jueves, 27 de noviembre de 2014

UN REGALO MUY ESPECIAL

Practicar un deporte, leer un libro, hacer el amor, beber un buen vino, tener una conversación interesante, comer tu plato favorito, dormir 10 horas del tirón, viajar, ver una película, salir de fiesta, bailar, jugar, cantar, soñar...

Hay tantas cosas que hacemos (o podemos hacer) que nos provocan estados del ánimo positivos. Sin embargo, son pasajeros, no duran demasiado tiempo. Eso no es malo ni bueno, simplemente es normal. Recordemos que la felicidad permanente no existe, ya que la felicidad es también una emoción, y como tal, inestable. Pero en la Psicología Positiva se han encontrado al menos tres actividades que hacemos que nos producen estados de felicidad más duraderos, ya que al placer y alegría que nos provocan las actividades antes mencionadas, a la siguientes se unen sentimientos de orgullo y autorrealización. Además de ser cosas que nos gusta hacer... nos llenan.
  • Relacionarnos. El ser humano es un animal social. Nos gusta compartir con los demás, nuestras opiniones, experiencias, abrazos, caricias, besos... Desde la Psicología positiva, a través de investigaciones empíricas, se ha demostrado que las personas satisfechas con sus redes sociales (en las que incluimos pareja, familiares, amigos, compañeros, conocidos...) también están satisfechas con su vida en general. En este sentido la calidad es muy importante, pero también la cantidad. Es decir, probemos a relacionarnos con mucha gente pero... precaución con las relaciones tóxicas (amigos que no son amigos de verdad, parejas que te anulan, personas que no te aportan...).
  • Trabajar en algo que nos apasione. Que nos haga sentir satisfacción, que haga sacar nuestro talento, y que tengamos la convicción de que con ello estamos haciendo del mundo un lugar mejor. No todos tienen la suerte de tener un trabajo así pero seguro que puedes hacer por disponer de tiempo libre para exprimir ese talento: dibujar, escribir, hacer un taller o unas prácticas, empezar esa carrera que en su momento no pudiste hacer... Por otra parte, búscale el lado positivo a tu trabajo: seguro que si lo haces encuentras que tiene ciertas cosas que te hacen sentir satisfecho, que necesitas de cierto talento para hacerlo, y que, en su particular medida, sirve para hacer del mundo un lugar mejor.
  • Ayudar y expresar gratitud. Meto las dos en el mismo saco porque cuando le damos las gracias a alguien por habernos ayudado, también le ayudamos a él. Es difícil explicar por qué pero se ha demostrado, también de manera científica, que al ayudar a alguien o expresarle nuestra gratitud, se generan estados de felicidad muy intensos y duraderos. Simplemente... es así, y creo que no es necesario hacer un esfuerzo por darle un sentido, una explicación. Sabemos que es bueno que eso ocurra, y además de ser bueno, nos hace sentir bien. Genial, con eso basta.
Por eso, aprovechando que entramos ya en el mes por excelencia de la solidaridad, y que justo acabo de cumplir un año desde que inicié este proyecto del Gabinete de Psicología Positiva, quiero hacerte un regalo muy especial, a ti que sigues mi blog, mi página en Facebook o que me acabas de conocer: es mi forma de darte las gracias por estar ahí, y de ofrecerte mi ayuda, si la necesitas. Por eso, durante el mes de diciembre, desde el día 1 hasta el 24, podrás tener una primera sesión conmigo de manera totalmente gratuita*. Sin pago por adelantado de una segunda sesión, tú decides luego si quieres seguir viéndome, sin ningún compromiso. ¿Qué incluye esta sesión gratuita? Evaluación psicológica de la problemática motivo de la consulta, y orientación psicológica en la que se ofrecerán diversos recursos o estrategias para solucionar la problemática. Llámame al 620 465 243 para pedir tu sesión totalmente gratis y sin ningún compromiso para tener una segunda sesión, o escríbeme un whatsapp o al correo davidsalinasterapeuta@gmail.com

Pero no acaba ahí la cosa porque en diciembre también hago un taller que es otro regalazo: Taller para reforzar la autoestima "¡Soy imperfecto y me alegro!". Porque si hay una cosa imprescindible para ser feliz es quererse más y mejor. El taller dura dos horas, es totalmente práctico, y el precio es de 10 euros para personas activas, 5 para personas desempleadas. Pero si traes a alguien más: el taller le sale gratis. A él o ella, a la persona que traigas. Es decir, se trata de que TÚ AYUDES a alguien invitándole a hacer un taller que le va a salir gratis. Creo que es el primer taller de autoestima que se hace en el que los participantes ya habrán reforzado su autoestima, a través de la ayuda y la gratitud, antes de haber empezado el taller. Por cierto, el taller se hará en Málaga, el sábado 13 de diciembre de 11:00 a 13:00. Para informarte o reservar plaza, el mismo teléfono o correo de antes.

Espero que te gusten estos regalos que he preparado para ti, y ya los aproveches o no, de verdad, con el corazón, gracias, ¡mil gracias por estar ahí y acompañarme en este viaje hacia la felicidad!

* Para sesión on line por skype. Si no tienes, te enseño a ponerlo. Es muy sencillo.

jueves, 20 de noviembre de 2014

LA FACILITACIÓN EMOCIONAL

La Inteligencia Emocional es un concepto ampliamente difundido. En pocas palabras podemos decir de ella que es la capacidad para reconocer, comprender, expresar, regular nuestras propias emociones y la de los demás.

Y también es alcanzar la facilitación emocional.

Creo que todos entendemos, más o menos, en qué consiste reconocer una emoción ("estoy triste"), comprenderla ("estoy triste porque me he peleado y eso me hace sentir mal"), expresarla (a través del llanto, o de la apatía), y regularla ("voy a hacer algo que me ponga de buen humor y me quite esta pena"). Pero cuando hablamos de facilitación emocional... ¿esto qué es lo que es?

En psicología entendemos la facilitación emocional como el proceso en el cual mejoramos nuestro estilo de respuesta ante un estímulo, aumentando las probabilidades de éxito frente a las exigencias del mismo, gracias al estado emocional dominante en ese momento. Es decir:


Facilitación emocional es cuando nuestras emociones nos facilitan conseguir nuestros objetivos.

Pongamos varios ejemplos, casos negativos y positivos:
  • Te enfrentas al temido examen de conducir. Caso negativo: los nervios no te dejan dormir la noche anterior, llegas al examen con miedo y ojeras de Record Guinness, y lo primero que se te pasa por la cabeza es que en cuanto salgas del aparcamiento vas a atropellar a alguien (pensamiento que por cierto, no es que logre calmarte mucho, precisamente). Caso positivo: te tomas una tila (o dos), haces meditación, yoga, respiraciones profundas, e intentas visualizarte haciendo un gran examen, aprobando, y poniéndote tan contenta que acabas dándole un morreo a tu examinador o examinadora. Resultado: llegarás mucho más tranquilo a la prueba y con más confianza en ti mismo (acuérdate de llevarte chicles de menta, por si acaso...)
  • Tienes un trabajo pendiente y no consigues sacar fuerza de voluntad para hacerlo. Caso negativo: pones el foco de atención en el marrón que te ha caído encima, lo bien que te sentirías si estuvieras haciendo otra cosa, lo amargante que es tu vida por tanto, te deprimes, al final no haces nada. Caso positivo: piensas en las consecuencias positivas que tendrá terminar el trabajo (orgullo, satisfacción, una buena nota en tu expediente académico, una alabanza del jefe...). Sin embargo: "pufff, es que todavía veo muy lejos esas consecuencias positivas..." ¡Peligro, peligro, fuerza de voluntad bajando a niveles mínimos! No pasa nada, en ese caso puedes pensar en alguna actividad agradable que vayas a hacer después de la tarea: "Venga, ahora me pongo a trabajar y cuando termine me veo una peli, me pongo a hacer ejercicio o... ¡cojo a mi pareja y le doy un buen achuchón!".
  • No siempre tienen que ser emociones positivas las que nos conducen al éxito. Estás demostrado que niveles medios de ansiedad son los adecuados para obtener un buen rendimiento. Imagínate que en el caso del examen de conducir, llegases tan relajado que prácticamente te sintieras flotando en una nube, ¿qué pasaría? Pues que efectivamente atropellarías a alguien nada más salir del aparcamiento porque... ¡es que ni siquiera tenías los ojos abiertos! Hay trabajos en los que más te vale "estar espabilado", porque como seas demasiado tranquilo, te despiden. O imagina que los futbolistas salieran al campo sin un mínimo de tensión (bueno, eso ya pasa, son aquéllos a los que la gente les grita: "¡hay que sudar más la camiseta!" y a continuación se acuerdan de sus madres).

Pero, importante el matiz: niveles medios de ansiedad. No está demostrado que el estrés, la depresión, ni el mal humor, que son la alargación e intensificación de la ansiedad, la tristeza y la ira, ni tampoco la vergüenza ni la culpa, que llevan hacia aquéllos estados del ánimo, sean facilitadores de nada bueno. Así que si no fuera poco el motivo de "sentirse bien" para salir de estos estados, ahora ya tienes otro:

Conseguir logros que te hagan sentir bien.

jueves, 13 de noviembre de 2014

CUÁNDO IR A UN PSICÓLOGO

Siempre he dicho: no todo el mundo necesita un psicólogo, pero a todo el mundo le vendría bien un psicólogo.

Aunque tu sensación subjetiva de bienestar sea por lo general bastante alta, ir al psicólogo te ofrece la oportunidad de conocerte mejor a ti mismo, y a partir de ahí: mejorar, aprender, crecer. A través por ejemplo del desarrollo de habilidades sociales, gestión de pensamientos y emociones, estrategias para el manejo del estrés, orientaciones para mejorar la calidad de las relaciones, motivación para el éxito...

Hay ocasiones en las que sin embargo tu sensación subjetiva de bienestar está bastante lejos de su pico más alto. No eres feliz. Lo que pasa es que a mí personalmente no me gusta hablar en esos términos: "felicidad, ser feliz, no serlo..." Como si uno tuviera que ser feliz las 24 horas del día, los 365 días del año. Ésto, además de imposible, ¡es agotador!, porque, te lo aseguro: no habrá ser más infeliz que aquél que pretenda serlo siempre. La felicidad es una búsqueda. Y a veces, aparecen problemas que te apartan del camino en esa búsqueda.

Pero, todas las personas en este mundo tienen problemas. Hasta ese hombre o mujer que vas a recordar ahora mismo, irradiando felicidad a todas horas, con esa sonrisa de anuncio de pasta de dientes que parece le han cosido a la cara... hasta él/ella tiene problemas. El problema, valga la redundancia, es cuando tu problema, o conjunto de ellos, interfiere en tu vida de tal forma que no te permiten vivirla de la forma que tú necesitas para obtener una percepción subjetiva de bienestar general que te satisfaga. ¿Cómo se manifiesta?
  • Cuando no tienes fuerzas ni para levantarte de la cama.
  • Cuando has dejado de desear ver a los demás y hablar con ellos.
  • Cuando no te atreves a enfrentarte a un conflicto por el miedo que te provoca.
  • Cuando no puedes concentrarte en tus tareas habituales.
  • Cuando has dejado de ser tu yo más natural, la versión de ti que más te gusta.
  • Cuando las lágrimas inundan tu vida, y las risas se han apagado.
  • Cuando los gritos y los reproches le han cogido ventaja a las caricias y abrazos.
  • Cuando dejaste de quererte mucho y empezaste a odiarte un poquito.
  • Cuando no puedes olvidar y las cadenas del pasado no te permiten disfrutar el presente.
  • Cuando sientes que te falta algo y no sabes qué.
  • Cuando abandonaste la búsqueda de la felicidad y te apartaste del camino...
Ante todas estas situaciones, si te ves identificado/a, un psicólogo te puede ayudar a superarlas. Y necesitar ayuda no es malo. Todos deberíamos ser más abiertos a recibir ayuda por dos razones fundamentales: más tarde o más temprano la vamos a necesitar; y porque el verbo ayudar, sirve al que recibe la ayuda y al que la da. Ayudar a los demás y recibir gratitud son dos de las fuentes de bienestar más poderosas que existen.

Por eso me siento orgulloso y contento de ser psicólogo. Y más aún de aplicar la Psicología Positiva en mi forma de entender la terapia. Como psicólogo positivo me centro en detectar y aprovechar los recursos personales de mis pacientes, y los recursos ambientales a su alcance, que les van a permitir no sólo superar sus problemas, no sólo coger fuerzas para salir de esa cárcel que es la cama o soltar esas cadenas del pasado o volver a enamorarse de uno mismo, sino que una vez superado el problema y devuelta la persona a la búsqueda de la felicidad, que no dude, ¡no dudes!, que a lo largo de ese trayecto volverán a aparecer problemas que intentarán apartarte del camino.

Y para cuando éso ocurra, esta vez, estarás más que preparado para enfrentarte a ellos.

lunes, 3 de noviembre de 2014

TRAS UNA INFIDELIDAD... ¿SE PUEDE VOLVER A TENER UNA BUENA RELACIÓN?

Una infidelidad es uno de los eventos negativos más difíciles de superar por las personas y las parejas. Éso es cierto.

Sin embargo, lo anterior no implica que una infidelidad sea insuperable.

Continuar con la relación después de una infidelidad va a depender de las personas implicadas, su momento evolutivo y las circunstancias que les rodean. Creer que ninguna pareja bajo ninguna circunstancia es capaz de continuar con la relación después de una infidelidad, es una de las creencias tóxicas sobre el amor que está fuertemente consolidada en el ideario común y que puede provocar actitudes y comportamientos disfuncionales (es decir, que no sirven, no resuelven los problemas sino que los agravan) como la desconfianza y los celos, en el caso de esta creencia en concreto.

También es una de las "medias verdades" que trabajaremos este viernes 7 de Noviembre en una nueva edición del Taller "Desarmando a Cupido": eliminación de creencias tóxicas sobre el amor, al que te animo a asistir si estás en Málaga en esa fecha. Más información aquí.


El principal problema tras una infidelidad es que la confianza queda muy deteriorada. Es algo que los psicólogos tratamos de restablecer en la terapia de parejas. Porque hay parejas que a pesar del dolor que la sensación de traición les genera, encuentran motivos para superar el dolor, junto a la persona que se lo ha provocado. Se puede debatir mucho sobre ésto, estar de acuerdo, no estarlo... Pero está claro que los motivos de las personas, valga la redundancia, son personales, y hay que aceptar las diferencias individuales, es decir, asumir que no todos somos iguales, y por tanto no reaccionamos igual ante las adversidades. Además, un psicólogo no está para juzgar ni criticar a nadie, está para ayudar. Así que: ¡voy a tratar de ayudar a aquellas parejas que han pasado por una infidelidad y quieren superarlo! He aquí una serie de claves para ello:
  • Examinar las causas. ¿Estábais pasando por un buen momento cuando pasó? ¿Tu pareja tenía motivos para sentirse ignorada, abandonada? ¿Hubo circunstancias que favorecieron la infidelidad, como el alcohol o el coqueteo de la tercera persona? No se trata de justificar el error, pero los que cometen errores tienen derecho a dar explicaciones.
  • Y hablando de cometer errores... Aceptar que somos humanos. Y por lo tanto, cometemos errores. Si no existen personas perfectas, mucho más difícil que existan parejas perfectas. Cierto que una infidelidad puede significar un error muy grave, ¿pero estás dispuesto a perdonar? Si crees que no quizá te interesa leer la siguiente clave.
  • El arrepentimiento y el perdón son virtudes humanas. ¿La cagaste? Bien, acéptalo, pide perdón, y trabaja las consecuencias. ¿Te hicieron daño? Si eres capaz de perdonar, no debes sentirte una persona estúpida o sumisa por hacerlo. El perdón nos vacía de rencor, y el rencor hace sentir peor a la persona que lo alberga que a quien va dirigido. Distinto es que tras ese perdón se decida continuar con la relación. Éso, insisto, es una cuestión personal.
  • Libérate de la culpa. Y esto vale tanto para el que fue infiel (recuerda que todos podemos equivocarnos) como para la persona a la que fueron infiel, que puede sentirse culpable pensando que ella ha provocado la infidelidad por haber dejado de prestar atención a la otra persona, por haber perdido atractivo físico, culpable porque "ya no consigo que me quiera como antes"... La culpa es una emoción que, aunque inevitable y por lo tanto aceptable, no es facilitadora de comportamientos funcionales. Lo único que facilita es malestar e inacción.
Fotograma del relato 6º de Relatos Salvajes.
Y si aún estáis obstinados en la idea de que una infidelidad es algo insuperable para las parejas (que vuelvo a insistir: no es que por narices haya que continuar después de una infidelidad; las personas y los momentos deciden), os recomiendo una película que quizá os cambiará el esquema mental al respecto. Se trata de Relatos Salvajes, una gran película argentina de humor negro, no fácil de digerir en cuanto a su contenido violento, pero que resulta ser una gratificante y divertida catársis de la ira, y que en su último capítulo aborda el proceso infidelidad-dolor-rencor-¿y el perdón?... de una manera bastante curiosa. 
¡Que la disfrutéis, y espero veros en el taller!