miércoles, 31 de agosto de 2016

EL PODER TRANSFORMADOR DE LAS HISTORIAS


Los que me seguís, los que me conocéis, sabréis a estas alturas que mi opinión sobre la condición humana es que las personas no somos, nos transformamos.

Somos cambio constante. Cambio que es el resultado de la confrontación entre nuestra historia genética y los acontecimientos vitales que experimentamos.

Y en ese sentido, siempre digo que las historias, sean reales o sean ficticias, y vengan en forma de cuento, de novela, de poesía, de canción o de película, o de parte de un amigo que nos cuenta una anécdota divertida o de un intelectual interesado en mostrarnos su visión del mundo, son eventos.

Eventos que percibimos, que vivenciamos y, que por supuesto, nos transforman.

Esta premisa me sirve a mí, y supongo que a otros muchos terapeutas, para aprovechar el aprendizaje de muchas de esas historias como herramienta de cambio y de crecimiento personal. Y os aseguro que funciona. Por supuesto, una novela o película no te soluciona un problema o te permite superar un trauma o incapacidad. Eso lo haces tú. Pero tú aprendiendo cosas nuevas, tendrás más posibilidades de solucionar o superar ese problema, trauma o incapacidad.

Aprovechando todo esto que estoy diciendo, y que además recientemente he podido disfrutar de un periodo vacacional (bastante corto por cierto, snif) que me ha permitido saborear algunas historias interesantes, quería recomendárselas a aquéllos que por fortuna empiezan sus vacaciones ya, en Septiembre, y a todos aquéllos que las terminan y que, por fortuna, pueden todavía gozar de fines de semana y resto de tiempo de ocio, mientras no nos lo prohiban o recorten (que cuidao).

Éstas son mis RECOMENDACIONES.

KIKI, EL AMOR SE HACE

Esta película española de Paco León, en un principio puede no parecer para todo el mundo, debido a su alto contenido erótico festivo. A mí por ejemplo, hace unos años me hubiera provocado mucho rechazo. ¿Por qué? Porque los personajes tienen algunas actitudes, comportamientos y preferencias sexuales que para nada comparto y que incluso me pueden resultar desagradables. ¿Por qué no me provoca rechazo ahora entonces? Porque he aprendido, con el tiempo, a separarme de personas y personajes, a darme cuenta de que la persona o el personaje, es él, y yo, soy yo. Y que no tengo por qué pensar ni hacer ni gustarme lo que al otro, ni viceversa. Una vez el espectador toma esa distancia con los personajes (o no, si no le resulta necesario) se lo puede pasar rematadamente bien, reírse como un descosido, abrir su mente respecto al sexo y superar viejas censuras anquilosadas e irracionales (es por esto que la recomiendo desde mi posición de psicólogo), y sobre todo, darse cuenta de que cuando las personas hacemos el amor, de una u otra u otra u otra... forma, que hay tantas como personas, nada malo se está haciendo.

REQUISITOS PARA SER UNA PERSONA NORMAL

Esta película, también española, de Leticia Dolera es... A ver cómo lo digo... Es anormal. Por eso quiero que la veas. El punto de partida es el siguiente: una chica de 30 años se propone ser normal (porque no se considera muy normal que digamos) y establece que debe cumplir una serie de requisitos para conseguirlo, a saber: una casa, un trabajo, una pareja, etc. y, por supuesto, ser feliz (porque tampoco se considera muy feliz, que digamos). A todo esto conoce a un chico gordito que quiere adelgazar y hace un trato con él: ella le ayudará a perder peso y él a ella a lograr los requisitos. En fin... El aprendizaje de esta película (que por cierto, es algo muy subjetivo, no aprendemos lo mismo a través de una historia, o no tenemos por qué, ya que tu historia genética no es la misma que la mía... tú eres tú, yo soy yo) para mí es bastante obvio, pero no te lo voy a desvelar porque entonces te haría spoiler (para los que no saben lo que es spoiler, traducir: una hijoputada) y porque prefiero que tú alcances tus propias conclusiones. Vedla, porque os va a encantar.

EL ABUELO QUE SALTÓ POR LA VENTANA Y SE LARGÓ.

Novela sueca de Jonas Jonasson, con versión cinematográfica. El libro nos cuenta la historia de un abuelo que vive en un geriátrico y el día de su 100 cumpleaños (¡100 cumpleaños!) salta por la ventana y se larga. Sí, el título no es engañadizo. A partir de ahí, un buen número de aventuras en las que se mete el bueno de Allan Karlsson (el hombre centenario) al tiempo que se nos relata de forma paralela su insólita y para nada aquietada vida. Seguro que el lector sacará multitud de aprendizajes útiles de tantas historias contenidas en una sola, pero yo he querido recomendarlo especialmente porque hay historias que contienen frases, sólo simples frases, que por su sabiduría, fruto de las muchas transformaciones que ha experimentado quien las ha dicho, se instalan ya en nuestro mapa genético de forma permanente. De esta obra rescato dos: "Será como tenga que ser, porque es como suele ser. De hecho, casi siempre es así" y "Porque si algo había aprendido Allan a lo largo de su vida es que la gente se empeñaba en pensar de una manera u otra".

De una manera u otra, estoy convencido de que tú (sí, eh, tú, tú, te estoy hablando a ti) también tienes muchas historias de otros, que me gustaría que compartieras en los comentarios de este post, para hacerlo más rico y diverso. Historias que además de entretenernos, lo cual ya se agradece mucho, nos ayudan, un poquitito, a ser más que lo que ayer era, aunque seguramente, o eso espero, menos que lo que mañana seré.

Abrazos y que las compartáis y disfrutéis.
 

miércoles, 24 de agosto de 2016

EL PESIMISMO: UN MECANISMO DE DEFENSA INVÁLIDO

En 2015 tuve el orgullo de pasar a  formar parte del APOL: el servicio de Apoyo Psicológico On Line de la Fundación Punset. Una selección de psicólogos de diversos puntos de España que contestan las consultas de los usuarios de este servicio, en torno a problemas de depresión, ansiedad, estrés, pareja, desamor... y muchos otros.

Desde entonces, mucho trabajo, más de 120 consultas publicadas, y una enorme experiencia de aprendizaje que me llevo, y que quiero compartir contigo, publicando durante este Agosto una breve recopilación de algunas de las consultas que he tenido la oportunidad de contestar.
 
Esta semana: EL PESIMISMO: UN MECANISMO DE DEFENSA INVÁLIDO, una consulta que nos muestra como el pesimismo, además de predisponernos al fracaso, no nos protege de sentimientos como la decepción o la desilusión, mientras que la esperanza y el optimismo sí que nos ayudan en el camino hacia el éxito. Espero como siempre que guste y sea últil. Abrazos.
 
 
Consulta:

9 meses después de romper una relación de 11 años conocí a un chico con el que llevo 6 meses de relación sin compromiso. Nuestras citas son sólo de tipo sexual. Siempre he desconfiado de él, ya que le idealicé y nunca creí que alguien como él estuviese con alguien como yo, así que acepté este tipo de relación sin compromiso pensando que si llegaba un final no me dolería. Pero me equivoqué, y cuando mis amigas lo vieron con otra chica me llevé un gran disgusto. No le culpo porque él nunca me prometió nada y fui yo quien no fue sincera ni con él ni conmigo misma. Ahora no sé qué hacer, me gustaría ser asertiva y expresar mis sentimientos, pero me da miedo la humillación y su negativa, estoy convencida de que él no siente nada por mí y valoro dejar la relación sin más porque seguro que ni siquiera le importa, ya que estará ocupado con otra. Hace un par de años estuve en tratamiento psicológico por mi anterior pareja y me aterra pensar que vuelva a recaer.
 
Respuesta:
 
Tu caso es muy ejemplarizante: el pesimismo es un mecanismo de defensa. Si pienso que no tendré éxito, creeré que si luego efectivamente fracaso, la decepción no será tan grande. Sin embargo, con esa actitud negativa, nosotros mismos estamos poniendo los cimientos del fracaso, ya que nos predisponemos a él, y aparece entonces lo que conocemos como profecía autocumplida: una creencia que al final se cumple porque nosotros, de forma no intencionada, facilitamos que se cumpla. En tu caso: creíste que no eras lo suficientemente válida para estar con él, eso llevó a abandonar cualquier intento de compromiso serio entre los dos y, sin compromiso, ¿qué le impedía a él conocer a otra chica?

El pesimismo es además un mecanismo de defensa totalmente inválido, y tú lo has experimentado. No te comprometiste con él porque pensabas que así, si llegaba un final, no te dolería, y sin embargo... ¡te ha dolido lo mismo! Ahí radica la ineficacia del pesimismo, porque a través de él pretendemos suprimir sentimientos como la ilusión, la esperanza, o el enamoramiento. Pero los sentimientos no se pueden suprimir, y es más, son precisamente ese tipo de sentimientos los que nos predisponen al éxito, justo lo contrario que el pesimismo.

Y ahora sin embargo vuelves a tener pensamientos pesimistas, adelantando humillación e indiferencia por su parte, y sufrimiento psicológico por la tuya. El dolor ante un rechazo es superable. Pero la auto-decepción por no intentarlo se enquista, ya que entonces siempre estaremos con el ¿¿¿y si??? Atrévete por tanto, como tú misma propones, a hablar con él, de forma honesta y asertiva, reconociéndole lo que sientes. Y si finalmente sucediera lo peor, ten confianza en que lo superarás. No tengas miedo al dolor, forma parte de la vida. Suerte, un abrazo.

miércoles, 17 de agosto de 2016

LA DESESPERANZA FRENTE A LOS PROBLEMAS ECONÓMICOS

En 2015 tuve el orgullo de pasar a  formar parte del APOL: el servicio de Apoyo Psicológico On Line de la Fundación Punset. Una selección de psicólogos de diversos puntos de España que contestan las consultas de los usuarios de este servicio, en torno a problemas de depresión, ansiedad, estrés, pareja, desamor... y muchos otros.

Desde entonces, mucho trabajo, más de 120 consultas publicadas, y una enorme experiencia de aprendizaje que me llevo, y que quiero compartir contigo, publicando durante este Agosto una breve recopilación de algunas de las consultas que he tenido la oportunidad de contestar.

En esta semana: LA DESESPERANZA FRENTE A UNA SITUACIÓN COMPLICADA, un problema, lamentablemente, muy común hoy por los tiempos que corren, pero para el que existen soluciones. Espero que sea de utilidad. Muchos abrazos.

Consulta:

Yo era una persona que vivía muy bien, con estabilidad económica, tenia todo, hasta que empecé a ayudar con dinero a algunas amistades y a mi pareja y mi vida comenzó a decaer. Me siento desesperada, estoy al borde de un infarto, mi situación económica está en quiebra, todas las personas a las que pedí ayuda me dieron la espalda, los bancos me acosan con los cobros, el negocio que puso mi pareja está al borde de la quiebra y hasta su familia le ha dado la espalda. No sé qué hacer, he pensado en el suicidio. Tengo un hermano mayor al que todavía no he pedido ayuda y no sé si contarle o no; él es una persona muy recta y no sé cuál será su reacción al enterarse. Si al menos hubiera alguien que me ofreciera la mano. Gracias por escucharme...

Respuesta

Una situación de estrés económico como la que nos cuentas es muy complicada y lleva asociada consigo estados emocionales muy intensos y difíciles de gestionar, como la desesperanza. Sin embargo, es importante que te des cuenta de que mantener el foco de atención en el problema, en lo que se ha perdido, o en tu propio estado de ánimo, no te va a servir para sacarte de la situación y mucho menos para hacerte sentir mejor. Hay que, por mucho que se haya intentado, persistir en la búsqueda de soluciones.


Por ejemplo: está más que demostrada la importancia que tiene el apoyo social en las personas que deben hacer frente a graves complicaciones económicas. Tú dices que ya has pedido ayuda, pero, ¿has explorado todas las posibilidades? ¿Por qué no has pedido ayuda a tu hermano? ¿Qué es lo que temes o lo que sientes ante la perspectiva de hacerlo? ¿Acaso no has ofrecido tú ayuda a otros en el pasado? ¿Y ahora no la mereces?


A través del apoyo social no puedes encontrar sólo ayuda económica, sino distintos tipos de recursos: emocionales, instrumentales, informativos y evaluativos. Por eso es importante que también acudas a los servicios sociales de tu comunidad: entidades públicas, asociaciones, fundaciones, colectivos, etc. Te ayudarán a guiarte en esa búsqueda de soluciones tan importante ahora mismo para ti, y también a darte cuenta de que no estás sola en esta batalla, que hay más gente librándola, y personas que han pasado por tu misma situación y siguen adelante, o al menos, están en ello. Ánimo, un abrazo.



miércoles, 10 de agosto de 2016

¿SI NO TE SALE DECIR TE QUIERO, ES QUE NO LO SIENTES?

En 2015 tuve el orgullo de pasar a  formar parte del APOL: el servicio de Apoyo Psicológico On Line de la Fundación Punset. Una selección de psicólogos de diversos puntos de España que contestan las consultas de los usuarios de este servicio, en torno a problemas de depresión, ansiedad, estrés, pareja, desamor... y muchos otros.

Desde entonces, mucho trabajo, más de 120 consultas publicadas, y una enorme experiencia de aprendizaje que me llevo, y que quiero compartir contigo, publicando durante este Agosto una breve recopilación de algunas de las consultas que he tenido la oportunidad de contestar.

En esta semana: ¿Si no te sale decir Te Quiero, es que no lo sientes?, una consulta que enfatiza la importancia de la comunicación en las relaciones de pareja y también nos recuerda que el amor, se puede expresas de muy diversas manera.
 
Aprovecho además para avisarte de que este Viernes 12 de Agosto, si estás en Málaga, tienes la oportunidad de participar en una Nueva Edición del Taller Desarmando a Cupido, para desmontar todas esas creencias tóxicas que giran en torno al amor y al sexo que envenenan las relaciones de pareja y contaminan la autoestima de los solteros.
 
Os dejo ya con la consulta. Abrazos.
 
 
 
Consulta:
 
Mi pareja no me dice que me quiere. La razón que me da es porque no le sale. Bajo mi punto de vista si no te sale es porque no lo sientes. Llevamos poco tiempo, menos de un año, y antes sí lo decía. Hay planes de futuro. ¿Puede ser que quieras a alguien y no te salga decirlo?
 
Respuesta:
 
A tu pregunta: un rotundo sí. La Inteligencia Emocional comprende las habilidades para percibir, comprender, expresar y regular las emociones. Hay personas que tienen más desarrolladas esas habilidades, y eso depende de factores biológicos y ambientales y la interacción entre ambos. A una persona le puede costar más hablar de lo que siente porque en su familia nunca se ha hecho o incluso ha estado mal visto.

Por tanto, ¿si no te sale es que no lo sientes? Un rotundo: para nada. Pero es que además, hay muchas formas de decir Te quiero. Acordarse de uno, preocuparse, interesarse por cómo le ha ido el día, un gesto amable, un acto cariñoso... Cada persona es única y expresa el amor a su manera, pero lo importante es el tipo de relación que se establece.

Es posible que tus dudas se manifiesten porque os habéis marcado un proyecto de futuro, y no comprendes que tu pareja antes sí que fuera capaz de decir Te quiero y ahora no lo haga. Esa incongruencia, que te genera incertidumbre, es posible que se dé porque el inicio de una relación se caracteriza por una pasión que se vive de manera muy intensa, y que luego tiende a disminuir y se compensa con otro tipo de componentes: cariño, complicidad, compromiso. Mi recomendación es que hables con tu chico y, más que centrar el tema de la conversación en si te quiere o no te quiere, habléis de cómo os sentís dentro de la relación, de cuáles son vuestras expectativas, y qué cosas están funcionando y cuáles no, en pos de mejorar vuestra forma de comunicaros y relacionaros.

miércoles, 3 de agosto de 2016

LAS MALAS RACHAS, ¿AZAR O SUBCONSCIENTE?


En 2015 tuve el orgullo de pasar a  formar parte del APOL: el servicio de Apoyo Psicológico On Line de la Fundación Punset. Una selección de psicólogos de diversos puntos de España que contestan las consultas de los usuarios de este servicio, en torno a problemas de depresión, ansiedad, estrés, pareja, desamor... y muchos otros.

Desde entonces, mucho trabajo, más de 120 consultas publicadas, y una enorme experiencia de aprendizaje que me llevo, y que quiero compartir contigo, publicando durante este Agosto una breve recopilación de algunas de las consultas que he tenido la oportunidad de contestar.

Empezamos por la primera que me tocó, Las Malas Rachas, ¿azar o subconsciente?, una consulta que nos habla sobre la influencia de las atribuciones causales, esto es, de las explicaciones que damos a las cosas que nos pasan.

Espero que os sea últil. Un abrazo.



Consulta:

Llevo una racha, que me dificulta pensar con normalidad: un coche me golpeó, mi pareja me confesó que me fue infiel (aunque lo he perdonado), hace unos días estaba cocinando y salió una llamarada hacia la campana, ayer choqué de nuevo contra un coche? Necesito saber qué puedo pensar de mi situación actual. Creo que como me ha absorbido el hecho de que mi pareja me fuera infiel, estos accidentes son producto de mi subconsciente. Me siento deprimida, mi pareja me culpa de hacer gastos extraordinarios debido a mis accidentes, y quiero evitar pensar que esto es fruto de un mal de ojo o que alguien me desea el mal.

Respuesta

Las atribuciones causales son las explicaciones que damos a los eventos que nos pasan. Cuando se suceden varios eventos negativos podemos hacer atribuciones externas y de incontrolabilidad (se ha debido al azar: ?me han echado un mal de ojo?) o de estabilidad (pensar que lo malo me va a seguir sucediendo siempre). Esto lleva a indefensión: pensar que no podemos hacer nada. Analiza si tenías cierto grado de responsabilidad en los sucesos que mencionas y trata de no poner el foco de atención en lo negativo: tus últimas semanas seguro que no se restringen sólo a esos eventos negativos.


Puede que los accidentes que mencionas sean a causa de despistes provocados por las rumiaciones . Es frecuente tras una infidelidad, que ambas personas en la pareja manifiesten sentimientos de culpa y pensamientos rumiativos que les impiden estar concentrados en el ?aquí y ahora?. Rumiar es dar vueltas y vueltas a un problema sin hallar una solución. Cuando detectes que te está pasando, una manera de cortar la rumiación es ir al foco del malestar, al origen del problema, y buscar soluciones al mismo y después aplicarlas.


Por último, piensa que aunque puedas tener cierto grado de responsabilidad en los accidentes que narras, no son en absoluto actos deseados por ti. No somos perfectos, a veces nos despistamos, nos equivocamos, fallamos? Culparnos o que nos culpen no sirve de nada. Pídele a tu pareja que se ponga en tu lugar, para despertar su empatía, y pensad que los accidentes son fenómenos que pueden sucederle a todo el mundo.