lunes, 2 de marzo de 2015

¡QUIERO DEJAR DE PENSAR!

¿Te has repetido esa frase alguna vez?

Y es que en ocasiones hay algo o alguien que no podemos expulsar de nuestra cabeza, y mientras más nos aferramos a la idea de hacerlo, más acto de presencia hace.

Esta paradoja o efecto rebote, es lo habitual. Si te digo que no pienses ahora mismo, por nada del mundo, en un oso polar... Vaya, acabas de pensar en un oso polar.

Los pensamientos no se pueden suprimir.

E intentar hacerlo aumenta la probabilidad de que aparezcan aún con más frecuencia.

¡Cómo vamos a dejar de pensar! ¡Somos seres pensantes! Bueno... algunos más que otros.

¿Qué podemos hacer entonces cuando tenemos pensamientos negativos, desagradables, que nos provocan emociones incómodas, o cuyo nivel de intrusión es tan alto que no nos permiten concentrarnos en las actividades que queremos llevar a cabo?

He aquí algunas estrategias:
  1. No podemos suprimir pensamientos, pero sí sustituirlos. Por pensamientos positivos, cosas que te gustan, esa persona que te hace sentir bien cada vez que te acuerdas de ella.
  2. Tampoco debemos reprimir nuestras emociones, pero sí podemos gestionarlas, a través de la relajación por ejemplo.
  3. Busca tu estado de flujo: por medio de una actividad que requiera bastante atención y que te guste. Sabemos cuáles son estas actividades cuando las hacemos y el tiempo se nos pasa volando.
  4. Párate un momento y discute con tu pensamiento, rebátelo. Si te pinta un panorama desolador, por ejemplo, busca evidencias y alternativas que contrarresten los argumentos del pensamiento, y cuestiona su dramatismo y su utilidad.
  5. Afronta con un pensamiento productivo: si ese pensamiento te presenta un problema, busca soluciones, si no tiene solución, ya puedes relajarte, por más que pienses en ello, lo siento, no tiene solución.
  6. No reacciones ante el pensamiento. ¿Haces caso a todo lo que te dicen? ¿Te afecta todo lo que oyes por ahí? ¿O... pasas? Por muy inteligente que seamos, nuestra mente a veces nos dice cosas realmente estúpidas. Acepta la presencia de los pensamientos, pero no su contenido.
  7. Préstale atención al pensamiento. Sí, parece contradictorio con lo anterior pero no, porque se trata de atender... para luego desatender.
Precisamente ésta será una de las cosas que trabajaremos en el taller del próximo sábado 7 de marzo: Taller de Mindfulness + Inteligencia Emocional. A través de un ejercicio de Meditación Vipassana aprenderemos a atender y desatender los estímulos internos: pensamientos, emociones, sensaciones... 

Porque imagínate: alguien te va a decir una cosa que no quieres oír, y entonces tú te tapas los oídos con los dedos para no escucharle; ¿qué hace esa persona? Gritar más alto, y más alto, y más...

Es mucho más sencillo dejar que se exprese, escucharle, no hacerle caso si no queremos hacerle caso, y luego, volver a lo que estábamos haciendo, a lo que verdaderamente nos gusta, nos motiva, nos apasiona...

Continuar en la senda de esa eterna aventura llamada felicidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario