martes, 21 de septiembre de 2021

¿QUÉ ESTAMOS HACIENDO MAL?

Recientemente salieron publicados los últimos datos del INE sobre suicidio. Y no son nada buenos. 10 personas se suicidan cada día en España (datos referidos a 2019) y se estima que unas 800.000 en el mundo cada año. Por otro lado, según estudios de asociaciones no gubernamentales, las tentativas de suicidio en los más jóvenes, la población infantojuvenil, ha aumentado en 2020 un 250%.


Es estremecedor. Sin embargo, no escribo este post para quedarme en el drama, sino para buscar explicaciones que puedan facilitar soluciones:


- En primer lugar, aunque el llamamiento por parte de la sociedad, a través de diferentes colectivos (médicos, psicólogos, educadores, padres...), para que se incremente el número de psicólogos en la atención primaria, está siendo fuerte y necesario, no podemos quedarnos ahí. Hemos de abordar el tema de la salud mental desde la prevención y el tratamiento de la enfermedad, pero también desde la promoción de la salud mental (que no deja de ser otra manera de prevenir).


- En segundo lugar, todos (médicos, psicólogos, educadores, padres... políticos, por supuesto) hemos de estudiar lo que está pasando. Tomárnoslo muy en serio. Y eso requiere tiempo e inversión. No hay que buscar explicaciones sencillas que lleven a soluciones fáciles pero ineficaces. Es de bastante sentido común pensar que el incremento de suicidios no se debe a un único factor, como podría ser, por poner un ejemplo, la pandemia, sino a diversos factores interrelacionados. Algo, probablemente, estamos haciendo mal como sociedad cuando crecemos económica y tecnológicamente, pero decrecemos espiritualmente hasta el punto de que muchas personas deciden quitarse la vida. No todos los que se suicidan son enfermos mentales, sino que hay muchos con depresión y otras alteraciones del estado de ánimo. Se quita la vida el que sufre hasta tal punto que no encuentra esperanza más allá de la muerte. Estudiemos y detectemos las causas y podremos hallar soluciones... aunque estas impliquen un cambio en nuestro estilo de vida.

- Y, por último, no quiero hablar solo de los que se van y del sufrimiento de las familias. También es importante mencionar a los que se quedan. Esas personas que han luchado y están luchando, con (que no contra) sus problemas, con sus taras, con sus miedos y con el dolor, y que viven, y quieren vivir, y que, muy probablemente, con ayuda, esfuerzo y tiempo, van a conseguir vivir una buena vida, con penas y amarguras a veces, pero también con muchas alegrías y amor. Ellas y ellos son fuente de inspiración. No porque no sufran sino porque precisamente eligen avanzar agarrando fuerte su sufrimiento... y más fuerte aún las manos de los que se prestan a ayudarlos.


No estáis solos:


Teléfono contra el suicidio: 911 385 38


Teléfono del la Esperanza: 717 003 717


Y en este enlace dispones de guías de autoayuda para la prevención del suicidio: https://tuteticontigo.com/telefonos-de-prevencion-del-suicidio-en-espana/


Cuestiona todo lo que digo; la duda nos acerca más a la verdad.


Si te gustó el post, comparte. Si te gusté yo, hago terapia psicológica en consulta en Málaga y online para todo el mundo.


Y recibe este abrazo.

jueves, 9 de septiembre de 2021

YO QUIERO UN 51% DE FELICIDAD

¡De vuelta al blog, que no escribía aquí desde las vacas de agosto! ¿Me habéis echado de menos? Decidme que sí, porfa, que si no mi autoestima se resiente.


Aunque, la autoestima no debería depender de la aprobación/desaprobación o afecto/desafecto de los demás, que pa eso es "auto". No obstante, ¡espero que me hayas echado de menos! Yo a ti también. Un poquito.


Y, hoy, ya en septiembre, en esta época que tanto me recuerda a la vuelta al cole que tan melancólico me ponía siempre en mi niñez (seguro que no era el único, ¿verdad?), vuelvo para darle una vuelta de tuerca a una idea que me suele rondar siempre en estas fechas y que, cómo no, tiene un impacto significativo en la felicidad-bienestar-plenitud-llámalocomoquieras.


Y es que, cuando hablo de felicidad, con mis pacientes, con los asistentes a mis talleres, o con familiares y amigos (y porque con los vecinos no es plan; me parece un tema demasiado profundo para tratar en un ratito en el ascensor. Os imagináis: "¿Tiene un día feliz usted hoy? Yo estoy ahí, ahí"), coincidimos en una idea, que es: la felicidad permanente y absoluta no existe.


Se es feliz por momentos. Y yo, personalmente, me conformo con ser un 51% de mi vida feliz. De hecho, ¡qué narices!, no me conformo, ¡lo quiero! Si llego a ser un 51% del tiempo feliz, ¡estará de puta madre! Más que de sobra.


Fijaros, uno de los símbolos que más me gustan es el del Ying y el Yang (de hecho, lo tengo tatuado), que expresa la armonía que hay en el mundo (y, por extensión, en nosotros mismos): el bien y el mal, lo bueno y lo malo, lo malo dentro de lo bueno y lo bueno dentro de los malo. Un fifty-fifty total, empate técnico, prórroga y penaltis. Por eso, con tener la mitad+1, un poquititín más que la mitad, ya iría sobrao de felicidad y me consideraría afortunadísimo. 


Más no quiero. Ni hablar. Porque si soy más feliz que eso corro el riesgo de habituarme, de empacharme de felicidad, y paradójicamente, tener más felicidad pero no enterarme. Quita, quita.


Ahora bien... si el 49% del tiempo que no sea feliz, en lugar de lamentarme y quejarme (me refiero a hacerlo todo el tiempo: un poco de lamentación y queja si que está permitido y a veces sienta muy bien), o en lugar de culparme, o de aferrarme a lo que podría haber sido o debería ser para que ese 49 dejara de ser un 49 y se convirtiera en un 48 o en un 47 y así ir bajando... si en lugar de hacer todo eso todo el tiempo que me ocupa el 49%, me adapto, aceptando, asumiendo las consecuencias, responsabilizándome de mis sentimientos, asimilando el aprendizaje y buscando la alternativas, entonces, quizá, solo entonces, ese 49, aunque no baje al 48, sí se convierta en algo más fácil de llevar.


El final de las vacaciones siempre llega (si no, no serían vacaciones). La cuestión es cómo te vas a tomar el inicio de curso.


Mi curso empieza fuerte:


- Domingo 12 de septiembre "Mis idas de olla. Un psicólogo al borde de una crisis existencial" en La Cochera Cabaret de Málaga. ¡No te lo pierdas! Risas y reflexiones a pares, aseguradas.





- 15, 22 y 28 de septiembre, presentaciones de La Dictadura de la Felicidad en Proyectarte (Rincón de la Victoria), Fnac Málaga y Fnac Marbella, respectivamente. Incluyen charla-coloquio y lectura de psicocuentos.





Cuestiona todo lo que digo; la duda nos acerca más a la verdad.


Si te gustó el post, no te lo quedes solo para ti, porfa, compártelo.


Si te gusté yo, hago terapia psicológica en consulta en Málaga y online para el resto del mundo.


¡Y un abrazo!