras las que escondernos, abre puertas que creíamos cerradas y acorta las distancias de las diferencias, los prejuicios y los miedos. Mirarnos, solo mirarnos, nos acerca más a los seres humanos. 


Estrés, ansiedad, aburrimiento, tensiones, sensación de aislamiento. Estas emociones difíciles van a aparecer durante la cuarentena. ¡Aprende cómo hacer para sobrellevarlas!





Ikigai, una vida que merezca la pena, un propósito de vida.
Ichigo-Ichié, una vez-una oportunidad. Este momento, no volverá.
Dos expresiones japonesas para recordar, para vivir mejor.



Que te rechacen no significa que seas peor, no te hace menos válido. Simplemente, que la otra persona busca algo diferente.







Yo, más o menos, cumplí los míos (y en ello sigo). ¿Y tú? ¡Vamos, que puedes! ¡A comerse el 2021!

martes, 22 de diciembre de 2020

LO MEJOR DEL 2020 (I)

Como cada Navidad, hago un repaso, en formato trilogía, de lo mejor visto en Redes Sociales sobre psicología y crecimiento personal durante este año. Y es que el 2020 no podía ser una excepción. Porque, sí, habrá tenido mucho malo y muy malo. Pero también bueno. Y es mejor quedarse con eso.


¡Que tengas una feliz Navidad, un abrazo!






Un bello texto del Dalai Lama que nos ayuda a encontrar nuestra paz interior.

1 hora de psicología cognitiva con Rafael Santandreu:



Los niños sobreprotegidos de hoy son los adultos débiles de mañana. Los niños necesitan límites, hacer cosas por sí mismos y, por supuesto, amor.






La magia de una sonrisa. ¡Feliz Navidad!


No todos expresamos el amor de la misma manera y hay que tratar de entender los distintos lenguajes del amor para así no caer en exigencias absurdas y frustraciones innecesarias.






miércoles, 16 de diciembre de 2020

¿TIENES UN TALENTO? ¡DESARRÓLLALO!


Para mí, con poca duda, el camino de la felicidad se anda por la senda de la autorrealización.


Poseer cosas o estatus, puede dar felicidad. A algunos. O eso piensan.


El placer da felicidad. Saborear una buena comida, tener un pedazo de orgasmo. ¡Yo quiero!


Pero, más allá del placer, existen otras sensaciones que, aunque cuesten más trabajo y, por tanto, dan más pereza, nos provocan sentimientos de mayor plenitud. Nos sentimos llenos. Nos sentimos autorrealizados.


Existen diferentes vías para andar por esa senda. Sin embargo, muchos, creo, se equivocan al pensar que la autorrealización depende del trabajo al que te dedicas. No tiene por qué. Si tienes la suerte de trabajar en algo en lo que te sientes autorrealizado, ¡enhorabuena! Pero, si no, no pasa nada. Hay muchas maneras de sentir autorrealización y con ello felicidad.


De hecho, sentirnos autorrealizados tiene que ver, en buena parte, con el desarrollo de nuestros talentos, y esto no tiene por qué darse únicamente en el plano laboral. Igual que existen clasificaciones de las áreas vocacionales, es decir, aquellas áreas de trabajo por las que la persona muestra mayor habilidad y motivación para ejercer una profesión, he elaborado una clasificación de áreas de talento:


- Bricolaje-manualidades. Puede que tu talento sean tus propias manos. ¿Eres un manitas? ¿Te encanta reparar, reconstruir o inventar? Si es así, puedes ocuparte de esto en tus ratos libre, ayudar a personas más limitaditas en estas lindes (como yo, que más que manitas, soy un manazas), presentar o vender tus propias creaciones. Los límites están en tu propia capacidad de inventiva.


- Organización de eventos. Hay que ser muy talentoso para desarrollar esta capacidad. Hoy día (pandemia aparte), las personas están más ávidas de nuevos y originales eventos. Además, como las parejas se juntan y se separan, hay muchas oportunidades para organizar actividades de solteros. Fiestas, escapadas, viajes, rutas por la naturaleza, rutas gastronómicas, etc. Conviértete en un organizador y dinamizador de eventos de ocio y, aparte de desarrollar tu talento, conocerás gente y te lo pasarás bomba seguro.


- Conocimiento. ¿Hay algo que conozcas muy bien y gente de tu alrededor no y lo necesite? En muchas plataformas virtuales se suele vender lo que nos sobra de ropa, objetos y demás. Y muchas veces lo que nos sobra es ¡conocimiento! Mucho conocimiento que podemos compartir a través de la pedagogía. ¿Idiomas, informática, mecánica, Historia, ciencias, salud, psicología y crecimiento personal...? Puedes dar clases particulares, cursos, talleres o conferencias en las que compartir tu sabiduría.


- Cocina. Comer es el placer; cocinar es la satisfacción. Y lo dice uno que no tiene ni pajolera idea. Pero, la gente que conozco que les gusta cocinar, no les gusta, ¡les encanta! Y ese "encantamiento" les dura antes (cuando están investigando o inventando para nuevas recetas), durante (disfrutan del proceso de la cocina) y después, cuando comparten sus platos con sus seres queridos. Y nosotros, nosotros también lo disfrutamos muchísimo. ¡Gracias por existir, chefs de la cocina casera!


- Cultura-entretenimiento. Por supuesto, el área de los talentos por excelencia. ¿Sabes tocar un instrumento? ¿O cantar? ¿Te gusta escribir? ¿O más bien lo tuyo es pintar? ¿Te atreverías a rodar una película o empezarías por una obra de teatro? Créeme, no necesitas presupuestos millonarios para hacer realidad estos sueños. Y si en lugar de reventar un teatro, llenas el patio de tu casa, en vez de convertir tu libro en un best-seller lo autopublicas y vendes entre tu círculo, o no consigues estrenar en los mejores cines pero haces una proyección en tu salón para los amiguetes... no es un mal comienzo, ¿verdad? Y que esto no va de ganar pasta, sino de sentirse bien con lo que haces, que es muy diferente.


- Deporte. Quizá no llegues a ser la futbolista mejor pagada o el gimnasta que se traiga una medalla de oro de las próximas Olimpiadas, pero ser la máxima goleadora de la liguilla del barrio o competir al máximo nivel en el gimnasio de tu vecindad, ¡también requiere de mucho talento! Y recuerda que lo importante no es ganar ni participar, sino lo bien que lo pasas y los vínculos que estableces. 


- Activismo y altruismo. Puede que tus talentos sean el inconformismo y la rebeldía, ¿te lo habías planteado? Hay muchísimas causas en el mundo que necesitan de gente luchadora y solidaria y la mayoría de esas personas no realizan su labor como principal actividad económica. Los héroes que colaboran en ONGs y los que pelean por eliminar las injusticias sociales, las gentes que a través de la participación ciudadana deciden aportar su granito de arena para trasformar el mundo (porque primero eligieron transformarse ellos), se llevan muchas decepciones y a veces profundas penas... ¡pero también grandes alegrías!


- Paz. Quizá tu talento sea relajar a las personas y, si es así, no lo dudes, tienes un gran talento, porque hay una buena parte de la población que vive con mucho estrés. Así que si sabes de meditación o mindfulness, destensar el cuerpo y la mente a través de masajes, yoga o Pilates, o cualquier otra técnica que sirva para relajarnos, bienvenido, ¡te necesitamos!


- Humor. ¿Qué cuesta contar un chiste? Y no hace falta subir a un escenario para hacer el payaso. En cualquier evento social, o en internet, simplemente creando o compartiendo vídeos y memes, puedes hacer reír a cualquiera. Y si eres lo suficientemente talentoso para sacar una sonrisa a alguien, sobre todo si es en un momento difícil, valóratelo, aprovecha ese don, y hazlo mucho más, porque, entonces, ¡tú sí que vales!


Dos cositas antes de terminar:


1. Por supuesto, puedes ser talentoso en varias áreas y no solo en una. Y, por tanto, dependiendo de tu agenda y del interés que tengas, dedicar parte de tu tiempo libre al desarrollo de varios talentos. ¿Cuál o cuáles son los tuyos? Aporta en los comentarios de este post.

2. No nos podemos olvidar del talento más importante de todos y que se desarrolla en cada una de las áreas mencionadas. Al fin y al cabo, sentirse autorrealizado es sentirse bien con uno mismo, con lo que es, con lo que hace... y con cómo es y hace con los demás. Y eso es AMOR, el mayor talento.


Cuestiona todo lo que digo, la duda nos acerca más a la verdad.


Si te gustó el post, no te lo quedes solo para ti, comparte conocimiento, por favor.


Si te gusté yo, hago terapia psicológica en consulta en Málaga y online para el resto del mundo.


¡Y recibe este talentoso abrazo!




jueves, 10 de diciembre de 2020

RAZÓN VS. INTUICIÓN


El eterno dilema: ¿qué es mejor, guiarse por la razón o dejarse llevar por la intuición? ¿A cuál de las dos se le ha de dar más peso? ¿Son más exitosas y felices las personas más racionales o las que son más intuitivas?


Los psicólogos, por regla general, huimos de los extremos, o eso intentamos. La realidad no es blanca ni negra, los todo-nada o nunca-siempre no suelen darse, los excesos la mayoría de las veces son negativos y la virtud se encuentra en el equilibrio.


Por tanto, la respuesta a este debate es que depende. Depende de cada momento y situación, de las circunstancias y el contexto, de los factores implicados y los objetivos que se pretenden.


Pero, el simple hecho de plantear el dilema, me da pie a que reflexionemos más sobre la razón y la intuición, y creo que eso puede ser muy interesante y beneficioso.


Para abordar conceptos, pienso que lo mejor que puede hacer uno es, en primer lugar, llegar a precisar la definición exacta de los mismos. Y para ello, hay que irse al diccionario: la RAE define el razonamiento como el acto de ordenar y relacionar ideas para llegar a una conclusión, y la intuición como la facultad de comprender las cosas instantáneamente, sin necesidad de razonamiento.


Por tanto, podríamos resumir y decir que cuando razono obtengo información, la manejo a través del pensamiento para llegar a un "yo sé", una consciencia que me guíe en mi proceso de toma de decisiones. Cuando me dejo llevar por la intuición, "yo ya sé", en base a una información que ya hay disponible en mi memoria de manera menos consciente. 


Ni que decir tiene que tanto usando la razón como la intuición ese "saber" o consciencia puede ser errónea y hacerme tomar malas decisiones. Pero es lo que hay. Usar la razón o la intuición no depende de la probabilidad de acierto intrínseca a una u otra sino, como he dicho antes, del contexto. Si en este dispongo de escasa información y he de tomar una decisión rápida, no me cabe otra que dejarme llevar por la intuición. Si dispongo de mucha información y más tiempo, seguramente es más idóneo que analice y valore esa información, es decir, que me lo piense más.


El problema surge aquí. En una sociedad como la de hoy, en la que estamos continuamente bombardeados de información, parece como si nos hubiéramos vuelto demasiado racionales y hubiésemos marginado a la intuición. Hay muchas personas que, antes de tomar una decisión, necesitan tener una gran cantidad de información y pensárselo mucho, porque al disponer de tantos datos temen más llegarse a equivocar y meter la pata.


Disponer de una buena cantidad de información y razonarla antes de tomar una decisión, no es malo, para nada. La disfuncionalidad aparece cuando soy incapaz de tomar una decisión porque necesito más información de la que puedo disponer y porque además temo muchísimo errar con mi decisión. Y en toda esa disfuncionalidad, ¿qué lugar se le está dando a la intuición? Y quizá esta, la intuición, sea la clave para superar la disfunción de la indecisión.


Fiarse de la intuición totalmente es malo, es un extremo; pero, el otro extremo es pensar demasiado, darle mil vueltas a la información disponible sin llegar a ningún sitio, a una conclusión. Es entonces cuando hay que dejar de mirar el problema y sus características para mirarse a uno mismo y preguntarse: ¿tú qué crees? ¿Qué sientes? ¿Qué quieres?


Uf, vaya tres preguntas, ¿eh? ¿Pensáis... pensáis que nos la hacemos tan a menudo como deberíamos?


Pues es muy posible que tras esas preguntas se esconda la información del subconsciente, de nuestra memoria celular o emocional, esa que no recordamos de manera plena, y que nos puede ser tan útil o más que la de los datos, que la información consciente. 


Y si nos equivocamos, que podemos hacerlo, al igual que cuando razonamos, no pasa nada. Esa equivocación se transformará en aprendizaje, conocimientos que se sumarán a mi memoria consciente o inconsciente y que me ayudarán en el futuro, ya sea a la hora de tomar decisiones más razonadas o más intuitivas.


Así que ni razón ni intuición; ambas. Se complementan y ayudan. Y dependiendo de cada situación y del momento del proceso decisional, habremos de discernir entre una y otra. No son rivales. Son amigas. Son nuestras socias. 


Cuestiona todo lo que digo; la duda nos acerca más a la verdad.


Si te gustó el post, no te lo quedes solo para ti, porfa, compártelo.


Si te gusté yo, hago terapia en consulta en Málaga y online para el resto del mundo.


Y con razón e intuición, ¡recibe este abrazo!




martes, 1 de diciembre de 2020

10 HÁBITOS PARA TENER UNA AUTOESTIMA DE MIERDA


Todos sabemos que la conexión entre autoestima y felicidad es inexistente. Si quieres ser feliz, poco importa la relación que tengas contigo mismo, así que no merece la pena cuidarla, es más, es mucho mejor descuidarla para así poder dirigir nuestra atención y energía hacia otros aspectos que sí son determinantes en nuestro nivel de bienestar, como el status socioeconómico, lo bien que caigas y que la vida te trate de manera justa en todo momento.


Claro que sí. Por eso, dedico este post a 10 hábitos muy muy guais que puedes hacer, qué digo puedes, debes hacer desde ya para tener una auténtica autoestima de mierda. Y estos son:


- Analízate todo el tiempo, cuestionándote siempre si lo que dices y haces está bien o solo es una muestra más de lo patético que eres.


- Mírate mucho, escudriñando hasta encontrar cualquier rasgo físico que delate el callo que realmente eres.


- Pon tu atención solo en tus defectos, carencias y limitaciones. No tengas en cuenta tus virtudes y puntos fuertes, ya que sería caer en la autocomplacencia.


- Cúlpate de manera reiterada cada vez que hagas algo mal, pues todo el mundo sabe que es a través del castigo de la culpa como se consigue corregir los errores y mejorar.


- Sé tu peor crítico. Minusvalora tus logros, no son para tanto. Habrás tenido suerte. Tampoco es tan importante lo que has conseguido. Ser tu crítico número 1 te estimulará y motivará.


- Compárate con todo el mundo y, por supuesto, siempre infravalorándote frente al otro y sacando lo que él sí tiene que tú, por ser tan mezquino, no.


- Sé muy autoexigente contigo, buscando en todo momento la perfección. Solo sentirte frustrado por no alcanzarla es lo que te impulsará a avanzar y mejorar en la vida.


- Censúrate. No digas lo que piensas ni hagas lo que realmente quieres, ¿¿¿a quién le interesa??? No seas tú mismo, ya que te dificultará encajar. Limítate a ser como los demás quieren que seas.


- Rodéate de gente negativa que siempre hable de tus fracasos y defectos y nunca valore tus virtudes y logros, ya que con gente así es como uno se curte de verdad en esta vida.


- Dale muchísima importancia a lo que los demás piensen de ti, pues esto es lo que nos da la auténtica felicidad. Huye de cualquier actividad que te acerque a la autorrealización ya que lo más importante de todo es el éxito social.


Si sigues estos iluminados consejos tendrás una maravillosa autoestima de mierda. Así que hazlo. Eso o...


Cuestiona todo lo que digo; la duda nos acerca más a la verdad. Y la ironía, como forma de humor, también puede ser un elemento facilitador del cambio.


Si te gustó el post, no te lo quedes solo para ti, compártelo, por favor, y así más gente podrá disfrutar de todos los beneficios de tener una autoestima de mierda.


Si te gusté yo, hago terapia psicológica en consulta en Málaga y online para el resto del mundo. Si no te gusté, dame otra oportunidad, porfa, te aseguro que he tenido días mejores que este.


Y hoy de abrazos nada, que eso es buenísimo para la autoestima, así que caca. ¡Que os den a todos! :p




jueves, 26 de noviembre de 2020

EL MEJOR ANTÍDOTO CONTRA EL ESTRÉS LABORAL



Rescato uno de mis posts antiguos más leídos. Así, revisamos ideas muy útiles a las que siempre viene bien hacer un repaso. Porque en psicología tan importante es lo que conviene aprender, como desaprender, como recordar.


Esta semana, EL MEJOR ANTÍDOTO CONTRA EL ESTRÉS LABORAL. Un post que publiqué en mayo de 2016 y que intenta ayudarnos a vivir menos sobrecargados y, por ende, más felices. ¡Espero que te guste y te sea de provecho!


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El estrés laboral es uno de los grandes problemas de hoy, ya que buena parte del absentismo y muchas de las bajas por enfermedad se explican por esta causa.


Vivimos en un entorno hipercompetitivo en el que la especialización, la formación continua y la flexibilidad se han convertido en unas constantes. Y hay que adaptarse o morir, como dijo aquél.


Trabajar al mismo tiempo que estudiar, sacrificar fines de semana, pasarse noches en vela... Alguno pensará: pues para vivir siempre así, casi mejor morir.


No hay que llegar a eso...


Vivir sobrecargados de trabajo hasta tal punto que no podamos compatibilizar la vida familiar ni disfrutar del tiempo de ocio y descanso, debería estar prohibido. Pero rara vez ocurre. Si te organizas, si planificas, si delegas, si eres capaz de descartar y decir que no, no tendrías por qué tocar ese extremo. Y si llegaras a tocarlo, recuerda que es una elección que haces tú: nadie te obliga a estar en un trabajo esclavista. Y si te obligan, no es un trabajo en el que deberías estar.


Fuera de esto, la verdad es que la mayoría de nosotros, a pesar de no tener jornadas interminables, nos hemos sentido cansados de nuestro trabajo. ¿Qué es lo que está fallando? La falta de pasión.


Cuando tu profesión está inundada de pasión,

dejas de trabajar.


Cuando hay pasión las horas se pasan volando. Cuando hay pasión no te molesta dedicar tiempo de más. Cuando hay pasión, la energía y la motivación aplastan al estrés.


¿Qué podemos hacer para poner pasión en nuestros trabajos?


- Trabajar en algo que te guste y que se te dé bien. Nos sentimos satisfechos y plenos cuando hacemos tareas que son atractivas para nosotros, que nos hacen sacar nuestras potencialidades y que tienen un sentido o aporte que valoramos como positivo. Tendré, por tanto, que conocer: qué me gusta, cuáles son mis puntos fuertes, y qué tipo de tareas son las que me provocan sentimientos de orgullo y autorrealización.


- Si trabajas en algo que te gustaba al principio pero ahora te quema: pregúntate qué puedes hacer. Puede que te hayas estancado y necesites un cambio de aires. Pero quizá sólo es preciso que innoves, que crees una dinámica nueva dentro de tu entorno laboral, o desarrollarte profesionalmente en tu sector. Por mucho que te guste una actividad, llega un momento en el que te habitúas a ella y hacerla todos los días te cansa. La solución no tiene por qué ser siempre un cambio radical.


- Si nunca te ha gustado tu trabajo y no puedes cambiar... ¿Y por qué no vas a poder hacerlo? Salir de nuestra zona de confort es complicado, por eso hay gente que prefiere quedarse ahí y conformarse con una vida sin motivaciones ni satisfacciones antes que enfrentarse al cambio. Con eso consigues pagar las facturas, pero... ¿te sale realmente rentable?


- El problema no tiene por qué ser que no te guste tu trabajo sino que sólo te fijas en las cosas negativas del mismo: el jefe gruñón, los compañeros cotillas, los madrugones, el sueldo, los atascos... Pero, ¿no tiene cosas positivas, no hay trabajos peores, no es verdad que no lo cambiarías por otros? No existe el trabajo perfecto. Pon el foco de atención en lo positivo en lugar de recrearte en las miserias de tu trabajo.


- Por último, ¡no pongas toda tu pasión solo en tu trabajo! Está bien que ames tu trabajo, pero no que lo conviertas en el amor de tu vida. Eso te acabará agotando y quemando. No dejes de poner pasión para estar con tu familia y amigos, para tus hobbies, para tus vacaciones, para tus proyectos, para tu camino de crecimiento personal... La pasión nos sirve como antídoto del estrés para la vida, no sólo para el trabajo.


Cuando tu vida está inundada de pasión,

dejas de vivir estresado.


Que no sin estrés, porque el estrés forma parte de la vida. Pero, ya no será el protagonista, ¡sino la pasión!


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Si quieres saber más sobre cómo lidiar con el estrés, puedes comprar mi libro Prevención y afrontamiento del estrés laboral, disponible en todostuslibros.com, una nueva plataforma para adquirir los libros en tu librería más cercana y con ello contribuir a la economía de barrio y a la protección del medio ambiente.


Cuestiona todo lo que digo; la duda nos acerca más a la verdad.


Si te gustó el post, no te lo quedes solo para ti, compártelo, por favor.


Si te gusté yo, hago terapia psicológica en consulta en Málaga y online para el resto del mundo.


¡Y recibe, con mucha pasión de mi parte, este abrazo!




miércoles, 18 de noviembre de 2020

MIEDO



Desde el jueves pasado hasta este próximo se celebra en mi tierra, Málaga, el Fancine (Festival de Cine Fantástico de la Universidad de Málaga), al que soy asiduo desde hace ya bastantes años. Me encantan las pelis de monstruitos, psicópatas, sangre y vísceras.


Además, el último viernes fue viernes 13 y decidí hacer un experimento un poco... atrevido. Me vi la película Host, que narra una sesión de espiritismo que hace un grupo de jóvenes durante pleno confinamiento por la COVID-19 a través de la aplicación Zoom (todo lo que vemos es lo que ven ellos a través de los monitores de sus aparatos tecnológicos). Por supuesto, la cosa esta del espiritismo no acaba muy bien que digamos. Pues, bueno, el "experimento" consistió en que la vi completamente solo, completamente a oscuras, completamente una noche de viernes 13, a través de la pantalla de mi portátil. Vaya, que más que un espectador parecía otro integrante de la sesión de espiritismo. Sabía, a priori, que iba a ser una experiencia bastante aterradora (vaya, que me iba a cagar), y, a posteriori, así fue de hecho (vaya, que me cagué). Me costó, incluso, conciliar el sueño esa noche, porque oía ruidos por todas partes.



A los que nos gustan las pelis de miedo, a los que nos gustan de verdad de verdad, nos encanta que nos asusten. ¿¿¿Por qué??? ¿Por qué lo pasamos bien o encontramos placer en ese tipo de experiencias? ¿Porque somos masoquistas? No (bueno, o habrá quien sí lo sea), más bien
por estas dos razones:


1. Porque sabemos que es una experiencia de miedo controlada, es decir, que, en realidad, no te va a pasar nada. A no ser que creas en demonios y fantasmas (me refiero a los fantasmas del más allá; los del más acá sí que existen aunque más que miedo dan penilla).


2.  Por el significado que le damos a nuestra propia experiencia de miedo, que no es negativo, sino positivo. Nos gusta, nos encanta sentir miedo. No le damos una connotación negativa aunque las sensaciones no son agradables, exactamente. Se pasa mal, pero es un malestar noradrenérgico, te da un subidón, te diviertes... pero solo porque piensas que es excitante y divertido. Si pensaras otra cosa (que es horrible e insoportable, por ejemplo) te aseguro que no lo pasarías tan bienmal.


Y estas dos razones son el motivo de mi post. Porque se pueden extrapolar y aplicar a nuestra realidad cotidiana, en la que los miedos poco tienen ya que ver con el Coco, el Hombre del saco o la Niña del exorcista, y sí más con el jefe, el casero o la chica que te gusta.


La vida no es una experiencia de miedo controlada, ya que hay lugar para lo incierto, lo inesperado, lo que escapa a nuestro control. Pero solemos ver amenazas que sentimos como letales cuando no lo son. Ese posible fracaso, rechazo o adversidad, si realmente se acaba dando, nunca será tan malo como que un zombi te muerda o un tío te persiga con un hacha. Por tanto, controla, haciendo una valoración más realista y justa de la magnitud del "peligro" y sus consecuencias negativas.


Por otro lado, sentir sensaciones de miedo, es normal, porque aunque no haya peligro real, lo que sí hay es imaginación. Todos tenemos imaginación y a veces esta nos juega malas pasadas (por eso yo estaba tan acojonado después de ver Host). Vale. Acéptalo. Asimílalo. Es normal. Pero, igual que no hay que preocuparse de que te estés preocupando (porque entonces el problema será doble), tampoco sientas miedo de sentir miedo. Tómatelo como algo natural, no le des un significado negativo a tu experiencia de miedo, porque entonces te dirás a ti mismo: "No debo hacerlo, ¡mira el miedo que tengo!". No; si piensas y sientes que has de hacerlo, hazlo. Os recuerdo uno de mis mantras favoritos: "Hazlo. Y si te da miedo, hazlo con miedo". Así es; no le otorgues tanto poder a tu miedo, es normal que lo sientas, eres humano, tenemos imaginación, sentimos miedo; simplemente permítete sentirlo, obsérvalo como una señal positiva que te indica que estás vivo, y luego, ¡afronta tu miedo!


Y tanto una cosa como la otra (no sobrevalorar el "peligro" y atrevernos a hacer aunque sintamos miedo) creo que quedan bastante bien reflejadas en este corto que escribí y dirigí hace unos años, que aborda, sobre todo, un miedo muy específico (y común), el miedo al rechazo, y que, precisamente, emitieron en PTV, un canal de mi tierra, la otra noche, noche de viernes 13. El corto se llama "Miedo".




Espero que lo hayáis disfrutado.

Cuestiona todo lo que digo; la duda nos acerca más a la verdad.

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Si te gusté yo, hago terapia psicológica en consulta en Málaga y online para todo el mundo.

¡Y recibe este mordis... es broma, este abrazo!

jueves, 12 de noviembre de 2020

CÓMO SUPERAR LA INVOLUCIÓN DE LA ADOLESCENCIA


Hace poco comentaba con una paciente 
que la adolescencia nos hace retroceder, y ella me daba la razón (y no ha sido la única). Lo digo totalmente en serio, lo firmo como profesional si hace falta; la adolescencia supone un retroceso para las personas, nos vuelve tontos. 


De niños, por regla general, somos mucho más listos que de adolescentes, con nuestras limitaciones de experiencia y conocimientos, con algunas capacidades cognoscitivas aún no desarrolladas del todo, pero aun así, más listos. Porque, con los cambios físicos y psicológicos de la adolescencia, el ser humano adquiere una sobrepercepción del yo, de su identidad, que hasta entonces no tenía.


Así que, a partir de ese momento, el ego, el hijoputa del ego, que es nuestra identidad (personaje) en el mundo, se adueña de nosotros y se convierte en protagonista. Y toma mucha relevancia el qué dirán y cómo nos verán los demás, por eso nos volvemos tan superficiales, al igual que se vuelve súper importante encajar en el grupo, ser uno más... Nos mongolizamos. Está claro.


Esto, en muchos casos, tiene consecuencias graves: aparecen las actitudes narcisistas (como mi yo tiene tanta relevancia, solo importo yo), problemas de autoestima si percibo que no encajo o cumplo las expectativas (en ellos, ser unos triunfadores de la hostia; en ellas, ser top models), como empiezan las primeras relaciones, algunos se vuelven dependientes emocionales porque lo más importante para sentirme bien es ser querido por otras personas, se dan también multitud de situaciones que son vividas como traumas y que arrastramos en la vida adulta: bullying, rechazos, complejos...


Aunque cada caso es único, sin embargo, lo que nos sigue condicionando (jodiendo la vida, si hablamos en plata), a casi todos por igual, es esa gran exacerbación de mi identidad en el mundo, del ego, a partir de la cual todos mis problemas, dificultades y carencias se convierten en un gran drama porque, claro, ¿qué van a pensar los demás de mí? Que no soy lo suficientemente bueno, que no soy lo que se espera de mí que sea. Que soy un fracasado, que soy gorda.


Por eso, para mí, madurar es, en gran medida, volver a ser un poco más niños, más juguetones, más payasos, más reírnos de imbecilidades que no deberían preocuparnos una mierda. A un niño le preocupa jugar y pasárselo bien y se la trae al pairo la opinión que los demás tengan de él. O puede que no. Dependiendo del niño, quizá le preocupe. Pero, no tanto como le preocupará en la adolescencia, donde esta neura inútil se exacerba mucho más.


Un ejemplo claro está en la estupenda habilidad de los niños de exponerse y hacer el ridículo. Y cuando empiezan a salirnos granos nos medimos mucho más lo que hacemos y decimos: ¿caerá bien, se reirán de mí, me rechazarán por esto? Aparece la vergüenza y limita nuestro ser.


La vergüenza es necesaria; gracias a que sentimos vergüenza no hacemos muchas cosas que conllevarían un grave rechazo social. El problema aparece cuando exageramos la sensación de ridículo, limitándonos y criticándonos en demasía por cada cosa que decimos o hacemos. Con la adolescencia y la exacerbación del ego y la acentuación de nuestro sentido del ridículo, empezamos a autovigilarnos, autoevaluarnos, autocensurarnos y autolimitarnos, en exceso. y esto es un grave retroceso. Una involución total. Una idiotización muy grande.


Con el paso de los años, muchísimas personas en el mundo no superan esta involución. Pero hay personas que sí. Hay personas que maduran y vuelven a recuperar ese niño disfrutón que eran. ¿Qué tipo de personas? ¿Cómo lo consiguen?


Después de todo lo dicho, creo que ya te habrás hecho una idea de qué personas son y cómo lo hacen: son aquellas que dejan de darle tanta importancia a su identidad en el mundo, al qué dirán, a las expectativas de los demás sobre ellas, a lo que se supone que deben ser y tienen que hacer. Se escuchan más a sí mismas y atienden sus verdaderas necesidades. Pero, ¿cómo llegan a ese punto?


A través de la muerte.


O esta es, al menos, mi teoría. Una teoría completamente incompleta e inexacta, ya que, en realidad, las explicaciones de esa maduración mental y emocional son mucho más complejas y diferentes según el tipo de persona y su experiencia de vida. Pero, me atrevo a decir que, a cierta edad, algunas personas que han tenido ya alguna experiencia cercana a la muerte, generalmente que han perdido a un ser querido, o incluso una experiencia que les ha tocado más en sus propias carnes, como una enfermedad grave, adquieren una toma de consciencia que supone ese salto madurativo, la superación de esa involución tan amarga que todos, en mayor o menor medida, sufrimos en la adolescencia y arrastramos luego en la vida adulta.


Y esa toma de consciencia es que:


Lo importante no es quién soy para el mundo.

Lo importante es lo que hago en el mundo.

Lo importante es la vida que estoy viviendo ahora y que un día acabará.


Por eso, a quienes la vida les enseña esa otra parte de la vida, la muerte, pueden llegar a aprender esta gran lección, de la que extraigo este consejo: no inviertas tanta energía, tiempo, atención y pensamientos en tu imagen y haz mucho más el tonto. Creo que es el mayor rasgo de inteligencia que nadie puede llegar a tener.


Cuestiona todo lo que digo; la duda nos acerca más a la verdad.


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¡Y recibe este abrazo!




jueves, 5 de noviembre de 2020

EL PROBLEMA DE LAS REDES SOCIALES


Recientemente vi El dilema de las redes, una película documental que se encuentra en la plataforma Netflix y que aborda las distintas problemáticas asociadas al uso de las redes sociales en internet.

Uno de esos problemas, quizá el más evidente, es la adicción que puede provocar el uso de las tecnologías en el ser humano. Las conexiones neuronales de nuestro cerebro funcionan a través de un sistema de recompensas. Cuando nuestro cerebro recibe una recompensa en forma de estímulo (una notificación, un "Me gusta", un nuevo seguidor en Instagram, una recomendación para ver un vídeo...) el sistema se sacia, y quiere más. Tiende a buscar la misma recompensa con mayor frecuencia e intensidad, y así es como se puede generar una dependencia psicológica. 

Pero esto no pasa en todas las personas. Hay muchas que, gracias a factores educacionales sobre todo, poseen rasgos de protección frente a la adicción, como el autocontrol, la autodisciplina y la tolerancia a la frustración, principalmente. Haber tenido una una buena educación emocional para manejar nuestras emociones e impulsos, nos ayuda a no caer en las redes de la adicción. Mientras más maduros, mental y emocionalmente seamos, menos manipulables somos.

Pero... ¿y un niño? ¿Qué madurez, o qué fortaleza mental y emocional le podemos pedir a un niño, si es precisamente un ser que está todavía desarrollando esos aspectos? Un niño o un adolescente son personas que están en pleno proceso madurativo, aumentando los factores de protección a la adicción, como el autocontrol, la autodisciplina y la tolerancia a la frustración, aprendiendo (con suerte) a conocer, expresar y manejar emociones tales como el aburrimiento, la ansiedad o la tristeza. Conociéndose a ellos mismos para aceptarse y valorarse.

Los niños y adolescentes, por la fase madurativa en la que se encuentran, son seres más vulnerables a caer en una adicción a las tecnologías. Sin embargo... eso es solo el principio del problema. Como he explicado antes, nuestro cerebro funciona por un sistema de recompensas, y ese sistema se sacia, así que llegará un momento en el que el cerebro del niño esté recibiendo las "recompensas" y estas no lo estimulen lo más mínimo. Pero, su cerebro las seguirá buscando, porque instintivamente quiere más y más de lo mismo, cree es lo que necesita para sentirse bien... Pero no. El cerebro del niño, es decir, el niño, estará sumergido en un bucle en el que sigue y sigue buscando estímulos que ya no le hacen ningún efecto (notificaciones, "Me Gusta", seguidores...) y no irá a buscar otras cosas:

- Salir.

- Relacionarse.

- Hacer deporte.

- Jugar.

- Hacer actividades creativas.

- Buscar su autorrealización a través del ámbito educativo.

- Pasar tiempo en familia.

No hará (y si las hace, las hará con total apatía y desinterés) un montón de cosas que podría hacer y le harían feliz, porque su cerebro es esclavo de la búsqueda de los estímulos virtuales, su droga. El niño estará totalmente atrapado en las redes de la adicción tecnológica. ¿Y qué pasa cuando una persona no puede dejar de hacer algo que ya no le produce placer real ninguno (piensen en fumar, por ejemplo) y además, porque está atrapado en ese bucle, deja de hacer o de interesarse por actividades que le podrían reportar más placer y mayor satisfacción aún?

Se vegetaliza. Se convierte en un vegetal. En una persona sin intereses, motivaciones, sin energía, que se deja llevar totalmente por el bombardeo de estímulos constante que recibimos por parte de las Redes Sociales. Y, entonces, de caer en la red de la adicción, pasa a caer en la red de la depresión.

Estamos, alarmantemente, criando a varias generaciones de infelices crónicos, con un sistema de recompensa totalmente saciado e incapaces de buscar diferentes estímulos que les provoquen placer, bienestar y autorrealización. Estamos deprimiendo a nuestros nietos, hijos y sobrinos. Como sigan así, como sigan enganchados a las redes sociales tecnológicas, van a acabar en el mejor de los casos, amargados, y en el peor, suicidándose. En las últimas décadas el suicidio entre los más jóvenes ha aumentado como nunca antes (ver aquí).

El problema es chungo, muy chungo. Más allá de por la vidas que se puedan perder y el sufrimiento que pueda generar, porque el futuro del planeta están en manos de estas generaciones. Y, sinceramente, no veo que nada bueno pueda salir de personas adictas, deprimidas y sin habilidades sociales o resolutivas suficientes porque se han pasado media vida (o más) mirando una pantalla. Pero, este problemón tiene soluciones. Soluciones viables y aplicables desde ya:

- No le des un móvil ni una tablet a tu hijo hasta que tenga cierta edad, lo suficientemente madura, como para usarlos con responsabilidad. 

- Pon límites de tiempo para usarlos, siempre.

- Infórmate bien de todo lo que se cuece en Internet e informa a tus hijos. La información es poder, y en Internet hay mucha desinformación y muchas y muy malas influencias.

- Da confianza a tu hijo para que se comunique abiertamente contigo y así pueda sentir que tiene tu respaldo si es atacado en la red (ciberbullying).

- Edúcale en Inteligencia Emocional. Fomenta su autocontrol y autodisciplina. No le des todo lo que te pide porque entonces tendrá 0 de tolerancia a la frustración (no aprenderá a aburrirse, por ejemplo). Dale límites y responsabilidades.

- Juega con él y anímale a jugar más (en la vida real) y a hacer deporte.

- Por supuesto, dale mucho amor. Abrazos, caricias y otras muestras de afecto. No hay mayor recompensa que esa.

Cuestiona todo lo que digo; la duda nos acerca más a la verdad. 

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Si te gusté yo, hago terapia psicológica en Málaga y online para el resto del mundo.

Y, aunque desde la fría distancia que nos une y nos separa en este espacio cibernético, ¡recibe un abrazo!



miércoles, 28 de octubre de 2020

COSAS QUE HACEN QUE LA VIDA SEA UNA PUTA MIERDA


Rescato
 uno de mis posts antiguos más leídos. Así, revisamos ideas muy útiles a las que siempre viene bien hacer un repaso. Porque en psicología tan importante es lo que conviene aprender, como desaprender, como recordar.


Esta semana, COSAS QUE HACEN QUE LA VIDA SEA UNA PUTA MIERDA. Un post que publiqué en marzo de 2016 y que nos deja muy clarito cuáles son esas cosas que solemos hacer para amargarnos la existencia y que, por tanto, es mejor evitar. O no. Tú ya verás; de ti depende.


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Hablemos claro, para qué maquillar, para qué tanta pulcritud.


Hay muchas cosas que podemos hacer para que la vida merezca la pena, o la alegría. Actividades que promueven estados emocionales de felicidad y paz. El deporte, las relaciones sociales, la ayuda, la gratitud, la meditación, la risa...

En fin, para qué continuar. Supongo que ya habrás leído un montón de posts con listas de tips para ser feliz (yo mismo he escrito alguno ). Pero, ¿y qué pasa con aquello que nos hace ser infelices?

Recordemos que la felicidad no es una meta, sino un sentimiento que nace de dentro de ti y que depende más que de las cosas que te pasan, de con qué actitud te tomas las cosas que te pasan. Como reza el slogan de mi consulta:

La felicidad no es lo que te pasa. Es lo que haces.
Y debería añadir: y lo que no haces.

Veamos algunas de las cosas que puedes evitar hacer para allanar tu camino hacia la felicidad, o hacer para llenarlo de baches y piedras:
  • En primer lugar, difícilmente de una actitud negativa puede salir un estado de ánimo positivo. Así que, si quisieras joderte profundamente la vida, quéjate, laméntate mucho y nunca pares de preocuparte por todo. Conviértete en un gruñón pesimista y llorica y serás ¡el super campeón de los amargados!
  • Rodéate de gente muy, muy tóxica. Es decir: gente que no pare de quejarse, lamentarse y preocuparse. O que te trate mal. O que no tenga ningún interés en común contigo. Que a ti te gusta la música rock, sal con gente a la que le mole el electro-latino. Que no te gusta el fútbol, qué más da, trágate un Celta-Numancia de dieciseisavos de la Copa del Rey, ¡si lo importante es no estar solo, que todos sabemos que la soledad es muuu mala
  • Precisamente, como la soledad es tan mala, otra cosa que tienes que hacer para que tu vida sea una auténtica boñiga, es: echarte una pareja solo por no estar solo y conseguir aprobación social. Qué más da cómo sea o cómo te trate. Lo importante es que podáis casaros y celebrar una boda carísima con muchas estupendísimas fotos que colgar en Facebook, para que la gente ya no pueda hacerte esa incomodísima pregunta de "Ah, ¿pero todavía sigues soltera/o?" ¡Que la ansiedad de seguir desposado a cierta edad todos sabemos que es insoportable!
  • Por supuesto, cómo no: si quieres tener una vida que sea una puta mierda, imprescindible tener un trabajo que sea una puta puta mierda. Si total, la satisfacción personal que te reporte, bah, eso es lo de menos, lo importante es el sueldo, la estabilidad, que no te llueva encima... Olvídate de trabajar en algo que te guste, que eso es para gente poco centrada. Y para actores, que vienen a ser lo mismo.
  • Ten sexo, ten mucho sexo a destajo. Pero un no parar de sexo. ¿Con quién? Aaaanda ya, ¡con quien sea! ¿Ahora me vas a venir con reparos? Lo importante es meterla o que te la metan, para que luego no pueda decir nadie de ti ¡que eres un puto friki! Si ten sientes segura/o con esa persona, si es satisfactorio, si lo estás haciendo porque quieres en lugar de porque crees que debes, o si sientes una sensación de vacío tras haber consumado el acto, ¡todo eso son trampas mentales! Que lo que importa no es lo que sientas, es poder contarlo.
  • Ni se te ocurra, pero vaya, ni se te ocurra ni por un momento, ni se te pase por la cabeza, hacer lo que te gusta, ¡tú haz lo que haga el resto de la gente y punto! Que a ti no te hace mucha gracia el tema de los selfies, ¡estás loco! ¿Acaso quieres que la gente deje de enterarse de lo que has hecho, dónde y con quién? ¡Sería como si no lo hubieras hecho nunca! La gente pensaría que eres un lobo solitario, o que no estás en la onda (¿se sigue usando esa expresión?, la verdad: me la suda), ¡y eso es absolutamente insoportable para el ser humano!
  • Y ya para rematar, si quieres que tu vida sea una puta mierda como una catedral de grande: ocúpate única y exclusivamente de producir-consumir, producir-consumir, producir-consumir... Todos los momentos que te dediques a ti mismo, al descanso, al ocio... ¡son una pérdida total de tiempo! Trabaja mucho, sin descanso, para poder tener una casa, un coche, mucho dinero con el que poder comprar montones de cosas, porque de todos es sabidos que eres lo que tienes. Eso que dicen por ahí de que al final tú no posees las cosas sino que ellas te poseen a ti... ¡esa es una frase de pobres!
En fin, hazme caso, sigue todas estas sencillas reglas y conseguirás tu Máster de Amargado Profesional. Tu vida será una mierda, pero tu jefe, tus amigos y tu pareja estarán contentísimos con el pelele en el que te habrás convertido.

Eso, o... simplemente intenta ser estar feliz. Que la vida son cuatro días, dos te pilla lloviendo, uno te mean encima, y el cuarto...  el cuarto pueden pasar (puedes hacer) cosas realmente maravillosas.

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Cuestiona todo lo que digo; la duda nos acerca más a la verdad.

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Si te gusté yo, hago terapia psicológica en consulta en Málaga y online para el resto del mundo.

¡Y recibe este abrazo!