lunes, 23 de diciembre de 2013

NAVIDAD... ¿FELIZ NAVIDAD?

Es una época de fiestas y jolgorios, de compartir y regalar, de unirnos y ser felices. Pero, ¿siempre es así?

Está más que sabido que la depresión y la ansiedad aumentan en navidad. Si queréis comprobarlo, sólo tenéis que poner en Google "la depresión y la ansiedad aumentan durante la navidad".

Las razones pueden ser varias: si es época para unirse y te encuentras solo, te sentirás más solo aún; si es época de compras y no tienes dinero, te sentirás todavía más pobre. Si es época para ser felices y quizá no es el momento, pensarás que eres más infeliz que el resto del año.

Curiosa relación ésta de felicidad y navidad. Como si por obligación debieramos ser felices en esta época del año. Claro... Si te sientes feliz, te animarás a comprar más cosas.

Dejando a un lado las críticas al consumismo frenético de estas fechas, recientemente daba un taller dedicado a la Psicología Positiva y titulado "¡Soy infeliz y me alegro!". En una parte del mismo debatía con los participantes sobre el concepto de la felicidad. Y para mí (al igual, he de decir, que para muchos), la felicidad:

- No existe. Al menos no la absoluta. Nunca se llega a ser feliz del todo, y así ha de ser, porque:

- La felicidad no es una meta, es un camino. Un camino constante que nunca llega a su fin.

- La felicidad es una emoción. Como tal es transitoria (por eso no se es feliz, se está feliz, o como yo prefiero llamarlo: BIENESTAR), y como tal, nadie puede obligarnos a sentirla.

No tenemos por qué ser más felices en navidad que el resto del año, simplemente debemos (un deber intrínseco, no extrínseco, por supuesto) intentar serlos, como siempre. 

Manejar las expectativas es una clave para gestionar el bienestar en esta época del año: no esperes a Papá Noel y a los Reyes Magos, no existen; no esperes milagros, tampoco existen; no esperes que te toque la lotería, porque probablemente no te tocará; no esperes una bondad y generosidad infinita por parte de la gente, ya que los realmente bondadosos y generosos lo son todo el año; y no esperes la fiesta de tu vida. Móntala tú, cuando te dé la gana.

Otra clave es no compararse. Difícil, porque el estilo de vida competitivo derivado del capitalismo nos invita a compararnos constantemente, y doblemente difícil en esta época del año. Toma conciencia de que: siempre habrá alguien al que le hayan hecho un regalo más bonito, grande y caro que el tuyo; siempre habrá una casa que arme más ruido que la tuya; y siempre habrá alguien al que le quede el traje/vestido de Nochevieja mejor a que a ti. Por cierto, cuidado con las cenas que a ver si no te lo puedes poner el próximo año.

Y una última clave: si echas de menos a una persona... Es duro. Pero recuerda que seguramente no eres el único que echa de menos a esa persona. Recuerda, por muy obvio que parezca, que aquellos que también echan de menos a esa persona están hoy, aquí, contigo. Disfrútales.

De todo corazón, no te deseo feliz navidad ni año nuevo, te deseo que no seas feliz nunca, pero que lo busques siempre, porque eso significará, que estarás bien. Y eso, está muy bien.

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